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Algunos videojuegos lo utilizan como reclamo, otros como recurso y otros como pretexto… pero lo único cierto es que el sexo ha estado presente en los videojuegos prácticamente desde sus comienzos. Echa un vistazo con 3DJuegos a los más valientes: Los primeros y más importantes lanzamientos en introducir el sexo en el mundillo de los videojuegos.

Los videojuegos son un reflejo de la vida y la sociedad, y como tales se han acercado a lo largo de su historia a públicos, temas y polémicas de lo más diverso. El sexo, como es lógico, tiene su público; pero los videojuegos que se han acercado a este siempre controvertido tema no han sido únicamente un reducto para interesados en experiencias extremas, sino que muchas veces han tenido tras de sí propuestas argumentales y jugables fantásticas, e incluso han gozado del nombre de grandes franquicias.

Con este reportaje estamos lejos de desear ofrecer un repaso a todos y cada uno de los videojuegos que han incluido sexo en los albores de la industria, puesto que sería imposible además de muy poco interesante. Nos quedaremos, únicamente, con los títulos que han supuesto algo en este campo o que en su momento aportaron su granito de arena, y siempre manteniéndonos dentro de unos circuitos mínimamente comerciales y profesionales. Algunos con estilo, otros con mal gusto, algunos de forma inocente, otros siendo explícitos… Con el sexo en los videojuegos todo vale, y la lucha con los instrumentos de censura de la época acabaron marcando la presencia en la actualidad de este siempre picante condimento.

Neón Rojo –Los Inicios-
En 1972 Atari publicaba el primer videojuego moderno, el memorable Pong, y en menos de 10 años la precursora y siempre polémica Roberta Williams ya colaboró en el desarrollo de Softporn Adventure, una olvidable aventura textual para Apple cuyo único legado de cierta importancia sería el de influir con su estilo cómico en la posterior saga Larry.

El casposo Custer’s Revenge puede ser considerado como uno de los primeros videojuegos en ser explícitos en el tema sexual. Su condición de descuidado puñado de pixels hace que éste sea el único desnudo que se podrá ver en el artículo.
El casposo Custer’s Revenge puede ser considerado como uno de los primeros videojuegos en ser explícitos en el tema sexual. Su condición de descuidado puñado de pixels hace que éste sea el único desnudo que se podrá ver en el artículo.

Mucho más suculento y controvertido fue el lanzamiento de Custer’s Revenge en octubre de 1982. El videojuego de Mystique para Atari 2600 era una impresentable y gruesa revisión del mito del general Custer, en la que debíamos cruzar una pantalla esquivando flechas para llegar a una india nativa americana atada a un cactus y forzarla a mantener relaciones. El explosivo cóctel racista, misógino y sexual fue una auténtica bomba de relojería que provocó que el videojuego tuviera vetada la entrada a la mayoría de establecimientos comerciales. Pese a ello el título acabó rozando la nada desdeñable cifra de las 100.000 copias vendidas, apoyado únicamente por la inyección publicitaria de la polémica, puesto que su propuesta jugable era sencillamente grotesca.

Una vez abierta la veda lo lógico es que el resto de compañías se apuntaran al filón, y el fenómeno no tardó demasiado tiempo en estallar. La saga Larry fue una de las que lo consiguió con mayor éxito, y fue fruto de un planteamiento humorístico y sexualmente amable que tomaba de las aventuras gráficas, en pleno auge, su principal argumento jugable.

El fenómeno alcanzó un éxito formidable para su, en principio, aparentemente minoritario planteamiento, y se tradujo en innumerables entregas que han sobrevivido con mayor o menor calidad artística hasta el siglo XXI. Las series Leisure Suit Larry encumbraron a Al Lowe, su creador, y también a Sierra Interactive, que ya comenzaba a especializarse en aventuras gráficas de un corte diametralmente opuesto al de las clásicas de Lucas Arts.

Leisure Suit Larry se convirtió en un icono a finales de los 80 y principios de los 90. El drástico cambio de orientación de las últimas entregas ha hecho que la franquicia se acomode a los nuevos tiempos.
Leisure Suit Larry se convirtió en un icono a finales de los 80 y principios de los 90. El drástico cambio de orientación de las últimas entregas ha hecho que la franquicia se acomode a los nuevos tiempos.

La franquicia sufrió también su propia evolución, y es que desde sus primitivos comienzos en los que los comandos debían ser tecleados como comandos de texto, se pasó pronto a las aventuras con un interfaz más clásico en el que gracias al teclado podíamos escoger los verbos que quisiéramos emplear. En los últimos años, sin embargo, se ha abandonado el concepto de aventura gráfica que caracterizó a las series en los 80 y 90, y se ha apostado por un estilo más actual que no ha calado demasiado bien entre los fans de toda la vida, pero que ha aportado a la marca importantes réditos económicos. A esta nueva vertiente pertenecen Leisure Suit Larry: Magna Cum Laude y el próximo Leisure Suit Larry: Box Office Bust, dos títulos que mezclan los minijuegos y rompecabezas con un desarrollo más abierto.

Así pues la década de los 80 estaba trayendo unos años maravillosos para la inventiva y el ingenio en las desarrolladoras a la hora de mostrar sexo de forma más o menos explícita, evitando censuras, comentarios y ataques de una industria que sólo estaba dando sus primeros pasos. De esta década premeditadamente pasaremos por alto lanzamientos de la época como Leather Goddess of Phobos de 1986, las abundantes y poco estimulantes ofertas de strip-poker o el olvidable Rings of Power con el que los ahora legendarios Naughty Dog debutaron en el entretenimiento interactivo.

En los 80 algunas compañías legendarias como Microprose, Naughty Dog o Sierra daban sus primeros pasos con videojuegos que, por una u otra razón, contaban con un marcado carácter sexual. (En la imagen: Rex Nebular and The Cosmic Gender Bender)
En los 80 algunas compañías legendarias como Microprose, Naughty Dog o Sierra daban sus primeros pasos con videojuegos que, por una u otra razón, contaban con un marcado carácter sexual. (En la imagen: Rex Nebular and The Cosmic Gender Bender)

Rescataremos, sin embargo, que el fenómeno del sexo en los videojuegos tampoco pasaba por alto a nuestro país, deseoso de probar nuevas experiencias tras la represión que en la índole sexual supuso la dictadura franquista. En España, sin embargo, el sexo se orientó más hacia las carátulas o la publicidad como reclamo comercial que al propio contenido de los títulos, salvo contadas excepciones como La Colmena de Opera Soft. En la faceta más puramente relacionada con la publicidad y las portadas brillaron con luz propia las poderosas ilustraciones de Alfonso Azpiri y Luis Royo que se especializaron en retratar las espectaculares y sugerentes carátulas de lanzamientos de Topo Soft, Dinamic Multimedia u Opera Soft como Phantis, Game Over o Hundra.

Clasificado X –El Destape-
Si los 80 mayoritariamente supusieron un inocente jugueteo con el sexo que no pasó a mayores, el tema en los 90 empezó a encauzarse de forma más seria apareciendo ya títulos que tocaban sin ningún reparo temáticas como la homosexualidad, las relaciones con prostitutas, amén de otras prácticas sexuales que comenzaron a atragantarse a los sectores más conservadores de la industria, la ley y la política.

Por ejemplo la oferta de videojuegos japoneses de ese corte ya en los 90 era tan descomunal y abrumadora que nos obligará a no prestarle la atención que se merece en este artículo, pues requeriría de un reportaje en sí mismo sólo para esta temática. Del Erotic Game nipón destacaremos únicamente una de las primeras traslaciones de su fórmula al occidente con Cobra Mission de los ya desaparecidos Megatech, que fue distribuido en Europa y Estados Unidos a principios de los 90.

Cobra Mission mezclaba rol, estrategia, minijuegos y acción, aunque no lograba llevar a buen puerto ninguno de sus géneros. Pese a ello el videojuego logró convertirse de alguna manera en un título de culto.
Cobra Mission mezclaba rol, estrategia, minijuegos y acción, aunque no lograba llevar a buen puerto ninguno de sus géneros. Pese a ello el videojuego logró convertirse de alguna manera en un título de culto.

En el videojuego interpretábamos a un tal JR que viajaba a la ficticia isla de Cobra en la soleada Florida, sólo para descubrir que sus sexys habitantes están desapareciendo a manos de la mafia local. El título es especialmente recordado por sus explícitas escenas interactivas de sexo, en las que con diferentes minijuegos debíamos mantener relaciones muy gráficas con las jóvenes.

Si bien en Pc el panorama era ciertamente libre, todavía lo sería más con la llegada de Internet, en consolas los títulos ya comenzaban a sufrir las restricciones de sus fabricantes, que no deseaban ver ligadas las imágenes de sus plataformas a contenidos poco apropiados para los jóvenes, su principal público potencial. Así compañías como SEGA o Nintendo impedían que videojuegos de corte sexual aparecieran en Master System, NES o Mega Drive, ya fuera censurándolos o impidiendo su lanzamiento. Sin embargo Nintendo se desmarcó de la corriente con la saga de espionaje Golgo, basada en una serie anime. La entrega Top Secret Episode para NES ya contaba con la atípica posibilidad de acostarse a menudo con mujeres para recuperar la energía, aunque las relaciones no se mostraban de forma explícita. El siguiente episodio, The Mafat Conspiracy, era menos generoso en el número de escenas de contenido erótico, pero Vic Tokai logró un hito al introducir una secuencia increíblemente gráfica para los estándares de la época en la que el protagonista se acostaba con una agente.

Ultima VII era un videojuego que no tenía ningún reparo en mostrar violencia sádica y cruenta, o incluso en tocar temas espinosos como las relaciones entre personas del mismo sexo.
Ultima VII era un videojuego que no tenía ningún reparo en mostrar violencia sádica y cruenta, o incluso en tocar temas espinosos como las relaciones entre personas del mismo sexo.

No obstante si tenemos que hablar de polémica a comienzos de los 90, hay que hacerlo para referirnos a Ultima VII: The Black Gate, el primer videojuego de rol en permitirnos escoger la orientación sexual de nuestro protagonista. Richard Garriott, siempre tan adelantado a su tiempo, definió al videojuego como “la entrega mejor ejecutada de la saga”, aunque no sólo se la recuerda por su incontestable calidad, sino también por permitirnos mantener relaciones de corte homosexual con nuestros personajes. El acto se omitía, pero al finalizar éste se nos informaba de que su pareja esa noche “le había enseñado más trucos que un mago en su escenario”, y afirmaba al jugador que “emergía del dormitorio como un personaje mucho más feliz”.

De este modo el sexo abandonaba cada vez más los mundos marginales, y se acercaba a géneros populares. Rex Nebular and The Cosmic Gender Bender sería la propuesta de Microprose para seguir incidiendo en las aventuras gráficas de corte erótico, la aventura Phantasmagoria de Roberta Williams abrumaría al jugador con una desasosegante escena de violación, mientras que comenzábamos a ver sexo también en otros géneros como el rol o los shooters. Entre los primeros destacaron notablemente las dos entregas iniciales de la saga Fallout, que ofrecieron las mayores dosis de libertad en este campo. De hecho uno de los parámetros para mejorar a nuestro personaje era el del Sex-Appeal para atraer a miembros del otro sexo, mientras que en el videojuego se podían mantener con entera autonomía relaciones de índole sexual además de contar con la posibilidad de contraer matrimonio, cometer adulterio, etcétera.

Fallout ofrecía una libertad tan brutal que ésta, por ende, tenía que afectar a la faceta sexual. El título de Black Isle fue uno de los precursores en un tratamiento adulto y maduro de las relaciones.
Fallout ofrecía una libertad tan brutal que ésta, por ende, tenía que afectar a la faceta sexual. El título de Black Isle fue uno de los precursores en un tratamiento adulto y maduro de las relaciones.

Dentro ya de los shooters también se comenzaban a dar los primeros y tímidos pasos. Duke Nukem de 1996 sería el que asumiría el papel más importante en este sentido, presentándonos al Duke como un personaje misógino, machista y chulesco que con enseñar unos dólares a prostitutas y strippers podía lograr que se desprendieran de su ropa.

Por otra parte, y en la faceta más puramente relacionada con el propio acto sexual, destacó también a principios de los 90 el binomio Virtual Valerie. Como ya advertimos al principio del reportaje hemos tratado de centrarnos en los videojuegos más “mainstream”, para no perdernos en los poco interesantes circuitos underground, pero dentro de este oscuro mundo hay que rescatar a esta saga creada por Mike Saenz y que fue la precursora del género Virtual Pet que tanto furor está causando en la pornografía de la actualidad. Estrellas de la talla de Jenna Jameson, Asia Carrera o Tera Patrick se han apuntado a este estilo de entretenimiento del futuro, que comenzó con esta poligonal Valerie a la que debíamos hacer tocar el cielo en una sórdida habitación de motel.

Cada Vez Más Común –Sensación de Normalidad-
Si algo ha supuesto el siglo XXI en la temática sexual dentro de los videojuegos es el de lograr una sensación de aparente normalidad, que ha desterrado el equivocado y anacrónico concepto de que el sexo y el erotismo en el entretenimiento interactivo responden únicamente a circuitos minoritarios y marginales.

Sagas de enorme éxito han dado sus pasos para normalizar la situación con el cambio de milenio, y cada vez es más normal ver videojuegos de gran éxito comercial y repercusión crítica con alusiones más o menos explícitas acerca de sexo.

San Andreas fue considerado el GTA más ambicioso hasta la fecha. Su lanzamiento en 2004 marcó el creciente interés de Rockstar por tratar las relaciones sociales y de pareja, que tendrían todavía más peso en GTA IV.
San Andreas fue considerado el GTA más ambicioso hasta la fecha. Su lanzamiento en 2004 marcó el creciente interés de Rockstar por tratar las relaciones sociales y de pareja, que tendrían todavía más peso en GTA IV.

La saga Grand Theft Auto ha sido la que más consecuencias y controversia ha generado en este sentido, y es que su condición de videojuego tremendamente popular y las dosis de libertad que expone son factores que no han pasado desapercibidos para nadie. La posibilidad de acostarse con una prostituta y después asesinarla y recuperar el dinero fue más de lo que los sectores más conservadores podían soportar con GTA III en 2001, traduciéndose en durísimos ataques contra el juego de Rockstar.

Sin embargo lejos de relajarse la situación, el momento álgido de la polémica en relación con el sexo y Grand Theft Auto se produjo con el célebre mod Hot Coffee de San Andreas años después, que al ser liberado por un grupo de aficionados permitía acceder a un minijuegos sexual tremendamente explícito en el que podíamos practicar sexo en diferentes posturas con las parejas de CJ, el protagonista.

Esta polémica, que supuso un duro mazazo en términos económicos para Rockstar, no amilanó las ansias de los siempre polémicos hermanos Houser por seguir introduciendo poco a poco el sexo en los videojuegos y GTA IV, la última entrega, hacía más gráficas que nunca las relaciones con las prostitutas. Por si fuera poco el episodio descargable del último videojuego de la franquicia, The Lost and Damned, llevaba la porfía todavía más lejos, al incluir un desnudo integral masculino y frontal en una de las primeras misiones.

La tensión sexual era una constante en Fear Effect. No sólo sus protagonistas llevaban menos ropa de la recomendable para misiones de riesgo, sino que además tenían una relación muy intensa entre ellas.
La tensión sexual era una constante en Fear Effect. No sólo sus protagonistas llevaban menos ropa de la recomendable para misiones de riesgo, sino que además tenían una relación muy intensa entre ellas.

En este sentido, y dentro del género de la acción, la franquicia Fear Effect consiguió unos resultados fantásticos en la primera PlayStation. La segunda entrega, de hecho, fue muy polémica en este ámbito al incluir algunos rasgos de relación sexual que pivotaban en torno a Hana y Rain, las dos protagonistas principales. Una suerte de violación a cargo de unos tentáculos sobre la segunda hicieron el resto para mantener al videojuego en el olimpo de los más morbosos lanzamientos de los últimos años.

La franquicia God of War también ha sido otra de las más populares en introducir el tema sexual en su contenido, y haciéndolo también sin cortapisas. Probablemente su desinhibido comienzo con el original se debió a que el videojuego no iba a ser, en principio, el vende-consolas que acabó suponiendo para PlayStation 2, lo cual seguramente facilitó mayores libertades en el campo artístico.

Esta ausencia de restricciones se tradujo en minijuegos de corte sexual, amén de algunos desnudos femeninos tanto en el primer God of War como en su secuela y en el episodio para PSP. Algunas de las versiones comercializadas en Europa y Norteamérica se vieron censuradas, con lo cual desaparecían los top-less y los mencionados minijuegos.

Los Sims 2, como simulador social, debía cubrir todos los espectros de las relaciones. La libertad en este campo era sencillamente abrumadora.
Los Sims 2, como simulador social, debía cubrir todos los espectros de las relaciones. La libertad en este campo era sencillamente abrumadora.

Sin embargo si estos títulos han supuesto interesantes pasos adelante, todavía más ha sido lo que han conseguido los videojuegos sociales como Los Sims, Second Life o Singles, que han tratado con diferentes prismas el tema del sexo, pero con un único elemento en común: El de no convertirlo en un tabú.

El toque humorístico era el principal rasgo del tratamiento en Los Sims y Los Sims 2, que llevaban el tema de los desnudos y las relaciones sexuales con censura light, y con amables bromas y tópicos. Singles, por su parte, era mucho más gráfico en este campo, y esto se debía a su pretensión de ser un videojuego más adulto. El resultado acabó siendo un título muy poco comprometido en su faceta jugable, que únicamente despertó el interés de cierto segmento de jugadores por sus generosos desnudos.

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