Realiza tu propia reforma estudiantil. Un duro año académico está a punto de comenzar, para los internados de este poco recomendable, colegio privado.
Hace meses saltó la polémica en los medios de comunicación al hablar de un violento juego en el que según ellos tenías que maltratar continuamente de forma física y psicológica a los compañeros de clase, intimidarles, robarles... Claro, se trataba de los mismos medios que hace apenas una semana informaban verazmente del autentico robo del sillón del presidente en el congreso de los diputados, porque por mucho que hayan hablado de este juego, realmente no acertaron ni una.
Un duro año académico
En Canis Canem Edit, tomas el papel de un chico de 15 años al que su madre le interna en un duro colegio privado por quinta vez consecutiva, mientras se va de boda de miel con su nuevo marido durante todo un año. Y la trama se desarrolla desde ese punto, siendo el objetivo final del juego sobrevivir de la mejor forma posible a todo ese curso, consiguiendo imponerte a los matones, ayudando a los compañeros del colegio que estén en apuros, aprobando todas las asignaturas, triunfando en la vida social, y disfrutar esquivando a los profesores mientras te dedicas a tirar petardos o hacer sonar la alarma de incendios en medio de las clases. Algo bastante parecido a lo que se dedica a hacer todos los días Bart Simpson, y la gente en vez de criticar esa serie, suele reírse habitualmente con ella.
Dividido en 5 fases, cada una transcurre en una época diferente del año, empezando la primera con tu reciente llegada al colegio, donde tendrás que irte relacionando con los demás alumnos, ir reconociendo el terreno, y saber como funcionan las cosas allí. Es en esta fase donde tienes que llegar a pelear con otros alumnos del colegio, pero generalmente se trata de los habituales matones, de los cuales sólo te tienes que defender y demostrar que no te dejas avasallar por ellos, no llegando en ninguna circunstancia a realizar las barbaridades que decían esos medios de comunicación que tenías que hacer en la partida.
De forma bastante amena, vas viviendo el día a día de una forma realista, aunque desde un enfoque bastante grotesco, personajes muy arquetípicos, situaciones estrambóticas bastante divertidas...
Un día cualquiera en clase
Comienzas levantándote a primera hora para asistir a las diferentes clases, y teniendo que superar diferentes pruebas de habilidad para aprobarlas (la de lengua es especialmente difícil, una especie de “cifras y letras” que ya en el nivel 1 es casi imposible de realizar, así que no me quiero imaginar como será en el nivel 5).
Durante los intervalos en las clases, va discurriendo la trama general del juego, en la cual tendrás que ir consiguiendo diferentes misiones, desde recuperar la caja de bombones que le han robado a una compañera de clase, hasta ir al pueblo de al lado a realizar los encargos de una cocinera muy peculiar, y que pueden llegar a recompensarte tanto económicamente, como con el acceso a tus diferentes “armas”: un tirachinas, petardos de mayor o menor tamaño, y demás artilugios realmente inofensivos.
También te permitirá acceder a los diferentes vehículos, que desgraciadamente al ser un menor de edad, se limitan a cosas tales como un monopatín o una bici, pero que serán de gran ayuda para moverte a gran velocidad por la escuela, el pueblo o los alrededores del colegio, donde tendrás que huir de la policía si te pillan haciendo novillos para evitar que te lleven al despacho del director.
En otras misiones, como si se tratara de una infiltración militar, tendrás que ir desplazándote sigilosamente por los pasillos, vigilando los profesores que patrullan por allí, y controlando sus ángulos de visión para que no te cacen y te castiguen demasiado, unos castigos que se representan por diferentes minijuegos, tales como limpiar el campo de fútbol de nieve si estas en invierno, o cortar el césped si es verano.
En definitiva, un prometedor juego al que se le ha dado una propaganda muy negativa, que realmente no se la merece. Podrá gustar mas o menos, pero desde luego ni promueve la violencia en las aulas, ni pervierte la mente de los niños para que se vuelvan mafiosos en miniatura.