Nadie dice que no a una buena fiesta. Además, si a la cita acuden tanto amigos como amiibos la diversión está asegurada, o al menos en teoría. Nosotros ya hemos pasado una tarde con compañeros de la prensa para jugar a Mario Party 10. Os contamos cómo nos lo pasamos con la nueva entrega de esta popular serie destinada a Wii U.
Hace ya tiempo que Nintendo se planteó ser el rey de la fiesta en el mundo consolero. La serie Mario Party podría considerarse como el mayor ejemplo, una saga que arrancó hace ya más de 15 años con un serie de entregas que desgraciadamente fueron perdiendo calidad con el paso del tiempo. Desde entonces, y aunque los títulos aparecidos nunca han sido malos, siempre hemos esperado el resurgimiento, ese gran juego que nos devuelva a la época dorada de la serie.
Por lo que hemos probado de Mario Party 10 esta tampoco va a ser la ocasión, pero eso no quiere decir que no vaya a convertirse en un buen entretenimiento. Se encuentra algo lejos del reciente Wii Party U, pero aún así goza del encanto suficiente como para pasar unas tardes llevaderas junto a Mario, Luigi, Yoshi, Peach y sus amigos, o más bien deberíamos decir "amiibos".
Entre amiibos anda el juego
Una de las grandes claves del videojuego la encontramos en el modo Amiibo Party, que son un conjunto de tableros bastante simples pero que nos permiten jugar con las figuras, lanzando los dados mediante la colocación de las mismas sobre la base NFC. El proceso es bastante engorroso -ya que los jugadores deben usar su amiibo en cada tirada- pero tiene su encanto si disponemos de diferentes modelos de amiibo, habilitando diferentes "power-up" que desequilibren las partidas.
Es sólo un pequeño detalle para los poseedores de estos juguetes, puesto que el verdadero núcleo jugable de la obra se encuentra en el resto de modalidades. Bowser Party podríamos decir que se plantea como la modalidad estrella, una opción en la que pueden participar hasta cinco jugadores: cuatro con sus wiimotes (no hace falta que sean Wii Motion Plus) y un quinto usuario sujetando el GamePad, que adquiere aquí un gran protagonismo.
La lógica es muy sencilla. Este jugador se encarga de manejar a Bowser, luchando por abrirse paso en el decorado hasta alcanzar al resto de jugadores. Mientras, los demás deberán tirar dados con la mejor suerte posible hasta llegar al final de los tableros, que aparte de ser numerosos y variados, cuentan aproximadamente con unos 30 minutos de duración cada uno. Todo ello además sin perder corazones, puesto que de lo contrario se acabará la partida.
Entre medias, y como imaginaréis, cantidad de minijuegos que, no obstante, parten de una lógica distinta a la tradicional. Esto es debido principalmente a que el jugador con el GamePad adquiere un rol, el de Bowser, siendo el encargado de hacer la vida imposible al resto de participantes. Podría ser controlando la activación de unas trampas con fuego, manejando un mazo para atizarnos y otros planteamientos tal vez demasiado simplones por lo que hemos podido comprobar en este primera toma de contacto.
La última modalidad, Mario Party, es la más tradicional de todas, a bordo de un vehículo compartido, muy similar a lo que vimos en la pasada entrega. Por supuesto, contamos con nuevos minijuegos, que van desde girar el wiimote para golpear bolas de golf (evitando las bombas que salen de debajo del césped) hasta una mini pachanga de fútbol 2vs2 en la que inclinar el mando para manejar a nuestro protagonista. Se trata de planteamientos siempre sencillos que rara es la ocasión que pasan del minuto.
Hay algunos elementos que merecen la pena ser destacados. Uno de ellos es que se puede escoger si queremos disputar todos los minijuegos o solamente aquellos que no disponen de elementos de azar. Porque hay que decir que si bien hay pruebas que requieren habilidad, hay otras que dependen de la mera suerte. Luego tenemos el hecho de que durante la partida ganamos puntos que podemos invertir en muchos desbloqueables, incluyendo melodías, vehículos y algún que otro personaje oculto.
Sin embargo, este contacto con el título no nos ha entusiasmado tanto como pensábamos. Lo cierto es que tampoco esperábamos un revulsivo tras lo visto en las últimas entregas, ni tampoco que el juego fuese a superar a Wii Party U, que nos parece en este punto una mejor propuesta. En cualquier caso, y antes de emitir una valoración, seguiremos pasando más tardes con Mario Party 10 para comprobar más en profundidad cuál es su capacidad de diversión y si merece la pena volver a tirar los dados...