Skyshine's Bedlam: Si te gustan los juegos roguelike, este pinta de muerte

Skyshine's Bedlam: Si te gustan los juegos roguelike, este pinta de muerte
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Un nuevo exponente del roguelike que mezcla sus intensas partidas cortas con la estrategia por turnos. Ambientación post-apocalíptica que combina situaciones aleatorias y combates donde todo puede salir extremadamente bien o mal, en uno de los independientes más interesantes para este año.

Cuando fuimos a ver los títulos de Versus Evil en la Gamescom las apuestas eran claras: Banner Saga 2 solidificando uno de los indies más exitosos del 2014, Afro Samurai 2 continuando el juego de acción. E incluso Armikrog tenía el referente de ese Neverhood que salió hace casi veinte años. Pero el que más nos sorprendió fue, sin duda, Skyshine's Bedlam, un roguelike que mezclaba algunos de los conceptos de más tirón en el panorama independiente.

Se trata de una conjunción de roguelike, con FTL a la cabeza, donde tenemos recursos limitados para cumplir un objetivo, y las decisiones que tomemos a lo largo de la partida (con algo de aleatoriedad) definirán el éxito y el fracaso de la misma. Unido a unos combates que toman el camino explorado por The Banner Saga (del que usa su propio motor) y retazos de XCOM, las primeras partidas a Skyshine's Bedlam han sido exactamente lo que esperábamos: tensión, castigos, recompensas y esa frustrante y maravillosa sensación de tener que ser tú mismo el que decidas comenzar de cero antes de alargar lo inevitable.

Quizá, cuando sus desarrolladores nos explicaron las referencias a XCOM, nos hicimos demasiadas ilusiones. El juego de Firaxis está concebido para partidas largas, por lo que sus escenarios son mucho más complejos, grandes y con muchos caminos y situaciones que abordar, mientras que en Bedlam se simplifica el mapa con sólo algunas coberturas esporádicas para delimitar la acción y acelerar el ritmo de juego. Como roguelike puro, intenta limitar cada partida entre 45 minutos y una hora para terminarlo, pero antes de que consigas esa meta pasarás muchas horas averiguando los entresijos del mapa, sus estrategias y las distintas posibilidades que ofrece.


Mad Max por turnos

Es lo grande de Bedlam: no explica nada. Da por hecho que, si te has interesado por él, estás inclinado a un cierto grado de tolerancia contra la frustración y a favor del desafío. Aprender sus mecánicas, cómo funciona cada unidad, las mejoras de tu transporte y el desarrollo de los turnos es un juego en sí mismo; uno al que se disfruta jugando. Tanto que, por lo menos en esta primera toma de contacto con él, no hemos sido capaces de averiguar completamente cuál es nuestro principal objetivo, si es que tenemos alguno en nuestro vagabundeo por el Yermo, más allá de sobrevivir.

Los combates en Bedlam están enfocados en que sean rápidos como en The Banner Saga, pero con parecidos a la mecánica de turnos de un XCOM.
Los combates en Bedlam están enfocados en que sean rápidos como en The Banner Saga, pero con parecidos a la mecánica de turnos de un XCOM.


Porque lo divertido aquí es precisamente eso: sobrevivir. Elegir un punto del mapa sin la mínima pista de qué te vas a encontrar a continuación, con el único conocimiento de que estás gastando demasiada gasolina, tu tripulación merma a cada combate y las raciones se acaban. Todo con la esperanza de encontrar más recursos en el camino de los que gastas.

Aquí es donde el combate cobra vital importancia. Tan importante es hacerlo bien como no apresurarse, ya que en todos los escenarios existen objetos que recoger para aumentar tu reserva de combustible, comida o células. Estas últimas además son importantes para ir mejorando tu transporte y así gastar menos recursos, quedando perfectamente integradas todas sus mecánicas y equilibrando la balanza entre riesgo y recompensa.

Skyshine's Bedlam: Si te gustan los juegos roguelike, este pinta de muerte


Puedes colocar hasta seis unidades por combate, pero cuantas menos despliegues, mayor será el bonus de recursos que obtengas. Y al no saber (al menos de momento) contra cuantos enemigos te vas a enfrentar, la tensión está asegurada. El equilibrio de las tropas es perfecto: tenemos a las tropas de asalto, la unidad estándar con ametralladora; los escopeteros; las unidades a corta distancia, muy útiles dado sus altos números de vitalidad; y los francotiradores: clave para mantener a raya a muchos enemigos, pero que pueden acabar la partida demasiado pronto sin haber obtenido los recursos necesarios.

Es un auténtico roguelike, y como tal está hecho para sufrir incluso en el modo de dificultad más bajo

Existen además las unidades de élite. Jefes finales que nos encontraremos en el viaje y que se unirán a nuestra causa si les vencemos. A diferencia de las clases estándar, estas no pueden ser promocionadas, por lo que tienen unas estadísticas muy altas, pero invariables. Conviene llevar alguna porque puede solucionarte el combate, pero también será igual de importante matar a los enemigos con las otras unidades, pues éstas no suben de nivel si no causan muertes directas.

Tampoco debemos descuidar nuestro transporte. Además de poder elegir la raza (o clase) que queramos entre humanos, mutantes, inteligencias artificiales y cyborgs, acumular células de energía y no malgastarlas es clave para ir mejorándolo lo cual nos permitirá dosificar mejor los recursos gastados, añadir más armamento o curar antes a los heridos. Como último recurso en combate, también pueden gastarse para activar habilidades especiales, como un misil o conseguir defensa extra, pero es importante no abusar de estos poderes a no ser que necesitemos un cambio drástico de tornas.

Entre punto y punto del mapa ocurrirán eventos aleatorios donde tendremos que tomar decisiones, además de poder mejorar nuestro transporte.
Entre punto y punto del mapa ocurrirán eventos aleatorios donde tendremos que tomar decisiones, además de poder mejorar nuestro transporte.


Hay todavía dudas que nos asaltan, pues esa misma falta de explicaciones y tutoriales hace que cueste asimilar algunas mecánicas. Los menús son bonitos, pero a veces sobrecargados de información y cuesta un poco encontrar los datos que necesitamos. Por último, los combates son rápidos para aligerar las partidas, pero echamos de menos un poco de esa complejidad en los mapas más allá de las coberturas.

Con todo, Skyshine's Bedlam nos ha sorprendido, pues es un acierto mezclar lo grande que hizo FTL y los últimos juegos de estrategia por turnos. Recordad: es un roguelike y como tal está hecho para sufrir incluso en el modo de dificultad más bajo, pero eso probablemente ya lo sabes y sea precisamente lo que más te atraiga de su propuesta. Hay algo mágico, propio del legado de la historia de los videojuegos, en un título que dura como máximo una hora y se resiste a ser completado. Y Bedlam consigue que no cueste nada empezar desde el principio. Desde el punto cero.

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