The Wild Eight: Impresiones jugables

The Wild Eight: Impresiones jugables
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Frío, falta de alimentos, animales salvajes… ¡y otros jugadores! Sobrevivir a los peligros de Alaska no es tarea fácil, pero sí muy divertida como demuestra The Wild Eight, una aventura de supervivencia que acaba de estrenar su Acceso Anticipado en Steam. ¿Listo para poner a prueba tu resistencia? El videojuego, en solitario o junto a los amigos, apunta muy buenas maneras. Te lo contamos en estas primeras impresiones.

No lo ves, tampoco lo escuchas, pero ahí está, siempre presente, siempre amenazante. Es el implacable frío de Alaska; tan dañino, tan mortífero, que le bastan un par de minutos para helar tu sangre y dejarte, cadáver, en mitad de la nada. Y este frío infernal, esta calamitosa fuerza de la naturaleza, es el principal enemigo al que hacer frente en The Wild Eight, ¡pero no el único!, pues en esta aventura de supervivencia, vayas donde vayas, encontrarás algo terrible que amenace tu vida. Pueden ser lobos, o tal vez osos, o puede que un jabalí enfurecido, otros jugadores ¡o peor aún!, los horrores que se ocultan tras el velo de la noche en cruel este yermo helado. Y no lo puedo negar. Me ha gustado mucho la experiencia. Aún a pesar de ser bastante tradicional, aun siendo similar a otros videojuegos del estilo, esta obra de Fntastic y Eight Points consigue atraparte en sus redes tentándote una y otra vez a probar fortuna, a intentar llegar más lejos que la última vez. Y es curioso.

Mis primeros pasos en esta aventura han sido una auténtica pesadilla. ¡Así de difícil es sobrevivir! El frío siempre está ahí, amenazando tu vida, pero también la hambruna, la constante falta de alimentos en un entorno hostil que a la mínima te mata, sin compasión alguna, dejándote prácticamente sin nada en el punto de origen. Y vuelta a empezar. No de cero, pues no hay muerte permanente y si dais con vuestro cadáver, recuperaréis los objetos que en él portarais; pero sí se pierde la experiencia, todas las habilidades especiales y mejoras que hubierais desarrollado con el tiempo. Es doloroso. Aprender a correr, a extraer más y mejores materias primas, a resistir los golpes, provocar más daño o aguantar mejor las condiciones adversas… un nuevo viaje a los infiernos que sin embargo, en esta obra, resulta apasionante y adictivo.


De acampada en Alaska

Hay algo que comienza a ser habitual en esto de las aventuras de supervivencia y es el sentido de constante movimiento; de avanzar, avanzar y avanzar sin quedarse demasiado tiempo en un mismo lugar. Lo contrario supondría la muerte; y The Wild Eight sigue con gran acierto esta premisa. Ni grandes casas, ni fortalezas ni nada que se le parezca; tan solo una pequeña tienda de campaña y un taller en el que elaborar trampas, armas y la ropa que nos protegerá del frío. Para sobrevivir en Alaska hay que viajar ligeros, sin demasiadas cargas, pues de nada sirve atrincherarse. La propia historia que guía nuestros pasos nos lleva de un lugar a otro en busca de respuestas a los muchos enigmas que plantea el videojuego, empezando por el trágico accidente de avión que nos ha llevado a este desolador paraje.

Hay ocho supervivientes entre los que elegir, cada uno de ellos con ciertas ventajas y destrezas que conviene tener en cuenta a la hora de entrar en acción.
Hay ocho supervivientes entre los que elegir, cada uno de ellos con ciertas ventajas y destrezas que conviene tener en cuenta a la hora de entrar en acción.


Recolectas madera, piedras, alimentos... y cuando estás listo, recoges la tienda de campaña, desmontas el taller ¡y sigues adelante! Sin echar la vista atrás. Ya encontrarás otro lugar en el que instalarte. Cosa que me encanta. En The Wild Eight nunca te detienes, siempre tienes algo que hacer, un nuevo lugar que explorar, y esto ayuda a que la experiencia de juego resulte apasionante de veras. También tensa, por momentos aterradora, pues la fauna salvaje, o una inesperada tormenta de nieve, pueden echar por tierra el trabajo de horas. ¿Opciones para sobrevivir? Las habituales en el género.

The Wild Eight: Impresiones jugables


Un nuevo viaje a los infiernos que sin embargo, en esta obra, resulta apasionante y adictivo

Podemos fabricar hachas y picos de distinta calidad para extraer materias primas; también cocinar alimentos, usar armas de fuego, arcos; tejer ropa, abrigos, calzado… por no hablar de las trampas, con las que podemos ralentizar los pasos de los enemigos o darles una muerte rápida. Al principio no necesitaremos de gran cosa para crear estos objetos, basta con un par de troncos o unas pocas piedras, pero después, claro, conforme aumenta la calidad y complejidad de los productos manufacturados, también crecen las exigencias: se necesitar refinar los minerales para obtener hierro, también extraer piel o huesos de los animales muertos para trenzar mejores prendas de vestir, o crear armas más potentes y mortíferas.

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Misterio, mucho misterio. Además de los fríos bosques, en esta aventura encontraremos cuevas, casas abandonadas y laboratorios ¡con montones de secretos!
Misterio, mucho misterio. Además de los fríos bosques, en esta aventura encontraremos cuevas, casas abandonadas y laboratorios ¡con montones de secretos!


En este sentido, The Wild Eight adopta un curioso sistema de progresión de habilidades dividido en dos ramas tecnológicas: la de la inventiva, el trabajo manual, que nos recompensará con nuevas recetas cada vez que mejoremos el taller; y la que está directamente relacionada con las aptitudes físicas del superviviente, la que determina cuánto daño puede resistir, su capacidad para recolectar materias primas, su fuerza de ataque, velocidad, etc. ¿Cómo mejorar todas estas habilidades? Fácil; con el uso de las mismas, es decir. Si cazamos, obtendremos puntos de experiencia para mejorar nuestra aptitud como cazadores, del mismo modo que al recoger madera y piedra sin descanso, obtendremos más y más puntos para invertir en esa línea de trabajo.

Tenemos bastantes opciones entre las que elegir, un buen puñado de objetos que fabricar y, sobre todo, desafíos más que suficientes como para no aburrirse en una buena temporada. Esto último es importante. Al margen de las misiones principales, The Wild Eight incluye un montón de tareas adicionales que nos van a permitir explorar más a fondo este oscuro y cruel mundo helado donde nada es lo que parece. ¿Un laboratorio abandonado? Ojo, porque en su interior podéis encontrar auténticos horrores. ¿Y qué tal esa cueva? Entrad y echad un vistazo, ¡a ver cuánto tiempo aguantáis con vida!

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Hay tantas amenazas que a veces sentía miedo por entrar en una casa. ¡A saber qué me encontraba ahí dentro! Pero hay que hacerlo, pues la falta de alimentos obliga a rebuscar en todas partes. Por eso la experiencia se disfruta más en compañía de otros jugadores. Es tan divertido compartir el viaje con amigos, que casi os recomendaría hacerlo así desde el principio. En solitario está bien, pero es más difícil y a la larga, puede ser frustrante. Con amigos… ¡todo es diversión! Y espero que esta no decaiga, que aumenten más y más las opciones con el paso de los meses, pues todavía hay mucho margen para la mejora. De momento, The Wild Eight se encuentra disponible como juego con Acceso Anticipado en Steam; la intención de sus creadores es estrenar el título también en Xbox One y PS4.

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