Cualquiera que haya podido probar Nintendo 3DS seguro que ha alucinado por su tremendo potencial. Juegos como Mario Kart, Kid Icarus o el propio Ocarina of Time 3D dan muestras claras de lo que puede dar de sí esta nueva consola portátil. Pero, de todos los títulos presentados hasta la fecha, el que probablemente marca la pauta es la demo de Metal Gear Solid 3DS: Snake Eater. La calidad que deja entrever esta producción de Konami es exagerada.
Konami lo tiene muy claro: va a apoyar a Nintendo 3DS desde el primer momento. Y hablamos de un apoyo real, no meramente “figurativo”, y por eso mismo uno de sus primeros proyectos para Nintendo 3DS es ni más ni menos que una versión revisada del clásico Metal Gear Solid 3.
Por lo visto en la demo que hemos probado varias veces –y porque nos “echaron”, que si no todavía estaríamos allí- tanto la ambientación como el desarrollo, los protagonistas y la trama van a ser los mismos que ya disfrutamos en el juego de PS2. Por tanto, la acción tendrá lugar durante de la Guerra Fría y habrá que guiar a Naked Snake en su camino hasta Big Boss, su mentora y ahora gran rival.
Mejorado… y en impactantes 3D
Una vez leído esto, muchos os preguntaréis: “si es un mero remake de un juego de PS2, ¿por qué nos llama tanto la atención?”. La respuesta es muy sencilla. La sensación de tridimensionalidad que desprende, unido a su excepcional apartado gráfico, casi le convierten en un juego nuevo. O, mejor dicho, en una experiencia nueva.
Como ya sabréis, a lo largo de los cinco minutos escasos que dura la demo nunca tenemos control directo sobre Snake, solamente podemos girar la cámara en ocasiones. Pero aún así es más que suficiente para hacernos una idea clara de varios puntos importantes. Y uno de estos aspectos es el apartado técnico, muy superior al contemplado en el original.
De entrada, el modelado tanto de Snake como de Big Boss y el resto de personajes (y animales) que intervienen en la demo es bastante más detallado que el observado en su homónimo de PS2. Sus texturas también se muestran mucho más nítidas, hecho que salta a la vista durante los primeros planos de los personajes. Pero quizá donde más se nota la mejora gráfica es en los decorados. Los fondos presentan una complejidad tremenda y están repletos de múltiples detalles. Y a pesar de esto, el juego de mueve con una fluidez increíble.
Y aquí es donde entramos a comentar el tema de las 3D. De verdad, es difícil explicar con palabras lo mucho que varía la integración de las 3D en la percepción visual de Metal Gear Solid 3. La sensación de profundidad, realismo, libertad, inmersión y espectacularidad que nos brinda es brutal. Así de claro. Durante la demo, probamos varias veces a activar y desactivar el efecto 3D de la consola, y la diferencia es muy significativa. No vamos a engañaros: sin dicho efecto el juego tiene muy buena pinta, pero con las 3D habilitadas es… otra cosa. Y maravillosa.
Las sensaciones que se desprenden de este título no pueden ser más esperanzadoras. Si se cumple finalmente todo lo que nos ha ofrecido esta demo, podemos estar ante uno de los primeros imprescindibles de Nintendo 3DS. Muy mal se le tiene que dar a Konami en las últimas fases de su desarrollo para que no suceda así.