Tal vez no sean las mayores amenazas a las que haremos frente en estos juegos, pero estos enemigos sin duda son los más irritantes.
Los aficionados a la saga Dark Souls saben el reto que supone derrotar a los grandes enemigos de estos juegos. Son grandes, son duros, dan miedo, y suelen estar bastante enfadados. Hacerles morder el polvo es el gran reto de estos trabajos de From Software, y requiere habilidad y valor por parte de los jugadores.
Pero estos mismos jugadores también deben tener paciencia, y no sólo para afrontar con estoicismo una y otra vez la muerte, si no para tratar de sobreponerse a multitud de encuentros con enemigos de mucha menor categoría que los jefes, pero mucho más irritantes.
Seleccionamos algunos de estos molestos adversarios a los que debemos quitarnos de en medio, porque no dejan de ser peligrosos. Como todo en Dark Souls.
Tiradores de cerbatana - Dificultan tu excursión por la Ciudad Infestada envenenándote. ¿Y si vas corto de remedios? Pues ya sabes lo que toca. Imposible no odiarlos. Y lo mismo puede decirse los mosquitos gigantes… ¡Malditos bichos!
Caballeros plateados con arco de Anor Londo - Estos muchachos son muy pesados y cumplen su función de enemigos de tres al cuarto, dificultando tu avance por el escenario gracias a sus disparos. Cada vez que tu personaje cae de una escalera por su culpa el juego añade un nuevo nivel de frustración a sus mecánicas.
Mímicos - Te acercas con toda tranquilidad a recoger la merecida recompensa que te espera en el interior de un cofre, y te encuentras con una descomunal lengua. Un mímico ha decidido amargar tu partida y jugar con tus expectativas de recompensa. Es lo que pasa por andar confiado en este juego. Tan letal como desilusionante.
Centinelas reales - ¿Por qué tienen que ser tan duros? Son capaces de bloquear el 100% del daño producido por tu ataque, y además tienen muchas maneras diferentes de amargarte la vida con los suyos propios. Consuélate pensando que son solo dos, y si te quitas de en medio a Gwynevere evitarás que se regeneren.
Ghru Saltador - Este enemigo no deja de saltar a tu alrededor, dificultando enormemente que puedas acabar con él. Lo irritante no es que te pueda matar a ti, es que no se deje matar él. ¿Por qué tanto interés por aferrarse a su vida si mora en un horrible pantano?
Guardias esqueleto - A pesar de su poca densidad muscular y su poco salud, estos esqueletos sufren un inquietante cuadro de OP diagnosticado por miles de jugadores de todo el mundo que han perecido por su culpa. De poco sirve cubrirse, su empuje es tal que no será difícil terminar despeñado en la Tumba de los Gigantes.
Hombres serpiente - No son los enemigos más duros de Dark Souls 3, pero tienen tantas maneras diferentes de terminar contigo, y resulta tan letal en las distancias cortas, que un mal movimiento puede convertirse fácilmente en tu último error. Pero bueno, como todo en este juego.
Esqueletos Rueda de Hueso - Un esqueleto. En una rueda. De hueso. Acabar con ellos resulta algo complicado, pero además, peligroso, porque pueden acabar contigo de un solo golpe. Y si con uno ya te hierve la sangre, cuanto se juntan varios pueden conseguir que el mando de tu consola salga despedido por la ventana, o estampado en el suelo, con mucha facilidad.
