Rubén Márquez
Editor - TriviaDurante los últimos años, entre buena parte de la población ha crecido la sensación de que los títulos universitarios estaban perdiendo valor. La Generación Z es la que está viendo cómo, lejos de ser un debate público, también es una realidad que se ha colado entre las empresas privadas con la caída de los puestos de entrada. Sin embargo, un nuevo informe de Criteria sobre la preparación laboral de los jóvenes Gen Z, establece otra relación capaz de explicar esa mala suerte a la que se enfrentan.
El discurso de la IA quedándose con los puestos de trabajo ha calado hondo por lo mucho que interesa a la burbuja que hay detrás, con cada vez más CEOs de la industria destacando cómo esos puestos junior ahora pueden ocuparlos un gestor virtual para hacer que la bola de nieve siga creciendo, pero según los reclutadores encuestados para el informe, el mayor problema sigue siendo de talento: sólo el 8% de los preguntados cree que los jóvenes de la Generación Z están plenamente preparados para los puestos que demandan.
La falta de preparación de la Generación Z
De primeras, ese planteamiento choca directamente con lo citado acerca de los títulos universitarios, pero en realidad apunta a algo más. Frente a una creciente competencia y cada vez menos ofertas de trabajo, lo que destacan esos hiring managers no es que los jóvenes Gen Z no tengan suficientes carreras a sus espaldas. Lo que en realidad echan de menos son las habilidades capaces de darle la vuelta a la situación a su favor.
Pese al auge de la titulitis en forma de grados y másters que debían abrirle las puertas del mercado laboral, los jóvenes carecen de habilidades blandas que, cada vez más, se antojan imprescindibles ante la necesidad de destacar entre los candidatos. Echan en falta mejor comunicación, predisposición a la resolución de problemas, y una percha que refleje su profesionalidad, lo que empuja a descartar opciones que, si sólo fuera por los títulos, aparentemente estarían más que preparados para los puestos ofrecidos.
Tal y como apunta Josh Millet, CEO de la compañía Criteria encargada de evaluar posibles candidaturas, que el 92% de los reclutadores se tope constantemente con esa falta de habilidades básicas reside en "una tormenta perfecta" que, en gran medida, ha creado la propia Generación Z. El exceso de importancia hacia los títulos ha mermado su confianza al ver que no eran suficientes y, enfrentándose a las entrevistas con esa mentalidad, los reclutadores han empezado a restarles importancia en favor de las citadas habilidades.
En esa tormenta perfecta hay un cambio de paradigma con varias realidades evidentes. Es cierto que la IA se quedará con buena parte de los puestos de trabajo que hasta ahora parecían relegados a jóvenes con título universitario. Puestos como los enfocados a tecnología y finanzas están a la baja precisamente por esa razón. Pero en cambio suben muchos otros que, de cara a 2026, planean hacer crecer sus plantillas: el 68% de las agencias de reclutamiento, el 59% de las compañías centradas en la salud, el 57% de la industria manufacturera, y el 50% de la de transporte y logística, aseguran estar cortos de personal para los retos que se les avecinan.
También es cierto que la inteligencia artificial puede colarse en el mercado laboral, pero puede que lo haga también en forma de reclutador, provocando así cribas más justas a la hora de escoger candidatos eliminando sesgos y dobles raseros en sus entrevistas y repasos de currículums. Pero sobre todo, la realidad más evidente de todas, es que parece que no estamos lejos de un mercado laboral en el que el requisito de título universitario quede en un segundo plano, y las contrataciones se decidan a base de pruebas y perfiles que vayan más allá de lo técnico.
Imagen | Etelmarketing en Midjourney
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