Trabajar en Google no te libra de las lluvias, el frío y los costes del alquiler
Decenas de empleados tienen que recurrir a dormir en caravanas y coches para poder trabajar allí
Tendemos a creer que conseguir un trabajo soñado en empresas mastodónticas como Google es el equivalente a que te toque la lotería. Un pie allí y tus problemas desaparecen por completo de la mano de sueldos meteóricos y condiciones capaces de hacerte la vida mucho más fácil. Lamentablemente, ni siquiera en esos escenarios tu vida queda resuelta.
Para muestra un botón, la experiencia que Kento Morita compartía en Business Insider al conseguir un puesto en el departamento de inteligencia artificial de Google. Viviendo a casi 500 kilómetros del campus de Google, trabajar en Mountain View era una oportunidad que no podía desaprovechar, pero cuando empezó a mirar el precio de los alquileres en la zona descubrió que nada iba a ser tan fácil como parecía.
El problema era que aún le quedaban tres meses de contrato en su actual apartamento y, al buscar opciones baratas cerca de su nuevo trabajo, la suma era imposible de asumir. Con unos precios que rondaban los 3.600 dólares mensuales, incluso en apartamentos minúsculos u opciones de compartir piso con una habitación, su sueldo no era suficiente para mantener el nivel de vida de la ciudad. Comerse cinco horas de camino a diario para ir, y otras cinco para volver, estaba lejos de ser una opción.
Sin embargo, a Morita se le ocurrió una idea. Aprovechando las instalaciones del campus de Google, que cuentan con servicios de restaurantes con comida gratuita y gimnasios donde poder ducharse, encontró un sitio apartado en los aparcamientos del edificio y decidió que, hasta que consiguiese solucionar su situación, esa sería su casa y dormiría en el coche.
Quedándose hasta las tantas en la oficina y sorprendiendo a sus jefes, pasó varias semanas durmiendo en un coche que había comprado para tal efecto, cubriendo las ventanillas para no ser descubierto y aprovechándose de las ventajas del campus a primera hora de la mañana. De vez en cuando acudía a su casa para coger ropa nueva. Lamentablemente, la "alegría" no le duró mucho.
Tras ser descubierto por uno de los guardias de seguridad, el empleado le dijo que estaba prohibido pernoctar allí y tenía que salir inmediatamente del parking. Fue entonces cuando, en medio de la desesperación, descubrió un puesto de caravanas cercano que, a partir de ese momento, se convirtió en su casa.
Pasaron los días y, en medio de la desesperación, finalmente terminó confesándole su historia a un compañero de trabajo. Automáticamente le preguntó si estaba durmiendo en un Volvo. Resulta que dicho compañero vivía en la caravana justo al lado de donde él tenía aparcado el coche y, lejos de ser una rara avis, en realidad era de lo más común.
La situación del alquiler se ha vuelto tan imposible en la zona que hay un grupo de trabajadores que tiene que lidiar con sitios de acampada y autocaravanas para poder vivir en la zona. Es tan común, que incluso se juntan una vez al mes para compartir su experiencia y darse apoyo por lo surrealista de la situación. Trabajan en una de las empresas más famosas y ricas del mundo, pero lo hacen a expensas de una vida que dista mucho de la idea que el resto tenemos desde fuera.
En 3DJuegos | El Google Maps de Alemania está plagado de restaurantes de 4 y 5 estrellas. Es una pésima noticia
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