Cuando una empresa de Madrid obligó a los japoneses a cambiar su D'Artacán por un Snoopy de Hacendado

Cuando una empresa de Madrid obligó a los japoneses a cambiar su D'Artacán por un Snoopy de Hacendado

  • El diseño original que presentó Japón no gustó a BRB en Madrid

  • Su creador era fan de Snoopy, así que llevaron al personaje en esa dirección

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Rubén Márquez

Editor - Trivia
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Rubén Márquez

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Si te criaste en los 80 o los 90 probablemente recuerdes con cariño las aventuras de D'Artacán y los tres mosqueperros, una coproducción entre la madrileña BRB y Nippon Animation que TVE repitió hasta la saciedad con continuas reposiciones que hacían prácticamente inevitable que fueses niño en aquella época y no te supieras la canción. 

De hecho, incluso puede que, como servidor, la obsesión por la adaptación de la obra de Dumas con perretes como protagonistas te llevase a disfrazarte de D'Artacán. Eran otros tiempos, sí, cuando los niños no iban disfrazados como fotocopias de la Casa de Papel. El caso es que aquél disfraz, y aquella serie, podrían haber sido muy distintos. Si no recuerdas al personaje de la imagen que sobrevuela estas líneas es porque, en realidad, el diseño original de D'Artacán por parte de los japoneses no pasó el corte. 

A caballo entre España y Japón

Allá por 1980, tras el éxito de Ruy, el pequeño Cid y su rollete a lo Heidi, la BRB que había nacido como gestora de derechos para dibujos animados extranjeros como Tom y Jerry o Marco primero, y con Mazinger Z o Banner y Flappy después, descubrió que aquello de crear sus propias series junto a los estudios de animación nipona podía ser un filón. 

De aquella colaboración surgieron otras obras como La vuelta al mundo de Willy Fog, pero la que caló con una fuerza especial a principios de los 80 fue D'Artacán y los tres mosqueperros. La idea nació de la cabeza de uno de los responsables de BRB, Claudio Bien Boyd, que compró una enciclopedia de perros de dos tomos "por 25 pesetas de la época" y se puso a adaptar el libro de Dumas. 

"Entre lo que escribió Dumas y mi idea de cómo debían ser los personajes, fui adjudicando a cada uno una raza de perro. Menos Milady, que es una gata. Y es que confieso que me caen mal los gatos. Richelieu es un zorro porque era muy maquiavélico y Tom es un ratón porque es el espabilado, el listo, el que se mete por todas partes". Nippon se encargaba de la animación y los diseños, mientras BRB supervisaba y tenía la última palabra. 

Ese último punto es especialmente importante porque sobre ellos recaía no sólo la localización fuera de Japón, donde la serie se convertiría en D'Artacán y los tres mosqueperros al llegar a España un año después de su estreno en Japón, sino también todo lo relativo a marcar cómo terminaría siendo la serie. La prueba, sin ir más lejos, está en el diseño de D'Artacán. 

Más Snoopy

Tras el piloto inicial que aún se conserva y que os he dejado unas líneas más arriba, en el que se puede ver que D'Artacán tenía un diseño radicalmente diferente al final, BRB empujó para darle al perro protagonista una personalidad y diseño más distintivo: "La serie nació de mi amor por la obra de Dumas, pero también por Snoopy, de Charles Schulz. Y por eso D'Artacán tenía que ser un beagle".

Nippon Animation tenía otra idea en mente sobre cómo debía verse un beagle para estar en consonancia con el resto de diseños. Era evidente que, si de algo sabían, era de hacer series de éxito: "En aquella época dominaban el mercado y hacían productos de muy buena calidad. Por eso me tuve que ir a Japón, ya que ellos tenían la industria. La primera serie que hicimos fue Ruy, el pequeño Cid, para Televisión Española y luego D'Artacán, Willy Fog… Hasta David el Gnomo, que ya la hicimos en Taiwán porque los japoneses habían subido mucho los precios".

No era suficiente Snoopy, así que como BRB tenía la última palabra y estaban poniendo el dinero, impulsó el cambio hasta conseguir ese aspecto capaz de homenajear al personaje de Schulz con el diseño que finalmente se quedó. Pese a que en aquella época no le poníamos ni un pero, visto en perspectiva es evidente que el intento de copia era considerable. 

Sin embargo, nunca sabremos cómo le habría ido a la serie de no haber seguido esos pasos. Es evidente que la personalidad del personaje, por mucho que desentone con los tres mosqueperros, es más que notable. De hecho, puede que sea en ese cambio donde D'Artacán ha conseguido destacar especialmente, convirtiéndose con ello en una de las producciones animadas más famosas de nuestro país a nivel internacional. 

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