El pueblo de los Pitufos está en Málaga, y es la mayor locura cinematográfica que se ha vivido en España

El pueblo de los Pitufos está en Málaga, y es la mayor locura cinematográfica que se ha vivido en España

  • En 2011 se convirtió oficialmente en el Primer Pueblo Pitufo del Mundo

  • Seis años después obligaron legalmente a esta aldea de la Sierra de Ronda a dejar de llamarse así

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Pitufos

Lo que hasta entonces era un pueblo pintoresco más de la Serranía de Ronda, en Málaga, se convirtió en todo un fenómeno en 2011 al convertirse oficialmente en el Primer Pueblo Pitufo del Mundo. Casas azules, muñecos gigantes de la popular saga de historietas de Peyo, y una explosión de merchandising que revitalizó un pueblo en decadencia.

El pueblo de Júzcar no tardó en convertirse en uno de los principales atractivos de la zona que, impulsado por el auge de las redes sociales y las publicaciones virales que recomendaban visitarlo entre simpáticas fotos junto a Pitufina y Papá Pitufo. Sin embargo, apenas seis años después de aquello, todo cambió.

El Primer Pueblo Pitufo del Mundo

Allá por el 2010, el pueblo malagueño de Júzcar era otro ejemplo más de cómo la España vaciada se ha convertido en un agujero negro para este tipo de localidades. Con una población de apenas 220 personas, el único bar que había en el pueblo como atractivo para sus jóvenes era incapaz de impedir que, al alcanzar la edad suficiente, estos echasen a volar hacia una ciudad de Málaga situada a apenas 1 hora y media de camino en busca de más y mejores oportunidades laborales.

Juzcar 3

Sin embargo, en 2011 vivió una demencial transformación. Lo que era un pueblo que no aparecía entre las recomendaciones turísticas de la zona, a día de hoy tiene que enfrentarse a atascos en los que más de 7.000 personas acuden hasta allí, obligando a la Guardia Civil a personarse en el lugar para poder gestionar la saturación de tráfico que se produce.

El secreto de ese éxito está, como en tantos otros casos, en la suerte. Aprovechando el estreno de la película Los Pitufos 3D, una productora madrileña acudió al pueblo en nombre de franquicia cinematográfica de Sony Pictures para realizar una propuesta. Su intención era convertir la localidad en el Primer Pueblo Pitufo del Mundo y realizar allí el estreno de la cinta por todo lo alto.

Para ello, utilizarían más de 9.000 litros de pintura azul para pintar lo que hasta ahora eran las tradicionales casas blancas de la zona. Junto a ello, también invertirían en tematizar el pueblo con distintas figuras de la famosa saga belga. El pueblo de Júzcar no dudó en sumarse a lo que, a todas luces, es una de las campañas de marketing más mastodónticas que se han vivido en España.

Juzcar 2

Finalizada la promoción de aquella primera película, el éxito de la misma provocó que Sony volviese a la carga dos años después con Los Pitufos 2, y poco después con Los Pitufos: la aldea escondida en 2017. Aprovechando la localidad para sus promociones, y volviendo a pintar el pueblo de azul para mantener el característico color, ese mismo año las relaciones se torcieron.

El pitufar se va a acabar

Tras un desencuentro con los herederos del dibujante Peyo, que parecía estar estrechamente ligado al 12% de las ganancias relacionadas con Los Pitufos que debían repartirse por la licencia, el acuerdo llegaba a su fin y ya no se permitiría a Júzcar utilizar ni estatuas ni imágenes relacionadas con la franquicia. No podrían volver a autodenominarse Pueblo Pitufo.

Al parecer, a los poseedores de la franquicia no les hizo ninguna gracia que entre sus tiendas se vendieran productos no oficiales invalidando los royalties acordados, y tampoco que la citada cifra saliese a la luz de forma pública para intentar reconducir las negociaciones.

Juzcar 1

Para un pueblo que había pasado de un único negocio a cinco de hostelería y dos tiendas de souvenirs, abandonar la que hasta entonces se había convertido en su identidad y arrastraba 50.000 turistas al año, convirtiendo al sector en su principal fuente de ingresos, aquello era una puñalada irreversible.

Sin embargo, aprovechando el tirón que ya tenían, los vecinos decidieron que sus casas seguirían pintadas del singular color y que, a partir de entonces, pasarían a llamarse la Aldea Azul. Las estatuas de Pitufina, Papá Pitufo y Pitufo Estudiante dejarían paso a recreaciones de los animales de la zona que, acompañados de códigos QR, invitarían a los turistas a intentar encontrarlos en rutas de senderismo.

Con ayuda de la Diputación de Málaga, la nueva Aldea Azul ha conseguido reinventarse más allá de la surrealista maniobra publicitaria que los puso en el mapa y, entre actividades de deportes de aventura y el disfrute de la naturaleza que ahora persiguen aquellos que un día emigraron a la gran ciudad, ahora pueden decir alegremente -aunque no legalmente- que vuelven a pitufar.

Imagen | Ramón Ojeda, Manuelfloresv, Donatella D

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