El programa Future Class buscaba dar visibilidad a 50 jóvenes miembros de la industria año a año, pero las promesas cayeron en saco roto
Aunque siga escamando a muchos, los "Oscar de los videojuegos" se han hecho un hueco en la industria con un poder enorme. Los The Game Awards, dirigidos por Geoff Keighley, se han convertido desde hace 11 años en un gran escaparate de juegos, anuncios y publicidad, pero muchos han tratado de convertirlos también en un altavoz para denunciar problemas de la industria, como Swen Vincke, director de Baldur's Gate 3, quien habló sin cortapisas sobre los despidos al recoger su galardón en 2023. Sin embargo, y aunque Keighley había tratado de usar su escenario para apoyar a los nuevos desarrolladores, el programa Future Class, anunciado en 2020 en directo frente a 8,3 millones de personas, ha cerrado dejando descontentos a sus participantes.
Future Class fue concebido para resaltar a un grupo de 50 individuos que trabajan en distintas áreas de los videojuegos, incluyendo desarrollo, escritura, periodismo y gestión comunitaria. Los seleccionados tenían acceso a la ceremonia anual de The Game Awards, oportunidades de mentoría y eventos de networking para darse a conocer entre los grandes de la industria. Además, según se anunció, cada año se seleccionaría a un nuevo grupo de 50 promesas con beneficios anuales para ayudar a una nueva generación de creadores a salir adelante en una industria cada vez más opaca. Sin embargo, nada salió como se esperaba.
El programa Future Class ha sido un fiasco
Desde su inicio, el programa enfrentó dificultades para cumplir sus promesas y, en los últimos años, su soporte se fue debilitando hasta desaparecer por completo. Muchos antiguos miembros han relatado experiencias de exclusión y desatención durante los eventos. La productora Dianna Lora, miembro del primer grupo en 2020, contó (vía The Guardian) que en la ceremonia la mayoría de los integrantes de Future Class fueron relegados a un Starbucks mientras Geoff Keighley celebraba con influencers y figuras importantes de la industria a puerta cerrada.
Otros, como el director creativo Jes Negrón, señalaron que ni los líderes del evento se presentaron a los encuentros programados, dejando a los participantes sintiéndose "apartados y olvidados". Además, el programa sufrió problemas de visibilidad y recursos, lo que llevó a muchos a considerar que existía más un interés por la imagen del programa durante un periodo convulso que un verdadero deseo de cambio en la industria.
La situación se complicó aún más en 2023, cuando más de 70 integrantes del Future Class firmaron una carta abierta solicitando que la ceremonia expresara apoyo a Palestina y un alto al fuego durante la crisis humanitaria. La petición fue ignorada y, posteriormente, en una reunión virtual con Keighley y Emily Weir, los miembros expresaron sus preocupaciones sobre los objetivos, la estructura y la sostenibilidad del programa. Según los participantes, Keighley reaccionó visiblemente frustrado, y la situación aceleró el abandono definitivo del programa.
La cancelación del Future Class también afectó la visibilidad de sus miembros. La página oficial del programa fue eliminada, impidiendo que los antiguos participantes puedan mostrar oficialmente su participación y la supuesta confianza que el equipo de Geoff Keighley tenía en ellos, lo que les deja sin un aval para nuevas oportunidades laborales. Algunos denunciaron sentirse "utilizados" para generar publicidad y patrocinios, mientras que otros enfatizaron que, a pesar de todo, la comunidad y la camaradería entre los participantes fue lo más valioso que surgió del proyecto.
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