¡Los reptilianos están entre nosotros! Cómo el creador de Conan dio origen a una de las teorías conspirativas más extrañas
¡Qué vienen los reptilianos! Bueno, mejor dicho: ¡Los reptilianos están entre nosotros! Controlan el país, quieren comerse a tus hijos, desordenar el cajón de los calcetines y otras barbaridades. ¡Manejan los hilos del mundo desde las sombras! Porque claro, que sean las élites empresariales y las grandes fortunas quienes lo hagan no es suficiente, también tienen que venir los reptiles del espacio. ¿O son intraterrestres? El caso es que da un poco igual porque, seguramente, no sea verdad y todas esas teorías en realidad tengan cierto sesgo político e ideológico y tengan su origen en un libro de Conan que podrías tener en tu estantería.
Reptiles y serpientes en la historia y la mitología
Lejos de ser una invención moderna, la idea de una raza reptiliana infiltrada en la sociedad tiene raíces literarias muy claras y sorprendentemente antiguas. Robert E. Howard, creador de Conan el Bárbaro, introdujo el concepto en The Shadow Kingdom (El Reino de las Sombras), publicado en 1929 en la revista Weird Tales.
Las serpientes y los reptiles han ocupado un lugar central en mitologías de todo el mundo, simbolizando poder, sabiduría, regeneración, fertilidad o caos. Desde el dragón chino, el Zhonghua Long, hasta la serpiente marina nórdica Jörmungandr, pasando por la gran pitón en Grecia o la diosa hindú Naga, estas criaturas forman parte del imaginario colectivo de civilizaciones enteras. No siempre son antagonistas: la serpiente maya Tzukán es protectora, mientras que Apofis en Egipto simboliza el caos. Algunas culturas les atribuían incluso la capacidad de cambiar de forma, como los nagas. Esta ambivalencia entre poder y peligro sembró la semilla para los hombres serpiente de Howard, que siglos después inspirarían teorías modernas de conspiración.
En El Reino de las Sombras, Howard describe a los “hombres serpiente”, seres con cuerpos humanos y cabezas de reptil capaces de asumir apariencia humana para infiltrarse en la sociedad. Tu, consejero del rey Kull, es un sacerdote del dios serpiente que se oculta bajo un engañoso semblante humano (Howard, 1929). Este relato, influido por la teosofía de Helena Blavatsky (es un sistema sincrético de sabiduría divina que integra enseñanzas de Oriente y Occidente para revelar las leyes espirituales que subyacen al universo) y las leyendas de Lemuria y Atlántida, marcó el inicio de un subgénero de espada y brujería que combina aventura y misticismo antiguo.
Los hombres serpiente de Howard se caracterizan por su fisiología híbrida, la capacidad de cambiar de forma y manipular la mente, y por vivir en pasadizos subterráneos o civilizaciones ocultas, como las ciudades bajo Yoth y K’n-yan. Así se construye un imaginario de seres ocultos y peligrosos que operan desde las sombras, un concepto que siglos después sería reinterpretado por conspiracionistas modernos.
De la espada y brujería a la conspiración reptiliana
Décadas después, el británico David Icke transformó los reptiles literarios en una teoría conspirativa global. Según Icke, estas entidades proceden de Alfa Draconis y controlan la política y economía mundial haciéndose pasar por líderes humanos. ¿Por qué no? En su obra Hijos de Matrix, combina esoterismo, pseudohistoria y relatos fantásticos para sostener la existencia de una élite reptiliana que manipula sociedades enteras. Icke parte de un trasfondo ecologista y antielitista (fue portavoz del Partido Verde británico) para articular un discurso de conspiracionismo New Age que fusiona creencias esotéricas con una denuncia radical de las supuestas tendencias totalitarias de la élite mundial.
En su teoría, un grupo de humanoides reptilianos, la llamada Hermandad Babilónica, manipula gobiernos, instituciones financieras y avances tecnológicos (como el 5G, las vacunas o diagnósticos de pandemia) para someter a la humanidad, convirtiendo cualquier crisis social en una prueba más de su dominio oculto. Parece que las crisis en sí no son suficientes, y bueno, la verdad es que resulta mucho más interesante si la culpa es de los extraterrestres. Del desgargo de responsabilidad moral y kármica que eso supone para la humanidad hablamos otro dia: ¡menos mal que todo es culpa de los aliens y no de que seamos una civilización belicosa e imprudente!
Aunque se presenta como una denuncia contra una élite oculta de reptilianos, el discurso de David Icke incorpora un trasfondo antisemita: él mismo ha negado el Holocausto y sus críticos apuntan que al usar reptilianos para culpar a una élite maligna está reproduciendo, en clave moderna, los viejos libelos antijudíos que responsabilizan a los judíos de las desgracias mundiales. Claro, que si lees los periódicos estos días, te interesa Eurovisión o sigues La Vuelta Ciclista a España lo mismo resulta preferible lo de los reptilianos. Otros autores como Maurice Doreal en la década de 1940 también hablaron de razas serpiente, mientras que Howard había descrito variantes de estos reptiles bajo tierra, mezcladas con humanos y Pictos, reforzando la idea de una civilización oculta que se infiltra en la historia.
Convergencias y divergencias: Internet, ficción, paranoia y conspiración
La transformación del villano literario en figura conspirativa muestra cómo la ficción puede alimentar narrativas pseudocientíficas y reinterpretarse como explicación de la realidad contemporánea, especialmente en contextos marcados por paranoia social. Durante la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, la presencia real de agentes durmientes, espías, informadores, colaboracionistas y quintacolumnistas entre la población fomentó un clima de desconfianza que alimentó rumores y teorías sobre infiltraciones secretas. Por si os lo estáis preguntado a estas alturas, y si os vale de algo que yo lo diga, no hay ninguna evidencia científica o documental fiable y contastable que abale la existencia de los reptilianos.
Esta mentalidad de perpetua sospecha, marcada por el miedo a enemigos ocultos y traidores internos, creó un terreno fértil para toda una legión de herederos espirituales de los hombres serpiente de Robert E. Howard, como la película La Cosa o La Invasión de los Ultracuerpos, donde los hombres serpientes son reinterpretados desde una perspectiva moderna como metáforas de amenazas reales y ocultas, trasladándose luego a la esfera conspirativa moderna. Como Icke, solo que con Kurt Russell y sin ofender a nadie.
En el siglo XXI, Internet ha amplificado esta narrativa reptiliana, llevándola de la literatura al humor viral y a la cultura digital. Plataformas como YouTube, Reddit o 4chan han popularizado memes y debates sobre "seres lagarto" de todo tipo infiltrados entre humanos, mientras figuras públicas como Mark Zuckerberg o el primer ministro neozelandés John Key se han visto obligados a desmentir públicamente su supuesto linaje reptiliano, como señalaba un interesante artículo de The Washington Post.
El reino de las sombras: Las crónicas thurias
Esta mezcla de sátira, curiosidad y conspiracionismo ha convertido a los reptilianos en un fenómeno cultural que dulcifica la idea del control invisible al que se ven sometidos los centros de poder político y social, y alienta desconfianza hacia las élites a la vez mina también el apoyo social a las instituciones públicas. Es una hoja de doble filo, ya que si bien no puede negarse una realidad, tampoco puede alimentarse según qué tipo de ideologías, que luego nos pasa lo que nos pasa.
El auge de estas teorías parece correlacionar con el crecimiento de movimientos de extrema derecha alrededor del mundo, que han adoptado narrativas de desconfianza en los sistemas democráticos para justificar sus propias agendas políticas y económicas. Es posible que Howard, sabiendo cómo era, tuviera ideas muy similares en mente a la hora de crear a sus hombres serpiente. Desde sus historias de Kull y Conan hasta los vídeos virales de Tik Tok, el concepto reptiliano funciona como símbolo de desconfianza, miedo a lo desconocido y fascinación por lo que se oculta bajo la superficie, física, social o política. Pero recuerda que la próxima vez que alguien te diga que "los reptilianos nos gobiernan", quizá solo estés viendo la versión moderna de un viejo cuento de espada y brujería guardado junto a Conan y Kull en tu estantería. Aunque lo mismo quien te lo dice es un reptiliano infiltrado: uno sabe dónde empieza la paranoia pero no dónde termina.
Arte de portada: Frank Frazetta (Marvel Comics)
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