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Profesor Layton y el Legado de los Ashalanti
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Foro Profesor Layton y el Legado de los Ashalanti
Por Okret368
Hace 10 años / Respuestas: 0 / Lecturas: 298

Profesor Layton y el Legado de los Ashalanti: El profesor Layton se jubila

El profesor Layton se jubila

[b]Una batallita de abuelo[/b], ahora que tienes un rato y has venido a verme: con sus piernas kilométricas, con ese cacharro motorizado tipo Citroën 2CV capaz de desafiar la ley de la gravedad y planear como una avioneta, con esos vapores tan steampunk que se respiran en sus aventuras y, en definitiva, con-su-lupa-con-su-pipa-y-su-gabán, el profesor Layton siempre me ha recordado al Sherlock Holmes saltamontesco del anime de mediados de los ochenta, ese que contó con la colaboración de Miyazaki en algunos episodios. Tú eras muy joven entonces, pero conoces Ni no Kuni: la ira de la Bruja Blanca (y que no se nos olvide cuando hagamos repaso del año aunque ahora parezca que salió hace siglos) y sabes por tanto de ese feeling, por usar una palabra moderna de las que usáis vosotros, que comparten Level-5 y el estudio Ghibli, así que no es una influencia tan descabellada. Esa sensación de que es un manga europeizado y animado con puzles se ha acentuado tras jugar a este Profesor Layton y el legado de los ashalanti con el que, al parecer, el detective se despide tras más de un lustro abrasándonos el cerebro desde las portátiles de Nintendo y hasta en una película. No lloraré por su marcha, ya te contaré después el porqué. Como te decía, y no me dejes que pierda el hilo, hay en este último episodio de Layton más acción, más cabriolas, algunos tiroteos, peleas, carreras y más mambo así en general que ningún otro juego de la franquicia. En algunos de estos momentos movidos el jugador incluso tiene algo que decir ante la pantalla táctil, lo que ya es un avance. No te diré que es un juego que tiene más sangre, porque por las venas de Layton corre atontada la misma horchata que por las mías o por las de Punset, pero sí que hay un intento claro de hacer una despedida tan épica como… bueno, tan épica como cabría esperar en un juego que consiste básicamente en resolver rompecabezas. Pásame un poco de agua, que me quedo seco de tanto hablar.

Un par de cosas, y vaya por delante que todos los títulos de la serie me parecen notables en lo suyo, a excepción de El profesor Layton y la máscara de los prodigios, que se me pasó en su día porque vosotros no me lo regalasteis por navidad y que ya no pienso recuperar, no te pongas pesado. Por un lado, la jubilación del profesor llega justo cuando su sistema de juego se ha terminado de arrimar todo lo posible al de las aventuras gráficas clásicas de mi época, con lo bueno y lo malo que esto supone. La lupa, ese cursor con el que el jugador va barriendo los escenarios en busca de puzles y objetos escondidos, tiene mayor libertad de movimientos que nunca, puede hacer zoom en determinadas zonas, desplazarse por una pantalla que ya no permanece estática sino que es panorámica. Llegados a un punto de su historia incluso podremos movernos libremente por el mundo y decidir en qué orden vamos avanzando. Hay un uso inteligente del StreetPass para componer tus propios puzles y compartirlos y otros 365 desafíos diarios listos para descargar durante todo el año. Todo esto es fenomenal, hijo, aporta mucha flexibilidad y elimina esa sensación de que sus aventuras son en el fondo una (buena) excusa para colocar un montón de desafíos mentales, como una versión pop y mejor vestida del malogrado Dr. Kawashima y su best-seller Brain Training, que era tan kitsch y tan cateto, ¿verdad? Pero también hay escenarios vacíos que ofrecen interacciones inútiles, lugares que visitamos sin ninguna razón aparente y aquella sensación de andar en círculos, de que hay que volver a visitar determinados puntos del mapa solamente para dar un rodeo y estirar un poco la historia y su duración y meter así con calzador algunos puzles de más. Uno ya no tiene edad para estar de arriba para abajo, las piernas se me hinchan como melones, para bajar escaleras no tengo problemas pero subirlas me cuesta más.

Por otro lado, y aquí es donde quería yo llegar con todo este rollo que te estoy contando, la jubilación del profesor tiene lugar justo cuando este mismo sistema empieza a dar síntomas de cansancio y de no poder estirarse más, una pereza que se transmite inevitablemente en un jugador que ya debería darse por saciado después de jugar a todos los títulos anteriores. O al menos es mi caso: o chochea él, o chocheo yo, o lo hacemos los dos. ¿Cómo habías dicho que te llamabas, joven? Sus puzles están más integrados que nunca en la historia (y aunque esto no sea algo necesario, se agradece para no romper el ritmo), pero muy pocos, por no decir ninguno, consigue sorprender ni permanecer en el recuerdo, no ya solo como desafío, sino porque parecen repetirse a lo largo de esta aventura, cansados de sí mismos, listos para hacer su trabajo y no volver nunca más. No es que les falte originalidad, es que juraría que ya los he resuelto todos con mínimas variantes durante estos años, cuando no parecen perezosas puestas al día de videojuegos clásicos como Frogger, de las damas o de ancestrales juegos de mesa orientales. Me he dado cuenta de que hay menos puzles matemáticos y más puzles clásicos de colocar piezas en un espacio cerrado, estoy viejo pero no he perdido la memoria. Hay puzles con truco, que siempre se agradecen porque nunca se resuelven como parecen y que suponen un respiro para mi vista cansada, especialmente después de un rato frente a la maquinita. Y luego están los malditos puzles donde la dificultad radica en que no terminan de explicarme bien cómo funcionan y al tercer intento he tirado la consola al suelo, después de roerla por los bordes como un castor enfurecido. Sí, mujer, arréglame las cejas, que luego me dices que parezco un científico loco y que por eso mis nietos no quieren darme un beso.

Y dejo para el final el coleccionismo, como sabes, esa gran pasión de mi vida, y otro rasgo habitual de los juegos de Layton que tanto he disfrutado y que ha ido engordando con el tiempo (todos engordamos con la edad, sobrina querida, ya te darás cuenta) y que aquí llega a ser apabullante hasta desbordarlo todo y aniquilarlo todo: monedas, picarats, minijuegos, escenas, extras, reliquias, contenido desbloqueable, material exclusivo y demás han saturado de tal forma la serie, que parece imponerse por el bien de todos una vuelta a los orígenes, un ir al grano, para poder dedicarnos a resolver solo puzles y dejar de lado todos esos aspectos secundarios, toda esta decoración periférica y banal y volver a centrarnos en lo que importa. Los minijuegos esta vez consisten en arreglar jardines, en vestir «a la moda» a personajes secundarios o en empujar una bellota por un circuito lleno de trampas, ya ves tú qué interés puede tener hacer algo así. ¡Vestir a la moda! Alguien en Level-5 se exprimió la cabeza y no dio para más y no se le ocurrió pensar en utilizar el 3D de una forma más interesante, por ejemplo. Todo este ruido de fondo solo consigue demorar más la despedida, esa jubilación que ya hace falta y que es inevitable y aconsejable, señor, es mejor que descanse y suelte a esa mujer, que no es su hija, es la enfermera. Todo esto antes molaba. Tú antes molabas. Y yo antes también molaba, ay, si me hubieras conocido en mis años mozos.

[b]Por dios, si por el juego hasta aparecen los padres de Layton y los padres de Luke y creo que hasta los padres de Emmy, y montón de personajes secundarios de otros juegos que ni yo ni el profesor recordamos haber visto antes. ¡Que alguien me saque de aquí![/b]

Cojo aire. Acércame esa pastilla. Sí, esa que está encima de la mesa. Me cuesta creer que se vaya a respetar esta jubilación. Nadie respeta las jubilaciones. La franquicia funciona y las ventas, imagino, también funcionan muy bien. No veo por qué una empresa iba a dejar de ganar dinero con algo que es rentable, pero de estas cosas sabes tú más, que para eso te enviamos a hacer un MBA a Estados Unidos. Si todo va como parece, he leído en el periódico que el año que viene tendremos por aquí otro capítulo más, un crossover del profesor con Ace Attonery, otro que se ha retirado después de tener su propia película, qué buena era esa, pero que se ha retirado de los videojuegos sólo para dejar paso a otros personajes. Igual por ahí va la cosa, y en el futuro jugaremos a nuevos juegos del profesor Layton sin el profesor Layton como protagonista. Qué cosas digo. Pero cosas más raras se han visto, incluso detectives que vuelven a la vida después de caer por una cascada. ¿No te he contado nunca esa, Júnior? Ah, esa sí que es una buena historia. Acércate y apaga la tele de una vez, que no soporto ver a ese viejo anunciando pan de molde, [b]me pone enfermo.[/b]
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Hay 0 respuestas en El profesor Layton se jubila, del foro de Profesor Layton y el Legado de los Ashalanti. Último comentario hace 10 años.

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