Para aquellos que creen en Dios

Partamos de la idea de Dios bajo las premisas básicas de que él es amor, o que él es toda misericordia. Es algo con lo que estás de acuerdo, ¿no? Desde aquí es posible hacer un análisis sobre el discurso de las iglesias respecto a Dios. Lo más elemental de este discurso es una regla muy conocida por todos: actúa con bondad y ve al cielo junto a Dios, u obra con maldad y ve al infierno junto al demonio. Pero… ¿no Dios es el que todo lo perdona?

¿Qué es todo eso del infierno, el demonio y el tormento eterno? Dios perdona… ¿o no lo hace? ¿Acaso no es todo amor?

Entendamos que creer en Dios es algo normal y de naturaleza muy humana, si no fuera así la mayoría de las sociedades jamás rendiría culto a todo ese cumulo de divinidades que hemos venido acumulando en nuestra historia. El problema viene cuando dejamos de RAZONAR, cuando dejas de pensar por ti mismo y aceptas todo lo que la iglesia dicta.

La iglesia NO es Dios.

La iglesia prohibió el uso del preservativo masculino, un método inventado por los seres humanos para tener relaciones sexuales sin embarazos, y más tarde adoptado como un medio para prevenir enfermedades. Si evita que una persona se contagie y sufra con el VIH, ¿por qué Dios estaría en contra de esto?

 
Las iglesias se han proclamado contra el matrimonio de parejas del mismo sexo, y también contra la adopción de niños por parte de parejas homosexuales. Pero, ¿por qué?, si Dios es amor, ¿por qué Dios estaría en contra de dos personas que desean vivir juntas y criar a un niño? ¿Solo por qué son del mismo sexo? Jesús dijo que amaramos a nuestros semejantes, Jesús incluso defendió a una prostituta, ¿dónde está el respeto de la Iglesia hacia las enseñanzas de Jesucristo?

Los protestantes, especialmente aquellos adeptos al Evangelio de la prosperidad, como es el caso de los seguidores de la Iglesia Universal (propietaria del popular programa de televisión Pare de Sufrir) y de la iglesia Mundial, aportan dinero a la iglesia para que sus vidas sean bendecidas por Jesús. Pero Jesús jamás solicitó nada a cambió cuando predicaba la palabra de Dios, es más, Jesús se llenó de ira cuando vio que la casa de su padre estaba repleta de comerciantes que lo único que buscaban era un beneficio económico. Piensa un momento en esto.

Esto es lo que tenía que decir para aquellos que creen en Dios. Sería genial que se llevaran estos cuestionamientos y reflexionaran sobre ello. ¿Cómo crees que le gustaría a Dios que trataras a las personas? ¿Con prejuicios y desprecio? ¿Crees que Dios estaría de acuerdo con que no aceptemos a otros solo porque son diferentes?

Piensa para ti mismo: ¿En mi vida he creído en Dios o en la Iglesia, en el padre, en el pastor, en el Papa? ¿Qué es más importante en tu vida, la Iglesia o Dios?

Ten fe, pero nunca dejes de PENSAR. Si crees en Dios, piensa en que él te hizo capaz de pensar y actuar justamente para eso. Haz lo que es correcto, y no lo que la Iglesia te manda.

La iglesia, después de todo, no es Dios.