Chema Mansilla
Editor - Cine y TVMi primer recuerdo relacionado con los videojuegos es jugar con mi padre con la Atari 2600. Y perder una y otra vez al Combat. Y otra vez. Y otra. Tampoco me iba mucho mejor con el Tennis. Pero así llegaron los videojuegos a mi vida, con la legendaria marca Atari y su logo trotón. Porque hay que reconocerlo, hay pocos logos que molen más que el de Atari. Dicho esto, los últimos coletazos de la moda del revival de los 80 nos dejan una segunda vida para el modelo más popular de consolas Atari, la Atari 7800, reencarnada en una 7800+ que apela al cariño de los niños que hoy tienen canas en la barba, media hipoteca por pagar y más de un quinquenio en su puesto de empleo. Pero a veces, la nostalgia no es suficiente.
Una recreación mimada al detalle
La Atari 7800+ es un intento de revivir uno de los modelos más queridos de la marca, pero con una mirada puesta en los tiempos modernos. Esta consola replica la experiencia que muchos de nosotros vivíamos en los años 80, pero bajo una capa de modernidad, facilitando todo lo posible la experiencia original a los hogares actuales. Es una consola que se presenta con un diseño estilizado, algo más compacto que el original, y con una estética muy acorde a la moda de aquella época, combinando el negro y el metal con la forma angular que, de alguna manera, es el espíritu de aquella década. Sin embargo, hay algo en esta versión que no logra transmitir esa misma chispa original.
Bentley Bear's Crystal Quest 7800
No podría deciros de qué se trata. La tecnología interna es funcional, eso no se puede negar, y el detalle de los mandos inalámbricos basados en el diseño del CX78 original es un toque interesante. La sensación de tenerlos entre las manos es fantástica. Pero, al igual que el 2600+, la experiencia no logra romper con las limitaciones inherentes a los emuladores que ejecutan los cartuchos originales. Vamos, que no se le puede pedir peras al olmo y que los juegos de aquella época eran como eran y a día de hoy siguen siendo como eran.
A pesar de ser un dispositivo con capacidades modernas, con sus HDMI y sus puertos USB, el manejo de los cartuchos físicos sigue siendo el mismo que hace 38 años, lo cual es algo que los puristas apreciarán. Pero me parece increíble que una vez encendida la consola, el sistema tarde hasta casi 10 segundos en cargar uno de estos juegos. La nostalgia me da ese pequeño subidón cuando inserto un cartucho, pero no puedo dejar de pensar que, en comparación con los avances que hemos visto en consolas retro más recientes, esta Atari 7800+ se queda un poco corta en cuanto a la implementación de características más modernas.
Consola Atari 7800+
No es que me esté quejando de la ausencia de gráficos ultramodernos ni nada por el estilo, como decía, los juegos son los que son, pero algo tan sencillo como poder ajustar la resolución o añadir filtros visuales que emulen la apariencia de un CRT me parece algo casi básico, algo que hacen, por ejemplo, otras propuestas retro como el estupendo Evercade Alpha Street Fighter Bartop.
Ninja Golf 7800
El tiempo ha pasado
Por supuesto, la 7800+ tiene sus méritos. En términos de compatibilidad, no he encontrado fallos y los juegos más populares de la Atari 7800 y 2600 funcionan como deberían. Es un consuelo para los puristas, sin duda, pero es difícil no sentirse un poco decepcionado por lo que pudo haber sido y no fue. Al fin y al cabo, no estamos hablando de una recreación completa de la experiencia original, sino de un homenaje a un tiempo que, como muchos otros de la generación de los 80, se va desdibujando poco a poco. La Atari 7800+ es como una cápsula del tiempo, pero a veces, cuando la abres, te das cuenta de que lo que guardaste dentro no es exactamente como lo recordabas.
Y es que tengo que reconocer que en general para mí, esta experiencia retro ha envejecido regulinchi. He jugado al Ninja Golf más veces de las que me gustaría admitir, pero una vez pasada la novedad, la realidad es que me encontraba cada vez más preguntándome si mi cariño por lo retro era suficiente para justificar meter una máquina más en el salón, con el consiguiente desembolso económico. Y es que una vez constatado que no iba lograr establecer una marca mejor en Fatal Run, ya solo pensaba en dedicar mi tiempo a ver si me termino las secundarias de Dragon Age: The Veilguard. Y es que el tiempo ha pasado.
No soy de esos que opinan que "al lugar donde has sido feliz no deberías tratar de volver", ahí está mi colección de figuras TVC de Star Wars como prueba, pero la propuesta casi museística de esta nueva Atari no ha logrado devolverme esa magia de mi viejita Atari 2600. No eres tú, soy yo. O a lo mejor, simplemente, es que todavía no he logrado superar el trauma de no haber logrado ganarle nunca a mi padre al Combat.
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