Lo primero que hay que saber del juego X-Plane, es que… no es un juego. Al menos no en un sentido excluyente: es decir, quizás sea un juego, pero desde luego no es sólo un juego. Puede considerarse como tal en el sentido de que puede llenar muchas horas de ocio, pero los requerimientos para disfrutar de X-Plane no se limitan a la potencia de tu ordenador. También a la de tu cerebro.
Dentro de los simuladores de vuelo vas a encontrar diferentes niveles de realismo, de profesionalidad y, en consecuencia, de exigencia. En un primer nivel ubicaríamos aquellos simuladores en que controlas un avión con sólo dos teclillas, y en el que el objetivo puede ser, simplemente, disparar contra otros aviones. No requieren mucho aprendizaje y están más cerca de un juego de acción que de un simulador. En el otro extremo está X-Plane.
Volando voy, volando vengo
X-Plane es, sin duda, el simulador de vuelo más realista del mercado. Sin la calidad gráfica del Flight Simulator de Microsoft, lo que no significa que los gráficos sean malos, permite experimentar la sensación más cercana a la realidad posible de estar a los mandos de una aeronave real. Algo que, como es de suponer, no es fácil. Es por ello que la curva de aprendizaje de X-Plane te recordará, en estos tiempos de Tour de Francia, a cualquiera de las 21 curvas del mítico Alpe d’Huez. El manual de 128 páginas que acompaña al juego te va a dar una pista de por donde comenzar, pero si no buscas ayuda en alguno de los foros dedicados a este programa en Internet, no volarás muy lejos. A no ser que seas piloto de verdad, claro.
De todas maneras, tampoco hay que asustar a nadie: X-Plane es, como la mayor parte de aquello que requiere un aprendizaje, muy difícil de dominar. Pero no necesitarás mucho tiempo para poder hacer algo con él sin aburrirte. Despegar, que es el inicio de toda aventura aérea, es bastante fácil. Y mantenerse en el aire, con el piloto automático, es pan comido. El problema reside precisamente en lo que podría considerarse el objetivo del juego: dirigirse a un punto concreto y aterrizar allí. Aquí es donde el juego demuestra su máximo potencial (y su máxima dificultad). Como en un avión real, necesitarás conocer y manejar los sistemas de navegación para poder llegar a buen puerto. O a buen aeropuerto en este caso. Y una vez allí, lo más complicado: tomar tierra sin atragantarse. O sea, posarse delicadamente sobre la pista de aterrizaje sin descuajaringar el cacharro. No será fácil.
La base del realismo en la simulación de vuelo con X-Plane estriba en que, a diferencia de en otros simuladores, aquí no se busca la resultante de combinar las fuerzas vectoriales de la gravedad, la sustentación, el empuje del motor y la resistencia del aire. En X-Plane, se parte de la dinámica de fluidos y de cómo las diferentes partes del avión se ven afectadas durante el vuelo por la densidad y estructura molecular del aire que las envuelve. Sin entrar en detalles técnicos (no tenemos tiempo de estudiar ahora la carrera de física), diremos que de este modo, el control del aparato gana en realismo, casi tanto como en complejidad. Incluso pilotar helicópteros, entrar y salir de la atmósfera terrestre con el trasbordador espacial o volar por Marte, es ahora más realista que nunca.
El mundo en tus alas
En la versión que nos ocupa, que sería, de ir numerada, la número 9, X-Plane consta de un total de 7 DVD de doble capa. Es decir, más de 60 gigas de información consistente en su mayor parte en la representación gráfica de todo nuestro planeta (y de algún otro). Una empresa tan ambiciosa como, en esta ocasión, acertada. A diferencia de las versiones anteriores, la calidad gráfica de los escenarios da esta vez un salto grandioso, acercándose muy mucho a lo que podría esperarse de un simulador de esta calidad. En la práctica, y como nada es perfecto, esta calidad (y cantidad) gráfica viene acompañada de una lentitud exasperante a la hora de la instalación y de arrancar el juego. Normal, teniendo en cuenta la ingente cantidad de información que maneja.
Y a pesar de los 60 Gb, todavía no está todo el planeta, aunque el fabricante asegura que pronto lo estará. Pero no te preocupes por estos pequeños detalles, y disfruta de la sensación de creer que lo que ves en el monitor es lo que hay bajo tus pies. Y de que no falta nada. En especial en Estados Unidos, donde los gráficos alcanzan su máxima brillantez, con elementos en 3D reales, algo que aún no aparece en Europa. Aunque seguro que ya hay alguien resolviendo este problema, así como completando ese mapa del mundo que actualmente está por encima del 80 %. La solución, en Internet.
Y es que Internet es, como no, la gran base de datos y el mejor complemento de este juego. Los jugadores de X-Plane son, en su mayor parte, grandes conocedores (y amantes) de la ingeniería aeronáutica y de todo aquello que significa y dignifica volar. Es por ello que en las páginas y foros especializados encontrarás aviones que agregar a los más de 40 que ya vienen con el programa, así como la climatología de todo el planeta en tiempo real, e incluso torres de control virtuales en las que otros jugadores (es decir, humanos) dirigen el tráfico aéreo como si de un aeropuerto real se tratara. Para más información respecto a este último punto, teclea “IVAO”, que así es como se llama esta red virtual de aeropuertos, en tu buscador favorito.
Soñé por un momento que era aire
X-Plane no es un mal juego, por la sencilla razón de que, como decíamos al principio, no es un juego. Es el simulador de vuelo más profesional del mercado, con todo lo que ello representa. Por un lado, te obligará a estudiar y practicar durante horas. Por el otro, podrás sentir, lo más fielmente posible, la emoción de pilotar un avión real.
X-Plane también incluye World Maker, una herramienta para creación de escenarios y Weather Briefer, un sencillo programa para descargar a través de Internet la meteorología en tiempo real del lugar del mundo por el que vayas a volar. Y por si no tienes bastante todo esto, se incluyen también los programas Part Maker y Plane Maker, especialmente pensados para que diseñes tu propio avión. Aunque para hacer esto bien lo que necesitas ya es una ingeniería, por lo menos.
Resumiendo, si llegas a dominar X-Plane y algún día te encuentras en la necesidad de pilotar un Boeing (pasa a menudo, lo he visto en las películas), no vas a tener ningún problema. Pero si prefieres dedicar tu ocio a juegos más banales y que requieran menos esfuerzo intelectual, no te preocupes: siempre hay alguien entre el pasaje que, si supera sus traumas, puede hacer aterrizar el avión (también lo he visto en las películas).
Si es la primera vez que decides ponerte al mando de un avión virtual, quizás te has precipitado en la elección. Si, por el contrario, tienes experiencia previa, vas a disfrutar como nunca antes habías hecho. Siempre y cuando te interese más el realismo que la acción.
