Análisis de Rome Total War - Alexander

Análisis de Rome Total War - Alexander
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La legendaria figura de Alejandro Magno, uno de los más brillantes estrategas del mundo antiguo, es el reclamo ideal para un título de estrategia. Que mejor que la serie Rome: Total War, que es uno de los mayores éxitos de la estrategia de los últimos años, para tratar a este personaje. Tanto la crítica como el público aplaudieron la visión de Creative Assembly sobre la época del imperio Romano, ahora encontramos nuevas facciones, nuevas unidades y una nueva campaña para ampliar los contenidos de uno de los mejores y más épicos títulos de PC.

Los chicos de Creative Assembly siguen inmersos en el desarrollo del, a buen seguro brillante, Medieval 2: Total War, pero no se olvidan de la enorme comunidad de Rome, que sigue deseosa de hacerse con nuevos contenidos y expansiones; así lo demuestran la cantidad de mods que podemos encontrar en la red. Es por ello que una pequeña parte del estudio se ha puesto manos a la obra para desarrollar esta nueva expansión, Alexander; que fundamentada en las bases del desarrollo de Rome, presenta una nueva campaña, nuevas unidades y un nuevo telón de fondo para nuestras operaciones.

Pocas novedades
El juego sólo consta de una campaña, la de Alejandro Magno, y por vez primera en la saga Rome: Total War, ésta se nos presenta con una voz en off informándonos del contexto histórico en el que nos encuadramos, y de nuestros objetivos. No podremos elegir ninguna otra facción para dirigir en la campaña, pero ésta es larga, y a lo largo de 100 turnos nos ofrecerá la posibilidad de realizar las conquistas de tierras orientales como Persia o la India.

A decir verdad, el mapa de la campaña Alexander no tiene la solera de los anteriores Rome. La presencia del mar Mediterráneo aportaba un sinfín de posibilidades tácticas y comerciales a la hora de enfrentarnos a las partidas. En Alexander, debido a las circunstancias de las conquistas de Alejandro Magno, el mapa se ha desplazado hacia Oriente, donde lógicamente no encontraremos mucho agua, si no más bien vastas superficies de tierra desértica. El juego por lo tanto pierde algo de dinamismo y de variedad en su desarrollo, pues las acciones estarán básicamente destinadas a un mismo fin, sin muchas alternativas a la hora de realizarlas.

El contexto histórico del Imperio Romano y su progresiva desaparición era un brillante momento para enmarcar un juego de estrategia. El auge y decadencia de la presencia romana en Europa, la progresiva aparición de los bárbaros cada vez más organizados, y la presencia del senado controlando nuestros movimientos y siendo en todo momento fuente de fricciones, aportaba una complejidad y una profundidad tanto diplomática como estratégica como pocas veces hemos visto en un videojuego. Todos los aspectos jugables de Rome: Total War encajaban a la perfección con el momento que se vivía. Las circunstancias que rodeaban al ascenso de Alejandro Magno no tienen tantas posibilidades, y el juego se resiente un poco. Todo queda reducido a una suerte de “huída hacia delante”, y una vez superado el inicial obstáculo de los persas, el resto de las civilizaciones no presentan grandes dificultades, salvo honrosas excepciones.

Las posibilidades tácticas son las mismas, pocas novedades pueden observarse. Las unidades han cambiado, pero siempre en base a los estándares habituales de la estrategia, tampoco hay ninguna novedad en este aspecto.

Siguen presentes otros modos de juego como la posibilidad de revivir batallas históricas, y el brillante multijugador, que aunque sigue sin ofrecer la posibilidad de salir del estilo “batallas rápidas” continúa presentando la misma calidad de antaño.

La épica del mundo antiguo
El apartado gráfico permanece idéntico, los majestuosos ejércitos se mueven con la misma soltura en la mayoría de equipos, y siguen presentando un aspecto estupendo.

El sonido continúa siendo tan brillante como al que la serie nos tiene acostumbrados. Los efectos sonoros son brillantes, los gritos de guerra fabulosos y el ambiente en general de los combates está sensacionalmente conseguido. Las partituras siguen siendo las mismas de Rome: Total War, y como ya sabemos son de gran calidad; aunque con la cantidad de horas que hacen falta delante del ordenador para acabar con éxito Rome, su primera expansión y esta segunda, la música es ya tremendamente repetitiva, y pide a gritos nuevos temas.

El juego no presenta bugs ni problemas de tipo gráfico o sonoro, además hace uso, hasta el parche 1.6, de todas las mejoras realizadas en Rome: Total War; por lo tanto en cuanto a programación tiene un gran bagaje a sus espaldas.

Rome: Total War Alexander, que sólo se puede adquirir descargándolo, presenta pocas novedades, es en resumidas cuentas un muy buen juego, que bebe directamente de sus antecesores. Quizá hubiera sido un buen momento para hacer énfasis en aspectos como las batallas navales, prestarle una mayor atención a la microeconomía que sigue pareciendo ligeramente desatendida, o mejorar la inteligencia artificial de nuestros ejércitos aliados dirigidos por el ordenador en las batallas; pero Alexander es por su precio de lujo y su larga campaña una muy buena opción para poder seguir disfrutando de la mejor estrategia del mercado.

Bueno

Sin sello

Rome: Total War - Alexander

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Rome recibe su tercera expansión, algo justa de contenidos y con escasas variaciones con respecto al resto de la saga. Un precio de lujo, una campaña larga e intensa, y la garantía de calidad a la que nos tienen acostumbrados Creative Assembly, son suficientes razones para darle una oportunidad a este título, que alarga la vida de un juego tan único y excepcional como es Rome: Total War.

Jugadores: 1-8
Idioma:
Duración:
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