El francés Benoit Sokal, famoso dibujante y guionista de cómics creador de los brillantes Syberia, nos presenta una nueva aventura gráfica en tercera persona ambientada en un lugar imaginario del África profunda. ¿Un nuevo éxito para la aventura tradicional?
Bienvenidos al paraíso
Maurania lugar donde se desarrolla la aventura, se encuentra sin duda lo más cerca posible de lo que imaginamos como quintaesencia del paraíso… bueno, quizá antaño así fuera, hoy en día el país sigue conservando sus hermosos paisajes y naturaleza salvaje, pero por desgracia, con la llegada de la “civilización” se encuentra sumido en plena guerra civil, lo que lo convierte en un lugar inestable, peligroso y poco deseable.
La historia narra la aventura personal de la joven Ann Smith, hija del rey Rodon, el que en otro tiempo fuese un inspirado gobernante de la nación de Maurania, pero convertido hoy en día en un anciano dictador que basa su autoridad en la política del miedo. Solo, cansado y enfermo, el rey siente como forma de última voluntad el anhelo de volver a ver a su hija Ann, que por circunstancias del pasado y en las que el propio Rodon tuvo mucho que ver, se vio obligada a emigrar a Europa con su madre cuando tan solo contaba con la edad de ocho años.
Un largo viaje compartido
Por los caprichos del destino y los incidentes que transcurren en el país, la avioneta en la que Ann realiza el viaje de regreso a la tierra que la vio nacer para volver a ver a su padre sufre un accidente inesperado y se estrella en las inmediaciones de un enorme palacio. Por suerte, nuestra protagonista logra conservar la vida, pero se ve inmersa en una amnesia que le impide saber quien es, donde se encuentra y cuales son las circunstancias que la llevaron a realizar semejante viaje. Bajo este panorama y consciente de su condición de extranjera, Ann comienza su aventura dentro del exótico y suntuoso palacio de Madargane.
Esto no será más que el principio de nuestra odisea ya que, los acontecimientos volverán a dar un nuevo giro inesperado y Ann se verá obligada a compartir camino por vastas tierras africanas con un inusual compañero, un magnifico ejemplar de leopardo negro azabache que se convertirá en parte fundamental de la historia y que se presenta como otro personaje al que podremos controlar en la aventura.
Personajes, puzzles y mecanismos de la aventura
Uno de los grandes alicientes que debe tener de toda aventura gráfica que se precie, lo conforman los distintos personajes con los que interactuamos y que nos sirven para ir avanzando en la historia y objetivos del juego. En Paradise han cuidado muy bien este aspecto, ya que nos encontramos con muchos y variopintos personajes con los que interactuar, muchos de ellos con una marcada personalidad y forma de ser bien definida, que utilizan unos tonos de voz variados y formas de expresarse muy características.
Podremos conseguir de ellos información que nos facilitará la tarea de progresar en la trama, así como objetos fundamentales para continuar avanzando en la aventura, aunque conseguirlo no resultará tan fácil como cabe esperar en un principio, y es que, Paradise cuenta con un método de conversación donde se valora la simpatía que cada personaje muestra hacia Ann.
Cuando iniciamos un diálogo en pantalla, se despliega una ventana con las típicas palabras clave que nos servirán para realizar preguntas, las cuales pueden resultar del agrado o no del personaje que tenemos delante, obligándonos a tener especial cuidado y tacto cuando hablamos con ellos, de lo contrario, lo único que conseguiremos será que nuestro interlocutor se sienta a disgusto y rehúse a contestarnos. En tal caso deberemos encontrar de nuevo la forma de volver a granjear su simpatía o esperar unos minutos a que el personaje se muestre con mejor ánimo.
Otro aspecto fundamental son los puzzles a resolver, en los que deberemos utilizar nuestro ingenio y objetos del inventario. A mi juicio en Paradise los puzzles resultan excesivamente exigentes y enrevesados, debiendo dejar a un lado en muchas ocasiones la lógica o la intuición, para utilizar el manido y tedioso sistema de prueba y error si no queremos quedarnos atascados en la aventura.
Otro punto negativo de los puzzles es su linealidad, debiendo resolverlos casi siempre paso por paso y en cadena, por lo que no es de extrañar que nos pasemos mucho tiempo dando vueltas por los mismos escenarios en busca del maldito eslabón perdido, sin saber exactamente lo que tenemos que hacer o recoger.
El sistema de control es muy sencillo, prácticamente el mismo que pudimos ver en la serie Syberia. El puntero del ratón adoptará una forma determinada en función del tipo de interacción que realicemos, bien sea, si queremos hablar con alguien, manipular o recoger objetos, inspeccionar zonas o avanzar en una determinada dirección.
Una bella y artística aventura
El apartado gráfico es sin duda lo mas destacable de este Paradise. Los entornos y escenarios renderizados tanto exteriores como interiores por donde se mueven los personajes, poseen una calidad gráfica altísima y están cuidados con un gusto exquisito. Algunas pantallas parecen pequeñas obras de arte gracias a su diseño y detalles en su dibujo, con unos juegos de luces y sombras magníficamente recreados.
La banda sonora es instrumental y resulta muy agradable, la verdad es que entra fácilmente por los oídos. Esta llena de melodías de corte exótico que conjuga a la perfección con el entorno en el que nos desenvolvemos. Los efectos de sonido comparten también esa misma buena línea, aunque lo que destaco sobremanera es el excelente doblaje al castellano que se ha realizado.
Puede que Benoit Sokal empiece a vivir un poco de las rentas en lo que a videojuegos se refiere, gracias sobre todo a lo conseguido con sus aclamados Syberia. Paradise es una buena prueba de ello, una atractiva aventura en términos visuales, que no logra alcanzar las cotas de calidad esperadas dentro la comunidad de jugadores que disfrutan de este género.
