De enemigos de Rayman a estrellas de sus propios videojuegos. Los conejos de Ubisoft, los conocidos como Rabbids, todavía llevan poco tiempo en el sector, pero ya han demostrado las ganas que tienen de pasarlo bien. Lo hicieron en el género "party" y han decidido que ya era hora de saltar a una nueva dimensión: la de las plataformas 3D... ¡y sin gafas!
Ya sea porque porque resulten graciosos o porque estén locos de remate, nadie puede ocultar que los Rabbids se hayan hecho un importante hueco en el sector del videojuego. Y eso que nacieron como enemigos de Rayman... aunque visto desde perspectiva se podría considerar que todavía lo siguen siendo, ya que han eclipsado al héroe, haciéndose con su lugar en virtud a multitud de videojuegos, la mayoría de corte "party", para Wii.
Pero se nota que los conejos querían más. Y no sólo ellos. También Ubisoft, que sigue explotando el fenómeno Rabbid, en esta ocasión con un videojuego de plataformas específicamente diseñado para la recién salida Nintendo 3DS. Un experimento que se ha puesto en manos de los marroquíes del estudio galo en Casablanca, algo que no ha dado, para nada, malos resultados.
Plataformas conejeras en 3D
De hecho, Rabbids 3D supone una acertada inyección de saltos ajustados, diversión y mucho colorido en un cartucho duradero, con personalidad propia e ideal, sobre todo, para jugadores poco experimentados (grupo donde encontraríamos a nuevos usuarios y a los más pequeños de la casa). No llega a destilar un talento tan innato como el de clásicos al estilo Mario o Donkey Kong, pero aún así posee razones por las que merece ser disfrutado, gracias al tiempo invertido por una Ubisoft Casablanca que se ha mostrado competente; tal vez desafortunada al acercanos un planteamiento de juego algo repetitivo, pero con muchos destellos de calidad.
Rabbids 3D se construye así bajo la fórmula de lo que conocemos como un plataformas tradicional de "scroll" horizontal. Los saltos, los trampolines y los enemigos, además de otros desafíos en forma de trampas, constituyen los elementos de un juego donde la habilidad a los botones resulta fundamental. Aunque tampoco en exceso, gracias a una dificultad poco exigente, con una curva muy asequible que nunca llega hasta límites estratosféricos.
Por tanto, los usuarios más experimentados podrían encontrar aquí un inconveniente, debido a la falta de reto, aunque esto es algo independiente del estupendo diseño de niveles que el estudio marroquí ha sido capaz de conseguir. Todo a lo largo de un Modo Historia (único modo de juego) nutrido de más de 60 fases que recorren cuatro períodos históricos distintos -Prehistoria, Antiguo Egipto, Antigua Grecia y Edad Media- con el único pretexto de ver viajar en el tiempo a nuestro conejo en busca de lo que parece su bien más preciado: unos flotadores de goma.
Así pues, nuestro objetivo a lo largo de la obra es básicamente ese: recorrer escenarios mientras sorteamos obstáculos y recogemos monedas que aumenten nuestra puntuación nivel a nivel. El avance es, de esta forma, muy llevadero, con una duración global bastante larga que se complementa con fases de bonus y multitud de desbloqueables o desafíos adicionales.
A este respecto, cabe citar que una vez superadas las fases podemos volver para disputar pruebas Contrarreloj (con un tiempo objetivo) y Misiones (que nos plantean tareas como eliminar a un número de enemigos, destruir determinada cantidad de objetos o no perder ni una vida durante nuestro recorrido). Además, de esta manera podemos coleccionar las 16 figuras 3D que se incluyen, así como desbloquear prendas de vestir -de diferentes épocas- para que nunca juguemos con el mismo conejo. En definitiva, bienvenidas fórmulas de rejugabilidad que sirven para estirar la duración del juego más allá de las cinco horas que costaría completar la aventura por primera vez.
Una aventura que se juega, eso sí, de una forma completamente clásica, basada en la interacción con la cruceta o el "stick" analógico (según nuestros gustos), aparte de los botones para correr, saltar, atacar, recoger objetos, bucear y, en definitiva, todas esas acciones propias del género y a las que tan acostumbrados estamos.
La decisión de optar por un estilo tradicional no es nada criticable. Es más, era lo que más convenía al producto. No obstante, se echa un poco más de profundidad en el planteamiento. Igualmente, se añora un mejor aprovechamiento de las funciones táctiles de la consola, totalmente ausentes en este videojuego de los Rabbids. En realidad, durante el juego, la única función de la pantalla inferior es la de mostrarnos el progreso en cada nivel, con un mapa que también nos indica el tiempo y los objetivos a cumplir en caso de que libremos una partida Contrarreloj o de Misión.
En pocas palabras, notamos falta de ideas en el proyecto, una deducción que se apoya en el hecho de que no tengamos ningún incentivo para jugar más allá de la campaña principal. Y, en este sentido, hubiera venido muy bien alguna opción multijugador o -al menos- de interconectividad, sacando partido, por ejemplo, de la función StreetPass, también ignorada en esta ocasión por los marroquíes.
Todo lo contrario que el apartado gráfico, absolutamente brillante, un buen ejemplo de colorido y diseño que se sustenta en la consecución de un "scroll parallax" ciertamente innovador, donde podemos visualizar distintos planos de profundidad del decorado. Una sensación que queda sorprendentemente potenciada una vez activemos el interruptor 3D de nuestra portátil, llevándolo al máximo, porque merece la pena... Sin lugar a dudas, lo más destacado de este Rabbids en tres dimensiones es poder contemplarlo gracias al efecto estereoscópico, que suprime de un plumazo el carácter plano que han tenido los plataformas 2D desde antaño.
Y para completar la experiencia, nada mejor que una banda sonora que acompañe con alegría nuestros saltos, dentro de un estilo que logrará trasladar a los más curtidos hacia una época (años noventa) donde los plataformas eran los reyes. Y con tal bagaje generacional no era de extrañar que los conejos quisieran sumarse al género, aunque esperemos que no sea la única alternativa para la consola, puesto que Ubisoft Casablanca ya ha dado una seria advertencia de las grandes posibilidades que encierra esta máquina.
Los Rabbids entran en el mundo de los plataformas tridimensionales con un título asequible, ideal para primerizos, pero que aún así no debería menospreciar ningún amante del género. La razón principal estriba en que es un videojuego bien construido, duradero y con un efecto 3D que rescata el estilo plataformero tradicional hasta darle una inédita apariencia que marca también un importante precedente en la máquina, mostrando cúan lejos puede llegar Nintendo 3DS si los desarrolladores se esfuerzan en sacarle provecho. A Rabbids 3D, en este sentido, le hubiera faltado un poco más de variedad y de desafío en su planteamiento, pero teniendo en cuenta el público al que va dirigido, tampoco se puede pedir mucho más.
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