Análisis de Yakuza

Análisis de Yakuza
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Honor, venganza, muerte, extorsión… la mafia japonesa es uno de esos temas recurrentes y altamente atractivos de numerosas películas, pero también son sinónimos de una familia y su cultura, los Yakuza, que ahora protagonizan este juego de Sega. El dragón está en las calles.

Casi desde las primeras imágenes que se vieron durante su desarrollo, Yakuza dejó claro que no era un juego vulgar. Su ambientación, la mafia japonesa o los personajes a caballo entre la tradición y la modernidad, hacían presumir una aventura de acción de esas que dejan huella, aunque quizá más que una huella haya sido un zarpazo de dragón.

Un argumento de nota
Lo mejor de Yakuza es, sin duda alguna, su guión. Es digno de una película del mejor cine japonés, y para un juego no se queda ni mucho menos corto. Podríamos considerarlo un producto derivado de grandes obras como Shenmue o Grand Theft Auto, al menos en cuanto a la temática, pero en cuanto al argumento, los deja atrás.

En Yakuza personificaremos a Kazuma Kiryu, el “Dragón” de la familia Dojima. Es un ilustre de su clan que, desgraciadamente y por razones que nada o poco tienen que ver con él, se ve envuelto en situaciones muy embarazosas para su honor y para el de su clan. Estas situaciones le llevan a pasar unos años en prisión de la que saldrá muy calmadito, pero poco le dura la tranquilidad; nada más salir ya está otra vez metido en peleas entre familias, y lo peor, es que ya nada es lo que era. ¡El tiempo lo cambia todo, amigo!

Durante el juego en sí, iremos por las calles de un punto a otro siguiendo un hilo argumental bien definido. En paralelo a este hilo corren algunas misiones secundarias, innecesarias para completarlo, pero que pueden darte algún beneficio en forma de dinero y experiencia. El dinero viene muy bien para comprar comida con la que curarte, armas para ser aún más letal… o incluso algún que otro regalito para las “amigas” de Kazuma.

Mientras paseamos por las calles y aparte de misiones y objetivos, seremos asaltados constantemente por vulgares maleantes que, con cualquier excusa, pretenderán darnos una paliza. Pobrecitos… al final, siempre acaban pidiendo perdón…

Gráficos a la altura
El apartado gráfico es quizá en el que más se note que el juego se ha quedado un poco por terminar. Se observan cosas muy bien hechas, y otras a las que les ha faltado quizá un poco más de tiempo.

Los escenarios presentan un acabado brillante, especialmente las calles y localizaciones exteriores.
Los escenarios presentan un acabado brillante, especialmente las calles y localizaciones exteriores.

Los chicos de Sega han tenido el acierto de centrarse más en el protagonista Kazuma, y en esos tantos otros personajes que, sin llegar a ser estrellas de la historia, tienen cierta importancia en algún que otro momento. Los movimientos de estos personajes, las texturas, las partículas e incluso el modelado de los rostros, nos dejan ver las partes del juego en las que más empeño se ha puesto.

En cambio los personajes más secundarios o por así decirlo, más “de pasada”, están mucho menos trabajados. Cualquier transeúnte de la calle parece un mero conjunto de polígonos, si nos paramos a observarlo detenidamente. Por suerte, las texturas están bien logradas y camuflan un poco la dejadez en esos otros puntos.

Los movimientos resultan algo incómodos visualmente hablando, da la sensación de que los personajes se mueven muy forzados. Incluso en los combates, donde hay más movilidad, parece que los personajes se mueven con la percha aún colgada en la camisa.

Eso sí, también podemos ver en este Yakuza aspectos muy positivos en cuanto al apartado gráfico; por ejemplo, las animaciones de los combates. Mientras estás dando una paliza a un enemigo, si pulsas cierta combinación de botones, verás un pequeño vídeo en el que tu personaje aplasta a su rival contra la pared, o bien le lanza por los aires... Estos vídeos están muy bien realizados y producen una inmersión total en el desarrollo.

Tampoco podemos olvidarnos de los escenarios del juego; están realmente bien hechos, sobre todo en localizaciones exteriores como la calle. Parece que estamos caminando por una calle de verdad, con los letreros de los comercios y todo. Un gran punto a favor de Yakuza.

Un apartado sonoro irregular
Pocas cosas notables podemos decir acerca del apartado sonoro de Yakuza. Salta a la vista que no ha sido en lo que más se han concentrado sus creadores, ya que el resultado final ha sido bastante normalito.

Además de los clásicos golpes, en Yakuza el uso de armas y objetos durante el combate es muy frecuente.
Además de los clásicos golpes, en Yakuza el uso de armas y objetos durante el combate es muy frecuente.

Las músicas del juego son bastante repetitivas. De hecho la variedad de melodías es casi nula, sólo se aprecian diferencias entre estar en la calle o estar en algún sitio en concreto. Cuando vas por la calle la música es siempre la misma, se repite una y otra vez formando un bucle que, a la larga, llega a aburrir.

Si bien es cierto que hay algún sitio puntual en que la música mejora; por ejemplo cuando entramos en un bar, las melodías son más acordes con el ambiente y se escucha incluso el eco sordo propio de un lugar cerrado.

Las voces del juego no se han traducido y están en inglés. Su entonación es correcta, pero poco más.

Los efectos de audio sí pueden llevarse un poco más de mención, especialmente por el sonido de los golpes cuando estamos en combate, o por pequeños otros detalles como las roturas de cristales, un videojuego en el club Sega, o incluso un papel al arrugarse. No son unos efectos de cine, pero en un juego de estas características dan perfectamente la talla.

Jugando con el hampa japonés
A simple vista, el juego parece muy fácil de controlar, y realmente lo es. Con el joystick nos movemos por el mapa, usando únicamente los botones para acciones muy concretas, como por ejemplo abrir puertas. Su uso se conserva para los combates, en los que podremos propinar golpes más o menos fuertes.

Durante los combates el uso de armas será una constante a lo largo de todo el juego: macetas, sillas, ceniceros… cualquier elemento es válido para arrearle al rival o para tirárselo a cabeza a metros de distancia. ¡Pero ojo! Sólo podrás usar estas cosas un número limitado de veces en cada combate. Cuando el contador llegue a cero, el elemento en cuestión se romperá y no podrás usarlo más.

Las animaciones durante los combates, aunque aceptables, pecan ligeramente de falta fluidez, no sabemos muy bien si es porque Kazuma es un tío bien fornido al que le cuesta moverse, o porque presenta ciertas carencias subsanables

Hay algo más acerca de los combates, y es que poco a poco iremos adquiriendo experiencia y habilidades que nos permitirán aprender nuevos combos para zurrar a los malos. Incluso hay una especie de adiestramiento con un maestro que vive en la ciudad, para que podamos convertirnos en unos auténticos Yakuza.

En Yakuza nos convertiremos en Kazuma Kiryu, un miembro de la familia Dojima, que se verá envuelto en una serie de desfavorables acontecimientos.
En Yakuza nos convertiremos en Kazuma Kiryu, un miembro de la familia Dojima, que se verá envuelto en una serie de desfavorables acontecimientos.

Lamentablemente y conforme a la tónica de todo el juego, hemos de decir que la jugabilidad tiene dos grandes puntos negros en Yakuza. El primero es el de los tiempos de espera. Cuando vas a entrar o salir de un combate, o incluso mientras paseas por la calle y vas a pasar de una cámara a otra… te da tiempo a dejar la consola funcionando e ir haciendo otras cosas por casa mientras tanto, ¡son unas esperas eternas! El otro punto flaco es la inteligencia artificial de nuestros oponentes; bastante floja y monótona, gracias a la que machacar a los enemigos resultará bastante sencillo por muy poquito que hagas. Esto, en un juego donde constantemente se está peleando, hace que su desarrollo se haga lento y pesado.

Interesante

Sin sello

Yakuza

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Llevábamos mucho tiempo esperando poder tener este juego entre las manos para probarlo a fondo, y el resultado, la verdad, no ha sido tan bueno como se esperaba. Pretendíamos ver uno de los últimos clásicos de PS2, pero lamentablemente no ha sido así. Lo que nos hemos encontrado ha sido un juego considerable, con ciertos problemas en su mecanismo de juego, pero con un trepidante argumento que captura de maravilla ese atractivo ambiente cinematográfico del Japón más cruel y violento dominado por las mafias.

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