Análisis de Diablo III. El magnífico infierno de Blizzard arde en consolas

Análisis de Diablo III. El magnífico infierno de Blizzard arde en consolas
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Referente en PC desde hace casi dos décadas, la serie Diablo vuelve a escribir su propia historia en el mundo de las consolas, donde ha regresado con una gran adaptación del exitoso Diablo III. Título que responde de manera excepcional al nuevo sistema de control ideado por Blizzard, que además también incluye un modo multijugador cooperativo local como gran atractivo.

Durante años, los aficionados al rol y la acción en consolas han mirado con cierta envidia a los jugadores de PC por culpa de una saga, Diablo, que desde sus orígenes hace casi 20 años se ha mantenido por norma lejos de estas plataformas. Pero eso se ha acabado. Porque al fin, tras mucho esperar, Diablo extiende su halo de maldad en PlayStation 3 y Xbox 360 con una adaptación de la última y más reciente entrega de la franquicia, a la que no le ha sentado nada mal este cambio de aires gracias al magnífico trabajo llevado a cabo por Blizzard.

Y es que se notan los años de esfuerzo dedicados por el equipo de desarrollo para que el intenso sistema de juego de Diablo III, pensado por y para ser disfrutado con el binomio teclado-ratón, funcione a las mil maravillas con un mando entre las manos. Y el resultado es encomiable. Porque ya seáis un veterano en la serie como un usuario que da sus primeros pasos en la misma, no tardaréis más que un par de minutos en haceros con el control del programa, que responde a la perfección en todas las situaciones juego imaginables. Y eso es, a fin de cuentas, lo que hasta el momento más dudas generaba en torno a esta adaptación.

Un nuevo reinado de terror… en consolas

Tras los épicos acontecimientos presentados por el clásico Diablo II y su expansión, en la que derrotamos al temible Señor de la Destrucción, el oscuro mundo de Santuario vivió durante unos años en completa paz y harmonía. Pero todo lo bueno siempre llega a su fin; y desgraciadamente para nosotros, el regreso de las fuerzas del mal nos va a poner en serios apuros. Pero… ¿acaso no es eso lo que buscábamos?

Con una historia cargada de giros inesperados, espectaculares villanos y un gran trasfondo argumental perfectamente disfrutable por aquellos que nunca antes se habían adentrado en el universo Diablo, el programa de Blizzard sabe cómo enganchar de principio a fin con una de esas épicas aventuras de acción con las que resulta muy difícil no pasarlo bien.

En este sentido, como ya hemos visto en otras producciones recientes de Blizzard, se nota la madurez narrativa que ha alcanzado el estudio, que al margen de las contundentes cinemáticas a las que nos tienen acostumbrados, se han aprovechado de otros recursos narrativos para presentar la historia de una forma más consistente y atractiva. Hablamos, por ejemplo, de la importancia que han adquirido los diálogos entre nuestros héroes y los habitantes de Santuario -conversaciones que ahora tienen una historia de fondo-, o también de las sencillas secuencias de vídeo generadas con el propio motor gráfico del juego.

Pero aquí lo importante es el juego en sí, y en este punto, Diablo III cumple sobradamente con lo esperado; planteando la que es sin duda una de las aventuras de acción y rol más adictivas del mercado. Un título que mantiene su esencia jugable intacta, proponiéndonos exterminar a cientos de enemigos de la forma más espectacular posible con cualquiera de las cinco clases de personaje disponibles, cada una de ellas con un set de habilidades y equipo de batalla completamente distinto para que cualquier jugador, independientemente del estilo de juego por el que quiera apostar, encuentre su sitio.

El Bárbaro, el Monje, la Cazadora de Demonios, el Mago y el Médico Brujo conforman el nuevo grupo de héroes que se medirán a las fuerzas del Infierno.
El Bárbaro, el Monje, la Cazadora de Demonios, el Mago y el Médico Brujo conforman el nuevo grupo de héroes que se medirán a las fuerzas del Infierno.

Las opciones en este punto, para el que no lo sepa, son el tradicional y brutal Bárbaro, el Monje especializado en las artes marciales y auras espirituales; el letal Cazador de Demonios, ducho en el manejo de armas de largo alcance y las trampas; el Mago, experto en conjurar poderosos hechizos arcanos, y el enigmático Médico Brujo, que gracias a sus venenos y su capacidad para invocar toda clase de criaturas místicas es un adversario digno de temer.

Dependiendo de la clase escogida deberemos adaptar nuestro estilo de juego a las características que definen a cada uno de estos personajes, aunque en este punto la libertad de acción resulta encomiable, como veremos a continuación. Antes, sin embargo, nos gustaría destacar el gran diseño que presentan la mayoría de escenarios de juego y mazmorras por las que combatiremos, ya que si bien es cierto la base de Diablo III es exactamente la esperable en un título de estas características, esto es, machacar a cientos de enemigos en épicas y locas batallas multitudinarias, se nota mucho la veteranía de Blizzard en estas lides, que ha demostrado un gran pulso a la hora de crear aventuras cada vez más divertidas y complejas.

Misiones en las que tan pronto podemos vernos dialogando con diversos personajes, como enfrentándonos a poderosos enemigos finales en las situaciones más desfavorables. Y en este punto merecen una mención especial los novedosos -en la serie- eventos aleatorios, que nos plantearán sobrevivir a llamativos retos como escoltar a ciudadanos durante una lluvia de fuego, o defender una posición ante decenas de enemigos durante un tiempo determinado.

En el fondo, como decimos, este tipo de misiones no modifican prácticamente nada la jugabilidad clásica de la serie, pero consiguen con creces que avanzar a través de los cuatro Actos que componen la aventura sea un reto más atractivo. Eso sí, nos habría gustado que Blizzard hubiera arriesgado más en este apartado, ya que han pecado de conservadores planteando una aventura que se asemeja en exceso a lo visto en Diablo II. Por supuesto, todo es más espectacular, divertido y emocionante gracias al argumento, pero en el fondo no deja de ser un "más de lo mismo" con otra historia y escenarios. Algo que no tiene porqué ser negativo, aunque sí conviene tenerlo en cuenta.

El multijugador cooperativo para cuatro jugadores en una misma consola es uno de los grandes atractivos de este Diablo III para PS3 y Xbox 360.
El multijugador cooperativo para cuatro jugadores en una misma consola es uno de los grandes atractivos de este Diablo III para PS3 y Xbox 360.

El poder de elección

Retomando el tema de los cinco héroes a nuestra disposición, donde Diablo III sí ofrece grandes novedades es en su sistema de progresión de habilidades, que ha sufrido una completa remodelación que no ha sido del agrado de todo el mundo, como lo atestigua el intenso debate que aún a día de hoy suscita este tema en PC, aunque a nosotros nos ha gustado... con matices. Básicamente, las quejas de los más veteranos vienen dadas por la simplificación de este sistema, que ha dejado de lado el tradicional reparto de puntos de experiencia para mejorar los atributos del héroe, como la propia selección de habilidades especiales, que ahora aprenderemos automáticamente al alcanzar un nivel determinado.

Decisión que a nosotros nos encanta por la gran libertad de acción que brinda, ya que se nos permite cambiar las seis habilidades activas (las que podemos usar durante la partida) del héroe siempre que lo deseemos, adaptándolo rápidamente a las diversas situaciones del combate. Así, por ejemplo, dependiendo de las habilidades con las que equipemos al monje, este puede ser desde un guerrero destructivo a un excelente personaje de apoyo capaz de curar a sus aliados y potenciar sus habilidades con auras mágicas (el mantra).

Aparte, también contamos con enorme variedad de runas especiales que pueden asignarse a cada una de las habilidades activas del héroe, modificando considerablemente sus efectos. De este modo, siguiendo con el ejemplo del monje, podemos hacer que su aura sanatoria cure de forma más efectiva las heridas, o que a cambio de reducir su efectividad, cause también daño a los enemigos que rodean al héroe.

Gracias a este cambio, basado en la constante modificación de habilidades, se evita tener personajes limitados a un único estilo de combate como ocurría en Diablo II. Lo que ya de por sí es un gran avance por las elevadas opciones de personalización que nos ofrecen, si bien es cierto la configuración base con la que parte Diablo III limita algo este sistema. No en vano, las habilidades se han agrupado en seis categorías distintas que se corresponden a los seis botones de acción con los que contamos. Por tanto, en principio no es posible usar varias habilidades de una misma categoría… a no ser que en las opciones de juego marquemos la casilla "Opcional", que borrará de un plumazo esta limitación. Algo que en nuestra opinión mejora muchísimo la experiencia de juego.

Pero lo más importante en este punto es saber qué tal funciona todo esto con un mando entre las manos, y la respuesta no podía ser mejor: lo hace a las mil maravillas. Gracias sobre todo al empeño de Blizzard por rediseñar desde cero la interfaz de usuario y el sistema de control de Diablo III que, creednos, funciona perfectamente ya sea en los momentos de exploración y recogida de objetos -el popular looteo-, o durante las refriegas más intensas en los niveles de dificultad más avanzados.

Adaptado a las consolas

Sobre el papel, adaptar Diablo III a un sistema de control como el mando de una consola no parece una tarea excesivamente compleja; pero lo es, y mucho, ya que de lo que se trata es de ofrecer a los jugadores la misma experiencia de juego y sensaciones que transmite el original de PC, no un "esto es más o menos Diablo en consolas". Afortunadamente, Blizzard ha demostrado una gran maestría al respecto, trabajando arduamente para hacer realidad este sueño. De ahí que no solo se hayan modificado completamente los controles, sino también gran parte de la interfaz de usuario, diseñada de tal modo que resulte lo más cómodo y rápido posible navegar por los menús de equipamiento, habilidades, etc.

En este sentido, como ya os adelantamos hace unas semanas en nuestra primera toma de contacto con el juego, controlaremos los movimientos del héroe con el stick izquierdo, mientras que el derecho lo usamos para ejecutar las esquivas con suma facilidad y un notable grado de precisión. Los botones, por otro lado, quedarán asignados a cada una de las habilidades especiales a las que tendremos acceso, siendo posible distribuir con total libertad todos estos ataques y movimientos únicos a los botones que deseemos. Rápido, sencillo y, como decíamos, realmente preciso e intuitivo.

La interfaz de usuario se ha rediseñado por completo para adaptarse al nuevo sistema de control. El resultado es más que bueno, con unos menús radiales que funcionan bastante bien.
La interfaz de usuario se ha rediseñado por completo para adaptarse al nuevo sistema de control. El resultado es más que bueno, con unos menús radiales que funcionan bastante bien.

Si hablamos de los menús, por otro lado, Blizzard ha apostado por dividir las distintas opciones a nuestro alcance en varios apartados claramente diferenciados entre sí, que en la mayoría de casos presentan un gran menú radial desde los que gestionaremos el equipamiento del héroe, sus habilidades especiales, o la de los mercenarios que nos seguirán. Obviamente, dada la enorme cantidad de ítems a tener en cuenta, durante los primeros compases de la aventura puede que nos cueste algo movernos fluidamente por estos menús; pero bastan un par de minutos para empezar a gestionar todas estas opciones con soltura… lo que es todo un logro.

Pero esto ha sido posible gracias al rediseño de todos los menús, que ahora muestran con mayor detalle todos y cada uno de los objetos que poseemos en nuestro inventario para que resulte fácil comparar las estadísticas entre uno y otro objeto. Algo posible gracias a la apuesta por dos paneles informativos, que muestran por un lado el ítem en cuestión que tenemos equipado y los que están en la bolsa, listos para ser comparados, equipados o tirados al suelo si no nos interesan. Eso sin contar, además, que podemos aprovecharnos de ciertos accesos directos que nos permitan equipar automáticamente una pieza recogida sin necesidad de parar la acción. Y lo mismo podríamos decir de las habilidades, que se muestran de forma clara indicando en todo momento a qué botón quedan asignadas, qué efectos tiene el activar determinada runa, etc.

Por último, también en el campo de batalla la interfaz de usuario muestra claras diferencias con respecto a lo visto en PC, con un diseño más minimalista que elimina la esfera de salud, convertida ahora en una barra de energía típica, a la que sí acompaña la esfera dedicada al poder mágico/especial de cada héroe. De este modo, al jugar al nuevo multijugador cooperativo en una misma consola, tendremos en pantalla los estados de salud de los cuatro héroes en acción sin que en ningún momento tengamos la sensación de que invaden en exceso la pantalla. Además, también el looteo de objetos presenta una gran solución, ya que resulta de muy sencillo identificar los objetos en el suelo y coger únicamente lo que nos interese pulsando simplemente un botón.

¿Lo mejor? Que si queremos, podemos personalizar también esta interfaz de usuario para adaptarla a nuestras exigencias. Por lo que en este aspecto, pocas pegas se le pueden poner a Blizzard, que ha sabido cómo adaptar a la perfección su clásica saga Diablo a las consolas.

Los combates contra los jefazos ofrecen algunos de los momentos más espectaculares de Diablo III.
Los combates contra los jefazos ofrecen algunos de los momentos más espectaculares de Diablo III.

Un mundo de Santuario persistente

El nuevo sistema de habilidades de Diablo III cobra sentido en su vertiente de juego multijugador, en la que cuatro usuarios pueden compartir la aventura a través de Internet o en una misma consola, como destacábamos líneas más atrás. No en vano, como os podéis imaginar, dependiendo del tipo de guerreros presentes en la partida y de las estrategias de juego que se vayan a desarrollar (para algunos enemigos resulta imprescindible contar con determinadas protecciones), convendrá tener activas unas u otras habilidades.

Por eso antes destacábamos la efectividad de este sistema, que estamos seguros creará escuela entre muchas desarrolladoras. De hecho, el poder replantearse toda la estrategia de combate en cuestión de segundos otorga al juego un dinamismo que no habíamos visto en ningún título de estas características. Y ya os avisamos que es fundamental dominar este sistema si se quiere sobrevivir en los niveles de dificultad más elevados -igual que contar con varios sets de armaduras y armas-, puesto que es en el máximo reto donde Diablo III se convierte de verdad en todo un desafío.

Y esto lo decimos porque superar la aventura en el nivel de dificultad normal no resulta excesivamente difícil si se tiene algo de práctica (además bastan poco menos de 20 horas para lograrlo), pero no hay que olvidar que Diablo III empieza a brillar de verdad en su nivel de dificultad Pesadilla, donde las cosas se ponen muy feas. ¡Y aún hay dos niveles de dificultad más! Eso sin contar con la gran cantidad de misiones secretas y logros que incluye el juego, y que consiguen que la aventura sea más abierta y variada que en sus antecesores.

Pero en este punto, tras el año que han dedicado a pulir la fórmula de juego, Blizzard también nos permite escoger el grado de dificultad con el que queremos iniciar la partida desde el minuto cero, determinando así la fuerza y resistencia de los enemigos con los que nos toparemos. Así que ahora la acción será tan difícil como decidamos; pero también las recompensas serán mayores si decidimos adentrarnos en esta pesadilla infernal.

Al iniciar la partida, podemos escoger el nivel de dificultad de los monstruos para determinar su capacidad de hacer daño y la resistencia. Cuanto más difícil, obviamente, mejores tesoros.
Al iniciar la partida, podemos escoger el nivel de dificultad de los monstruos para determinar su capacidad de hacer daño y la resistencia. Cuanto más difícil, obviamente, mejores tesoros.

Las partidas en grupo serán esenciales para sobrevivir a los desafíos más complicados, aunque ya advertimos que afrontar la partida en equipo implica aumentar todavía más la dificultad. Aun así, merece la pena el riesgo porque Diablo III gana una barbaridad cuando se disfruta junto a los amigos. ¡Y más si los tienes al lado! Pero lo mejor es que nuestros amigos pueden entrar y salir de las partidas sin que por ello se detenga la acción más que un par de segundos, lo que facilita enormemente el que siempre queramos compartir la experiencia de juego con otros usuarios. En este sentido, podemos jugar con varios jugadores en una misma consola y otros desde Internet sin ningún problema.

Y como en PC, también nuestra cuenta de usuario actuará como un todo común que permitirá que los héroes que creemos a lo largo de la partida compartan oro y ciertas mejoras, como el nivel de eficacia del herrero y el joyero (dinero y tiempo que se ahorra con esta decisión), así como el intercambio de objetos mediante el arcón presente en las grandes ciudades por las que nos moveremos.

Por último, como en PC meses atrás, esta versión de Diablo III para PlayStation 3 y Xbox 360 incluye un sencillo modo multijugador competitivo para cuatro jugadores, que nos da oportunidad de enfrentarnos a nuestros arenas en varias arenas distintas. No es nada especialmente llamativo, el equilibrio entre clases de personajes es bastante pobre y no invita a explorar muy a fondo sus particularidades, pero sí un extra que puede entretener a los más necesitados de una auténtica vertiente competitiva, en espera de que Blizzard finalice el desarrollo del modo PvP definitivo.

Buscadores de tesoros

La serie Diablo siempre se ha caracterizado por sus espectaculares batallas, pero nadie puede olvidar que el afán por encontrar la mejor armadura o un arma legendaria siempre ha sido uno de los motores sobre los que se ha cimentado su éxito. Diablo III, como no podía ser menos, se mantiene muy fiel a esta idea y ya son millones de jugadores en PC los que luchan a diario contra las hordas del Infierno con el único fin de obtener el mejor botín posible.

Y también en este punto encontramos ciertas diferencias con respecto a lo visto en PC, puesto que Blizzard ha eliminado de un plumazo la polémica Casa de Subastas con la que se pueden intercambiar estos ítems por dinero real. Una adición que no gustó a todo el mundo por igual… y creemos que con razón. Por eso agradecemos que la versión para consolas se centre exclusivamente en lo que importa, que es que cada jugador luche y pelee por su propio equipamiento.

Dicho lo cual, hemos notado una gran mejoría en lo que respecta a la caída de objetos especiales durante el saqueo de mazmorras y las refriegas contra las hordas de Diablo, con un mejor equilibrio con respecto a lo visto en PC en sus primeros compases de vida. No en vano, ahora los objetos épicos y legendarios son eso, épicos y legendarios, por lo que es más difícil que caigan en manos de enemigos cualquiera y, lo más importante, cuando lo hacen, sus estadísticas son por norma bastante mejores que las de los objetos azules.

Cuando juguemos en solitario podremos contratar los servicios de un mercenario, al que podremos equipar con mejores armas y pulir sus habilidades de combate.
Cuando juguemos en solitario podremos contratar los servicios de un mercenario, al que podremos equipar con mejores armas y pulir sus habilidades de combate.

Por otro lado, tampoco podemos olvidarnos de la posibilidad de crear nuestros propios objetos la Herrería, ya que gracias al componente de aleatoriedad con el que se forjan los objetos que el artesano pone a nuestra disposición, podemos llevarnos muy gratas sorpresas en algunos casos. En este sentido, ya avisamos que este sistema empieza a brillar y a dar muy buenos resultados cuando se entra en el modo Pesadilla, donde es necesario buscar materiales muy concretos para fabricar las armas y armaduras.

No menos importantes son los añadidos y actualizaciones con los que cuenta esta versión de Diablo III para consolas, manteniendo intactas las últimas mejoras y reajustes que Blizzard aplicó meses atrás en el juego de PC. En este sentido, nos encontramos con añadidos como los Niveles de Leyenda, que nos permitirán seguir mejorando ciertos atributos una vez alcancemos el tope del nivel 60; personalizar el grado de dificultad de los enemigos, como apuntábamos anteriormente; o los desafíos adicionales derivados de las Máquinas Infernales y los Guardianes de Llaves. Extras que, obviamente, ayudan a extender la vida útil de un programa que ya de primeras ofrece decenas de horas de puro entretenimiento.

Y el Infierno se apoderó del mundo

Tal vez su estilo gráfico sea algo más colorista que el de sus antecesores, pero no hay dudas de que Diablo III es un auténtico espectáculo audiovisual en PC y consolas. En primer lugar, destaca la inmensidad de los escenarios por los que nos moveremos y la enorme cantidad de enemigos que pueden salirnos al paso (en algunos momentos pueden rondar el centenar). Pero también lo hacen los efectos de luces y sombras, que en algunos puntos clave pueden dejarnos con la boca abierta, y las impresionantes habilidades especiales de nuestros cinco héroes, que cada uno en su estilo, resultan tremendamente llamativas.

En este caso, el Médico Brujo puede que se lleve la palma por la gran cantidad de criaturas que puede invocar, aunque los magos no se quedan cortos gracias a la contundencia de sus conjuros. Los bárbaros, por su parte, también ofrecen ahora un estilo de combate realmente espectacular con sus potentes saltos, sus gritos de guerra y esos golpetazos que agrietan el suelo a su alrededor.

Las cinemáticas, como es habitual en Blizzard, tienen un acabado impecable. También el argumento está a la altura de lo esperado.
Las cinemáticas, como es habitual en Blizzard, tienen un acabado impecable. También el argumento está a la altura de lo esperado.

Y si antes hablábamos del gran salto narrativo que ha dado el estudio, no menos impresionante es el que han dado con el diseño artístico de Diablo III, que está muy por encima del visto en las anteriores entregas de la serie. Sobre todo por la solidez que atesoran todos y cada uno de los escenarios, con algunas zonas realmente espectaculares que nos han dejado ensimismados por su belleza plástica. Igualmente, nos ha sorprendido la variedad de localizaciones, el diseño de muchas de las mazmorras -generadas aleatoriamente-, y la profundidad visual de algunos entornos, que ahora más que nunca, ofrecen un acabado de película.

En lo técnico, nos ha impresionado mucho la interacción con los entornos, que sufrirán con gran realismo las inclemencias de la guerra, así como la gran cantidad de tropas que pueden congregarse en un mismo escenario sin que por ello se resienta el motor gráfico. Y es que la optimización del engine ha sido uno de los puntos fuertes de Blizzard, que ha sido capaz de crear un entorno visual que funciona con un buen nivel de detalles sin que las consolas se resientan en exceso -hay muy leves ralentizaciones en momentos puntuales-. Plataformas en las que el juego llega con pequeños cambios con respecto a lo visto en compatibles, como es el bloqueo en la resolución máxima en 720p, o la apuesta por 30 imágenes por segundo -quienes estén acostumbrados a la fluidez del juego en PC lo notarán bastante-..

Lo que sí es cierto es que hemos notado que la paleta de colores ha perdido cierta viveza con respecto al título original, creando situaciones en las que resulta difícil ver lo que tenemos a nuestro alrededor. Es un efecto particularmente extraño, dado que se produce repentinamente al entrar en zonas muy concretas del juego; pero en algunos casos puede resultar hasta molesto. Igualmente, se nota un pequeño bajón de calidad en lo referente a la definición de las texturas, algo resultonas.

También la cámara muestra la acción desde una perspectiva más cercana al héroe para facilitar su manejo durante las batallas más intensas, aunque cuando disfrutamos de la acción en compañía de otros jugadores en una misma consola la cámara adquiere una perspectiva más alejada -depende también de la separación entre héroes- para que así podamos elaborar mejores estrategias de combate.

Por último, no podemos dejar de mencionar el magnífico trabajo llevado a cabo a nivel sonoro, tanto por la gran banda sonora como por el notable doblaje al castellano y contundencia de los efectos de sonido. Tres elementos que se han unido con gran acierto, creando una magnífica atmósfera sonora a la que se pueden poner muy pocas pegas.

Con enemigos así, cuando juguemos en solitario podremos contratar los servicios de un mercenario, al que podremos equipar con mejores armas y pulir sus habilidades de combate.
Con enemigos así, cuando juguemos en solitario podremos contratar los servicios de un mercenario, al que podremos equipar con mejores armas y pulir sus habilidades de combate.

Y Diablo llegó a consolas -Conclusiones-

Si ya en PC fue difícil satisfacer las expectativas de millones de jugadores que esperaron durante más de diez años el regreso de esta veterana serie de aventuras de acción y rol, peor se pone la cosa cuando hablamos de los millones de aficionados en consolas que durante años han escuchado una y otra vez las bondades de esta franquicia, pero nunca han tenido oportunidad de probarla en profundidad. Pero a estos solo podemos decirles una cosa. Diablo III es bueno, muy bueno. Uno de esos títulos que te atrapan sin remedio seas un experto veterano en el género, o un usuario novel que acabas de descubrir el gusto por eso de machacar a hordas y hordas de enemigos infernales.

La intensidad y el frenetismo de las batallas, las partidas en equipo, la brutal cantidad de tesoros por localizar... Diablo III tiene todo lo necesario para mantenerte luchando contra las huestes del Infierno durante muchos meses. Más todavía si tu objetivo es acabar con los enemigos en el máximo nivel de dificultad. Y aunque es verdad que en algunos aspectos el programa se ha simplificado en exceso, o le ha faltado algo más de ambición para crear una aventura más rompedora, creemos que el juego de Blizzard no solo es un muy digno heredero de sus antecesores, sino también, uno de los mejores juegos de acción y rol que hemos visto en los últimos años. Más si tenemos en cuenta que este no es un género muy pródigo en consolas, y que muy pocas veces se había adaptado de forma tan acertada como en esta.

Excelente

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Diablo III

Por: El equipo de 3DJuegos
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Jugadores: 1-4
Idioma: Textos en español y voces en español
Duración:
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