El genial Osmos acaba de desembarcar en dispositivos Android tras hacer las delicias de los aficionados de iOS, y es que su formidable propuesta no ha pasado desapercibida para casi nadie interesado en ese tipo de dispositivos. Original, desafiante y cautivador como pocos... ¿Alguien da más?
Si algo se puede decir de Osmos es que es un videojuego pensado por y para el tipo de dispositivos móviles y tabletas que estamos disfrutando en los últimos años. Su manejo es extremadamente sencillo en su formato exterior y, al mismo tiempo, está repleto de posibilidades en sus entrañas. Un título que captura con su aspecto minimalista y artístico desde el primer minuto, y que después no nos deja despejar ojo de su mística sopa primordial.
Y es que en el título seremos una suerte de célula que deberá abrirse paso rodeada de otros microorganismos en una fórmula que recuerda de alguna manera al primer nivel del interesante aunque quizá desaprovechado Spore de Maxis. ¿Cómo la controlamos? Pues impulsándola pulsando con nuestro dedo sobre la pantalla detrás de la dirección hacia la que queremos orientarla. Si pulsamos pocas veces su movimiento será suave, mientras que si lo pulsamos en repetidas ocasiones nuestro unicelular protagonista se desplazará a toda velocidad de punta a punta del escenario de cada nivel.
La misión es la de ir fagocitando células más pequeñas que la nuestra para así ir adquiriendo un mayor tamaño y poder ir absorbiendo organismos más y más grandes. Al comienzo de cada nivel seremos ciertamente pequeños, pero poco a poco y si cumplimos con las exigentes premisas de Osmos iremos adquiriendo el tamaño necesario para superar a nuestros más grandes enemigos. El problema es que cada toque consume nuestro tamaño, de modo que debemos economizar el movimiento en la medida de lo posible.
El juego nos emplaza a llevar siempre la iniciativa, y es que si no adoptamos una actitud ofensiva acabaremos pereciendo. Un mero contacto con las motas más grandes y nuestro tamaño decrecerá, y podemos acabar siendo comidos por el resto de amenazas que pueblan esta sopa primordial si no nos andamos con ojo. Podemos también ralentizar el tiempo en determinadas circunstancias para ser todavía más precisos en los retos más exigentes, pero el juego en líneas generales es el clásico lanzamiento que nos permite estar relajados mientras afrontamos retos bastante exigentes.
A eso contribuye también un planteamiento audiovisual muy compacto, que se compone de una dirección preciosista y una banda sonora muy cuidada. Osmos no es un prodigio tecnológico, de ninguna manera, pero sabe sacar un extraordinario partido de los medios de los que dispone para componer un todo muy llamativo para la vista. A esto suma una banda sonora electrónica muy cuidada que contribuye de forma soberbia a consolidar ese ambiente del que hablamos.
Uno de los mejores videojuegos para Android es, sin duda, el que tenemos ante nosotros con Osmos. Un título formidable en todos los sentidos, que aúna una elegancia estética y sonora con una propuesta de lo más adictiva y sorprendente. Un juego fantástico que marca el tipo de contenidos de calidad e innovación que pueden lograrse en dispositivos móviles.
