Uno de los videojuegos más directamente vinculados con la infancia de una generación entera, el Arcade de Los Simpsons, está de vuelta y llega a Xbox Live Arcade y PlayStation Network. Volvemos a pelearnos con todo Springfield y con parte de la galaxia en un clásico del género Beat'em up.
Los recuerdos de toda una generación vienen marcados por las horas y monedas de 25 de las extintas pesetas invertidas en los, a menudo sórdidos, salones recreativos. Para este público está destinado The Simpsons Arcade Game, un título que podemos conseguir a cambio de 800 Microsoft Points o 9,99 euros y que ofrece exactamente lo que prometía: una inyección desmedida de nostalgia y recuerdos.
La que era una de las recreativas reina de su momento se transforma ahora en un videojuego con un interesante cooperativo para cuatro y suculentos extras cuyo peso no llega total a los 20 megas, pero que, en tan poco espacio, sintetiza mucho de lo que era la diversión típica de su época. Esto, precisamente, es virtud y a la vez defecto de un juego no demasiado recomendable más allá de su componente nostálgico.
Cualquier Tiempo Pasado... ¿Fue Mejor?
La pregunta es clara... ¿Más allá del componente nostálgico merece la pena comprar The Simpsons Arcade Game? La respuesta más sincera debe ser un áspero no, y es que no pasa de ser un título de corte Beat'em Up más bien mediocre y francamente rudimentario a efectos jugables, narrativos, visuales... Vaya por delante, por si fuera poco, que The Simpsons Arcade Game puede ser superado en menos de una hora, concretamente en unos 45 minutos, algo que no justifica ni mucho menos el alto precio que exhibe el lanzamiento.
En el juego podremos manejar a cuatro de los miembros de la amarilla familia (Homer, Marge, Bart y Lisa), que deberán enfrentarse a todos los esbirros del malvado magnate Montgomery Burns tras el secuestro por parte de Smithers de Maggie: la más pequeña de la divertidísima estirpe creada por Matt Groening por razones que no acaban de quedar demasiado claras y que, según se deja entrever, son bastante absurdas. El guión del juego carece de total importancia, y lo peor que se puede decir de él es que ni resulta interesante ni tampoco saca partido de la vena cómica de sus protagonistas.
Por otra parte en la faceta jugable, el título es tan rústico como cabría esperar de un videojuego que acusa de sobremanera su veteranía. A comienzos de los noventa su fórmula sencilla para machacar a los centenares de enemigos que deberemos vencer hacía las delicias de los jugadores que decidían invertir ingentes cantidades de dinero en superar su breve pero dificilísima campaña. Es sencillamente genial a nivel de revivir nuestros más tiernos recuerdos el volver a ponernos en el pellejo de Homer y compañía, no obstante sus mecánicas de sencillísima acción con dos botones sólo resultan medianamente divertidas si las acometemos con otros tres amigos en el cooperativo que trae consigo el lanzamiento, y es que en solitario el juego no sólo resulta repetitivo sino también tedioso a pesar de su escueta duración.
Lo que de verdad sí resulta interesante de esta versión remozada de The Simpsons Arcade Game es la más que venerable intención de Konami en cuanto al añadido de interesantes extras y coleccionables que hagan más interesante su adquisición. A la mejora estética obvia a la que podemos acceder si activamos la opción de suavizado, se suma también la posibilidad de disfrutar de las versiones estadounidense y japonesa del juego (ambas con sus pequeñas particularidades), su demencial modalidad extra, el cuidado diseño estético del mueble recreativo alrededor de la pantalla... Características y pequeños aditivos más cerca del coleccionismo que de lo puramente jugable, pero que contribuyen a darle algo de valor a la complicada relación calidad/precio que tiene el juego que nos ocupa.
Discutible recuperación del clásico Arcade de Los Simpsons que, en su traslado al año 2012, no pasa de ser un Beat'em Up bastante discreto. Repetitivo, limitado y demasiado breve, el juego sólo encuentra su valor en la exaltación de la nostalgia por la que apuesta.
