Absolutamente desconcertante y a la vez increíblemente ingenioso. Solo así podemos definir a este original juego de puzles y exploración en primera persona tan peculiar y abstracto en sus conceptos jugables, que resulta imposible no rendirse a sus encantos. Original como pocos, ¿serás capaz de superar el delirante viaje hacia lo desconocido que propone Antichamber?
Perdidos, completamente bloqueados sin saber qué hacer ni hacia dónde ir; dándole vueltas a la cabeza tratando de buscar la lógica a algo que claramente no la tiene... y de repente, se enciende la bombilla. ¡Por fin hemos resuelto el enigma! ¿Os resulta familiar? Exacto. Es la sensación de satisfacción que se logra al superar un reto imposible, la alegría que nos embarga al completar con éxito un enorme desafío intelectual. Y eso es precisamente lo que sentiremos al completar Antichamber.
Un sorprendente juego de puzles en primera persona totalmente distinto a lo que estamos acostumbrados, ya que en esta obra de Alexander Bruce nada es lo que parece, ni la lógica tiene por qué ser nuestra compañera de viaje. Al contrario. El misterioso laberinto en el que nos adentraremos es un lugar surrealista, abstracto. Un entorno de juego en el que nada tiene ni pies ni cabeza, y en el que no podemos fiarnos ni tan siquiera de nuestros propios sentidos. O bueno, al menos eso parece a simple vista, porque ya os garantizamos que pocos títulos ofrecen unos rompecabezas tan sugerentes e inspirados como los de esta obra.
Dentro del laberinto
Sin tutorial ni guía que nos marque el camino y, sin explicaciones que nos ayuden a comprender qué debemos hacer ni a dónde ir, los primeros pasos en Antichamber pueden ser casi tan duros y desconcertantes como definir en pocas palabras a qué tipo de juego nos enfrentamos. Pero es precisamente este halo de misterio el que hace de él un título tan especial, capaz de sorprendernos de principio a fin con ingeniosos rompecabezas que jugarán cruelmente con nuestra percepción de la realidad.
Pasillos sin fin, escaleras que conducen al mismo sitio en el que nos encontrábamos, salas que cambiarán su apariencia por completo al volver sobre nuestros pasos, rebuscados enigmas que sólo superaremos respondiendo a ciertos acertijos sin lógica aparente... Antichamber es indudablemente un juego de puzles muy extraño... Y no solo por su psicodélico apartado audiovisual.
De hecho, a diferencia de lo visto en otros títulos de corte similar, en esta obra no existen unas mecánicas de juego predefinidas que nos indiquen cómo actuar ante ciertas situaciones, como podría ser el caso de Portal. En Antichamber, al contrario, cada una de las cámaras por las que nos moveremos se regirá por sus propias reglas, planteando desafíos completamente distintos entre sí. Retos ocultos a simple vista que nos forzarán a explorar a conciencia cada palmo de terreno.
Por eso, antes de buscar una solución a estos rompecabezas deberemos determinar cuál es el problema/barrera que bloquea nuestro camino. Algo que a bote pronto suena bastante raro, la verdad, pero que os garantizamos supone un recurso increíblemente inteligente. Y es que nadie te va a decir qué debes hacer ni hacia dónde debes dirigirte; eso es cosa tuya. Pero es precisamente esta libertad de acción, sumada al surrealismo que rodea a todos y cada uno de los puzles de esta aventura, la que hace que Antichamber sea un título tan genuino. Uno de los pocos juegos de puzles en los que de verdad te sentirás orgulloso por haber superado sus rompecabezas.
En este sentido, la variedad de enigmas a los que haremos frente resulta encomiable, aunque preferimos que esto lo descubráis por vosotros mismos. No en vano, el mayor atractivo de Antichamber radica precisamente en descifrar los enrevesados acertijos que dan paso a cada una de estas salas de juego. Más teniendo en cuenta que la mayoría de estos puzles se alejan bastante de lo visto en otros títulos de corte similar. Aún así, también hay espacio para retos más tradicionales, en los que deberemos hacer uso de varias herramientas de trabajo, combinando y distribuyendo por el escenario pequeños cubos de colores que recogeremos de zonas muy concretas.
Otro de los aspectos más llamativos de Antichamber es que nos da total libertad para explorar como deseemos el complejo laberinto que da vida al programa. Un entorno de juego repleto de caminos ocultos que podremos recorrer en el momento que deseemos, siempre y cuando seamos capaces de abrir las barreras que bloquean su acceso. Para facilitar esta tarea, el juego incluye un mapa interactivo que nos permitirá revisitar cualquier punto de la aventura con suma facilidad, dando pie a que si nos quedamos bloqueados en una zona en concreto podamos intentarlo por otra vía distinta.
Lo que no deja con una fantástica aventura de puzles a la que tal vez le ha faltado algo más de claridad en algunos de sus rompecabezas, en ocasiones excesivamente rebuscados, para alcanzar mayores cotas de brillantez. También hemos echado en falta un hilo conductor más elaborado, con una historia de fondo que diera verdadero sentido a este delirante viaje. Pequeños matices que no ensombrecen, ni de lejos, a esta obra única en su especie, capaz de sorprender de principio a fin con una facilidad asombrosa.
Algo a lo que ayuda mucho su notable apartado audiovisual, muy minimalista en líneas generales, pero a la vez tremendamente vistoso. Y es que cada zona de juego será totalmente distinta a la anterior, combinándose acertadamente y de forma surrealista, localizaciones de todas las formas y colores posibles con una naturalidad sorprendente. Ver para creer... Y nunca mejor dicho.
Dado su carácter experimental, Antichamber no es un título destinado a todos los públicos; pero no por ello podemos restarle méritos. Y es que estamos ante un juego de puzles brillante en la concepción de sus rompecabezas, que hace del surrealismo su mayor virtud para transportarnos a un laberinto en el que de verdad nos sentiremos totalmente perdidos. Por eso, el grado de satisfacción que se alcanza al superar sus enigmas es tan increíblemente alto.
