Análisis de SimCity (2013)

Análisis de SimCity (2013)
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Es una de las sagas más emblemáticas de la historia de PC, y es también uno de los abanderados de la gestión civil dentro de la estrategia. SimCity regresa con su entrega más ambiciosa, pero también con la más polémica. Nos olvidamos, sin embargo, de todas sus incidencias y ya superados problemas, y nos centramos en valorar lo nuevo de Maxis como juego... Ni más ni menos.

Los videojuegos que apuestan por experiencias de conexión a internet constante parecen destinados a ser el futuro, no sólo en PC sino también en consolas, y eso trae algunos problemas. Recientemente sufrimos un accidentado lanzamiento con Diablo III que, dada la enorme expectación que traía consigo, presentó serios problemas las primeras horas para la conexión de algunos usuarios, y ahora hemos vivido una todavía peor puesta a la venta de un SimCity que ha traído consigo dificultades mucho más graves.

La imposibilidad de conectarse a los servidores del título de Maxis ha sido una constante desde el lanzamiento del programa, algo que sin duda se debe también a la enorme demanda y que ha deparado un lanzamiento convulso en Europa, pero auténticamente traumático en Estados Unidos. Las incidencias parecen haber sido ya solventadas y de hecho en 3DJuegos, como siempre en estos casos, buscamos abstraernos de ellas y valorar al juego siendo totalmente ajenos a todo el ruido que les rodea. Una cosa son los bugs y los problemas dentro de un juego, que también los hay en SimCity, aunque son menos importantes, y tienen reflejo en la nota final en el apartado de tecnología, y otra cosa es lo adecuado o no del canal para acceder hasta éste: Origin en el caso concreto del juego que nos ocupa. En la web no analizamos plataformas digitales sino videojuegos, así que sin perder un minuto más comenzamos a desgranar todo lo que ofrece la nueva entrega de la conocida serie creada por Will Wright y compañía.

De este modo volvemos a ponernos en el pellejo del alcalde de una ciudad virtual. Una urbe que edificaremos a nuestro gusto como siempre ha sido clásico en la franquicia, pero que en esta ocasión apuesta decididamente por las relaciones entre ciudades gestionadas por otros aficionados de todo el mundo. El que ha sido el mayor problema del programa durante su lanzamiento es, también precisamente, su mayor innovación, y es que el mundo conectado que propone entre usuarios le da un toque innovador y fresco a una propuesta muy interesante. SimCity es un juego con problemas y con algunas limitaciones, pero también es uno adictivo, ligero y realmente vistoso.

Un Mundo Vivo y Conectado
Si has estado al tanto del desarrollo de SimCity estarás también al corriente de que la conectividad ha sido una de las obsesiones de Maxis durante su desarrollo. La serie siempre ha sido conocida por su brillantez a la hora de proponer conceptos de estrategia civil atractivos y de gran capacidad de adicción, pero en esta entrega han decidido apostar por una suerte de reseteo a nivel conceptual que nos brinde algo similar en esencia pero también muy distinto en su forma de presentarse ante nuestros ojos.

Todo comienza de forma sencilla con la necesidad de escoger servidor para hospedar nuestro pequeño mundo, y a partir de ahí comienza la entretenida experiencia que propone Maxis. De hecho lo que propone el título está dividido en regiones de varias ciudades cada una, y en nuestra mano queda el optar por crearla nosotros o por participar de otra ideada por algún miembro de la comunidad. No estamos limitados a una sola, puesto que podemos edificar más ciudades en otros, pero sí es cierto que cada localidad estará obligada a permanecer en el servidor y en la región que hayamos escogido de salida para cada una de ellas.

En cualquier caso la esencia de la experiencia es la misma. Cada una de estas áreas se divide en varios puntos de interés que pueden consolidarse como Nuevas Ciudades o como Sitios de Gran Obra (obras públicas que podemos construir para enriquecer el valor del área). En cualquier caso la conclusión elijamos la vía que elijamos es la misma, se trata de crear entre nosotros y otras personas red de ciudades que conformen una suerte de región-estado. SimCity, como explicaremos más adelante en profundidad, apuesta por la densidad de las ciudades en lugar de por el tamaño, y teniendo esa política en mente es muy recomendable sacarlas adelante con la colaboración de otras personas. Ninguna ciudad, debido a estas restricciones de tamaño, puede cubrir todas las necesidades que tiene ante sí, y lo que es una obvia limitación desde el punto de vista puramente jugable es, en realidad al mismo tiempo, también una motivación para fortalecer nuestras relaciones con el resto del mundo.

SimCity es lo nuevo de Will Wright en particular y de Maxis en general. ¿Estás preparado para ser el nuevo alcalde?
SimCity es lo nuevo de Will Wright en particular y de Maxis en general. ¿Estás preparado para ser el nuevo alcalde?

No es que sea imprescindible participar activamente de este universo conectado, pero como decimos sí es digno de tener en cuenta ante los suculentos beneficios que aporta y el propio juego no parece sentirse demasiado cómodo a la hora de dejarnos jugar en solitario en una región vacía. ¿Cómo proyectar estas relaciones? Hasta un máximo de 16 alcaldes pueden cooperar en una misma región para salir adelante entre todos lo mejor posible, y siempre que estemos ubicados junto a gente colaborativa los resultados serán agradables y habrá una clara recompensa.

Al igual que en la vida real la idea es la de compensar lo que le falta a una ciudad vecina con las fortalezas de la nuestra, y viceversa. Así si, por ejemplo, nuestra urbe es muy fuerte en términos de sanidad pero algo débil en cuanto a las fuentes de energía, podemos ofrecer, por ejemplo, un suministro generoso de ambulancias a las urbes colindantes a cambio de ciertos beneficios energéticos de parte también de ellas. Esta política es aplicable a cualquier aspecto de la gestión local (aguas, procesado de basuras, bomberos...), y si no queremos relacionarnos con otras personas siempre podemos gestionar nosotros mismos todas las ciudades que compongan el área comarcal. Es una idea plausible desde el punto de vista jugable, pero más bien poco recomendable a casi todos los niveles, así que casi podemos decir que estamos supeditados al afán colaborativo del resto. La sinergia está ahí, lista para surgir si todas las partes lo desean, pero también hay efectos adversos de la forma de trabajar de otros usuarios, y algo tan fácil como un exceso de polución en una ciudad colindante puede, sin comerlo ni beberlo, suponernos graves perjuicios.

Los menús para conectarnos a la experiencia son tan sencillos como cabía esperar. Un par de clicks y ya estamos conectados.
Los menús para conectarnos a la experiencia son tan sencillos como cabía esperar. Un par de clicks y ya estamos conectados.

Un Nuevo Alcalde en la Ciudad
Por desconcertante que parezca, de forma premeditada hemos comenzado el análisis por el aspecto más relacionado con la parte on-line, y es que es la que más novedades y ruptura aporta. La vertiente vinculada de forma pura y dura con la jugabilidad es algo más continuista, si acaso incluso algo reducida y sintetizada con respecto a lo que veíamos en el pasado. En algunos casos para bien... y en otros con resultados no tan brillantes.

Al comenzar con una ciudad lo primero que llama la atención es lo pequeña que es la región sobre la que podemos edificar. Su tamaño puede no parecer demasiado reducido en primera instancia para todos los perfiles de usuario, pero rápidamente unos y otros se sentirán constreñidos por las barreras imaginarias que ejercen de fronteras y que delimitan el espacio con una línea discontinua que no podemos superar bajo ningún concepto. La idea es la de hacer crecer nuestras ciudades en vertical, algo que no podemos decidir nosotros por nuestra propia mano, pero que sí podemos fomentar tomando determinadas alternativas que acabarán definiendo el éxito y el desarrollo de nuestra ciudad en mayor medida que su expansión horizontal. Recordemos que en SimCity, como siempre dentro de la franquicia, nosotros no construimos nada más allá de las obras de servicios municipales, sencillamente dictamos a la inteligencia artificial dónde puede edificar y fomentamos la riqueza de sus construcciones mejorando el bienestar.

El primer factor a tener en cuenta es el de la densidad de las zonas urbanas, industriales o comerciales, los tres tipos de zonas que podemos definir. Ésta se mide en primera instancia con las carreteras que acompañan a las distintas zonas, y que podemos construir en diferentes formatos en función de lo que queramos que se proyecte y del dinero que estemos dispuestos a gastar en ellas. Definir tal o cual zona como residencial, industrial o comercial no tiene coste alguno, pero las necesarias carreteras para unirlas unas con otras sí valen dinero. En el centro de la ciudad, por ejemplo, conviene tener asfaltados tramos con varios carriles e incluso con tranvía, puesto que nos garantizarán una alta densidad, mientras que en los exteriores y las zonas industriales podemos permitirnos tener carreteras algo más económicas. Eso sí, tarde o temprano, y dadas las limitaciones de tamaño de los términos municipales, vamos a tener que pensar en aumentar la densidad de todas las áreas para sacarle partido al espacio del que disponemos, así que la demolición y la reestructuración urbana constante de áreas y trazados de carretera acaba siendo una obligación a medio plazo.

El lector, por lo tanto, no debe tener particular cariño por el aspecto determinado de su ciudad en un momento concreto de su vida, puesto que la revisión frecuente de su arquitectura va a estar a la orden del día. Esto le concede un punto dinámico a la experiencia, que ayuda a compensar de alguna manera lo frustrante que resulta estar constreñido por fronteras algo más estrechas de lo que esperábamos inicialmente. Estas limitaciones resultan especialmente llamativas teniendo en cuenta lo mucho que abre el abanico el nuevo SimCity en cuanto a la construcción si lo comparamos con episodios anteriores, y es que ahora sí podemos trazar todo tipo de áreas con las formas más enrevesadas y absurdas que deseemos... las manzanas cuadradas de una ciudad pueden ser las más prácticas, ¿pero quién quiere eso cuando podemos crear distribuciones bellísimas y anárquicas?

Con este panel podemos unirnos a la región creada por otras personas. Cada una de las ciudades que la componen es dirigida por otro usuario.
Con este panel podemos unirnos a la región creada por otras personas. Cada una de las ciudades que la componen es dirigida por otro usuario.

Ese es el encanto de lo nuevo de Maxis, y ahí el videojuego funciona de forma extraordinaria: abrazando con idéntico cariño tanto a los amantes de los diseños simétricos como a los adoradores de las formas futuristas e imposibles. Claro que la construcción es sólo una parte muy pequeña de lo que oferta este videojuego, ya que como es tradicional en la serie también hay que estar pendientes de muchos aspectos relacionados con la infraestructura como puede ser la red de aguas, el transporte público, la educación... Hay hasta once divisiones a las que tenemos que prestar atención para el gobierno de una ciudad, y todas ellas cuentan con interfaces muy claros y esquemáticos que demuestran el buen hacer del estudio en todo lo que tiene que ver con la accesibilidad. Como prometieron durante el desarrollo, se acabó navegar a través de interminables menús, cuadros y gráficos: todo tiene ahora una representación en pantalla muy cuidada que permite hacernos una idea de toda la información con un golpe de vista. Por ejemplo, ¿las aguas residuales? Bastará con entrar en su pestaña respectiva y acto seguido veremos como éstas se distribuyen sobre la propia ciudad a través de los canales que discurren bajo la superficie, siguiendo de un rápido golpe de vista cualquier problema que pueda haber por saturación en la red.

Al final de cuentas nuestra meta es el crecimiento de la urbe, y esta prosperidad no sólo depende de lo que seamos capaces de lograr en cuanto a la densidad de las zonas, sino también de la garantía de un bienestar que es todavía más difícil de conseguir y que depende del correcto funcionamiento de todos y cada uno de estos departamentos de gobierno. Así con exceso de zonas comerciales habrá problemas en las tiendas puesto que no tendrán población a quien vender su stock, sin embargo con una industria muy desarrollada y poca educación se multiplicará el crimen y además no habrá quien ocupe los puestos más importantes de las fábricas por falta de preparación y, como consecuencia de ello, el sector no avanzará; mientras que si nos sobra la gente cualificada y no hay donde ocuparlos el paro será un problema alarmante... Como puede verse la cantidad de situaciones que pueden generarse jugando a SimCity es generosa y apasionante si nos interesa la estrategia civil, y como es costumbre en estos casos al final la mejor política es la del equilibrio. Cierto que podemos poner parches a las situaciones, por ejemplo para luchar contra el crimen que dispara la falta de escolarización podemos invertir un gran dinero en fuerzas de orden público, no obstante resulta obvio que al final no acaba siendo en absoluto rentable. ¿Lo mejor? Elaborar nuestros propios planes de viabilidad y mirar al largo plazo.

Todo lo que tiene que ver con la información que nos proporciona el juego se muestra de forma muy agradable y esquemática en pantalla.
Todo lo que tiene que ver con la información que nos proporciona el juego se muestra de forma muy agradable y esquemática en pantalla.

Diversión en el Ayuntamiento
De acuerdo. SimCity es algo restrictivo en cuanto a la zona en la que nos permite construir, por mucho que nos consienta levantar cuantas ciudades queramos, pero es en esencia no deja de ser por ello un juego realmente divertido y con un punto adictivo muy interesante. Una vez que empezamos nos va a costar parar, y es que formar parte del crecimiento de una metrópoli es una de las propuestas más fascinantes a las que puede enfrentarse cualquier amante de la estrategia civil, y éste es un juego lo suficientemente abierto e inteligentemente trazado como para que le resulte accesible a cualquiera.

Por ejemplo cualquier problema que se esté produciendo en la ciudad es fácilmente detectable puesto que el icono que representa a su división brillará. Así, por ejemplo, si hay incidencias en la distribución de aguas y hay algunas áreas de la ciudad a las que no llega el líquido elemento, rápidamente la pestaña de todo lo que tiene que ver con ese tema en el interfaz brillará, dejándonos el camino libre para tratar de solucionarlo lo antes posible. El pequeño mundo creado por Maxis funciona así de una forma muy ágil, siendo muy cómodo de ver en su superficie, pero también muy exhaustivo a la hora de estudiarlo en profundidad si es lo que deseamos, porque los menús permiten acceder con agrado a mucha información muy útil sobre cosas tan dispares como los distintos recursos naturales, el índice de crimen o incluso el nivel freático.

Con estas decisiones el producto es tan profundo o sencillo como deseamos que lo sea en cuanto a los datos, aunque esto no se ve acompañado igual de acertadamente por la faceta jugable. No tardaremos demasiado tiempo antes de darnos cuenta de que podemos participar, y mucho, de todo lo que sucede en las ciudades que creemos, aunque hay tantas cosas que dejamos también en manos de la inteligencia artificial que rápidamente percibiremos que intervenimos en todo esto menos de lo que nos gustaría.

¿Cuántos molinos? ¿Estás bien posicionado para aprovechar la fuerza del viento? Éstas, y otras muchas decisiones, tendrán que ser tenidas en cuenta.
¿Cuántos molinos? ¿Estás bien posicionado para aprovechar la fuerza del viento? Éstas, y otras muchas decisiones, tendrán que ser tenidas en cuenta.

Es obvio que hay que dejar en manos de la IA montones de cosas, y que eso precisamente es parte de la experiencia SimCity, pero cuando alcancemos el límite de capacidad de la urbe nuestro trabajo se limitará peligrosamente a derruir antiguas áreas de baja densidad para dar paso a otras de alta, y a tratar de encontrar acomodo a las gigantescas centrales de procesamiento de aguas, residuos o basura mediante la eliminación dolorosa de zonas prósperas porque no nos quedará más remedio. El sacrificio de áreas para ocupación de otras es una opción muy interesante en el juego, pero también una repetitiva, y nos queda la opción de gestionar con nuestros vecinos nuestras necesidades... siempre que se presten a ello. ¿Y después qué? No hay ciudad perfecta pero, si la rozamos, a inyectar diversión contribuyen los simpáticos desastres, que no aportan demasiado desde el punto de vista jugable más allá de ponernos a prueba en cuanto a gestión de situaciones críticas, pero que son agradables a la hora de inyectar un poco de componente masoquista a la experiencia.

Empezar un nuevo núcleo urbano de cero puede ser una opción recomendable tantas veces como sea necesario para mantener el atractivo, así que de alguna manera SimCity es un juego que trata más de "construir pequeñas historias" que de crear "una gigantesca y realmente larga". También nos queda la observación, y eso se le da muy bien al lanzamiento de unos chicos de Maxis que saben mucho sobre tenernos pegados a la pantalla estudiando qué hacen sus pequeñas criaturas. Si en Los Sims éramos capaces de seguir durante horas las diminutas vidas de esos icónicos personajes, en su nuevo juego hay también algo de eso aunque a una escala mucho más grande y menos profunda. Basta con hacer click sobre cualquier estructura de la ciudad para ver si está prosperando, qué necesidades tiene o qué le preocupa... Lo mismo pasa con las personas, todas con nombres y apellidos, sus propias trayectorias que recorren en la ciudad (aunque bastante absurdas) y también sus enfermedades, inquietudes e intranquilidades. Todo eso lo mima hasta el paroxismo el título que nos ocupa, con una atención obsesiva por cada mínimo detalle que tiene que ver con la vida que se respira en las calles.

El lanzamiento, de hecho, se enriquece mucho por todo ello y comienza de una manera fenomenal, con gancho y atrapándonos durante horas y horas en un pozo de adicción del que nos va a costar salir... Al principio. Más adelante descubriremos que lo que podemos hacer en SimCity es realmente divertido, pero que a medio plazo no tiene tantos contenidos ni alternativas como para tenernos entretenidos tantísimo tiempo como sí lograban sus predecesores. Es una verdadera lástima porque el programa está cuajado con un exquisito buen gusto, y desde el momento en el que lo arrancamos y ya todo funciona como es debido es un título que está tan cargado de buenas ideas y es tan brillante desde el punto de vista conceptual que es una verdadera pena que no haya llegado más lejos a la hora de proyectarlas en posibilidades jugables. Como en estos casos siempre insistimos, es un juego notable que brilla en una propuesta cooperativa que cuando funciona lo hace con brillantez, pero al que le ha faltado engordar su propuesta con una mayor profundidad para contar con una vida útil mucho más larga.

Las comunicaciones son fundamentales, tanto dentro de nuestra ciudad como con el exterior con trenes o barcos.
Las comunicaciones son fundamentales, tanto dentro de nuestra ciudad como con el exterior con trenes o barcos.

Una Ciudad Viva -Gráficos y Tecnología-
A nivel visual, SimCity es exactamente lo que esperábamos de un videojuego de Maxis. Los productos de este estudio siempre cuentan con unas cotas de encanto y carisma visual que son irreprochables, y en este sentido su nuevo proyecto trae consigo todas las claves que han dibujado a lo largo del tiempo la idiosincrasia de los trabajos del equipo. El que nos ocupa no es un videojuego tan simpático como Los Sims, pero porque no lo necesita debido a su gran prisma, pero sí es uno que dibuja unas construcciones, unas calles y una vida que corre por ellas con particular magia.

No hablamos sólo del aspecto de los interfaces, que es tan aseado como cabe esperar de cualquier producto de una compañía que sabiamente sabe primar la accesibilidad sobre cualquier otra consideración, nos referimos al conjunto general: desde los menús de carga hasta la propia experiencia in-game... todo tiene ese aroma Maxis que tanto nos agrada y que, de hecho, tan bien encaja con el programa en términos generales. Los edificios presentan en su totalidad un aspecto maravilloso, y el hecho de que se generen espontáneamente rellenando los espacios que hayamos dejado, por aleatorios que sean, resulta especialmente meritorio.

La iluminación es fantástica, y le concede un barniz de realismo muy agradable a unos diseños que, en realidad, tienen cierto aspecto a medio camino del cartoon que ayudan mucho a aligerar la estética. La versatilidad, insistimos, es sin embargo su mayor virtud, permitiéndonos además mutar las construcciones en cierta medida para añadirles módulos y mejorar sus prestaciones. Las conclusiones son idénticas para los personajes vivos que se mueven por su mundo, unos Sims diminutos como para estar detallados, pero que se mueven con naturalidad y que cuentan con ropajes característicos para su fácil identificación.

Cada una de las estructuras que nosotros mismos levantemos es personalizable, pudiendo añadirle distintos módulos para mejorar sus prestaciones.
Cada una de las estructuras que nosotros mismos levantemos es personalizable, pudiendo añadirle distintos módulos para mejorar sus prestaciones.

Efectos como el agua, las explosiones o el fuego ayudan a consolidar un conjunto realmente formidable, y con muy pocos peros que ponerle. Estamos de acuerdo en que el efecto del desenfoque es algo exagerado si lo activamos plenamente, pero también es otro de los aspectos que le conceden al título cierta identidad de producto para lograr ese delicioso aspecto de maqueta. Merecen mención especial, por su simpatía, el tratamiento de los inmuebles en construcción, de equipos especializados como los bomberos o la policía y, por supuesto, de unas catástrofes (naturales o no) que nos pondrán las cosas muy difíciles de la manera más campechana posible. Ver cómo se levantan los distintos bloques es cautivador e hipnótico, pero contemplar cómo se vienen abajo también tiene verdadero interés.

En términos de rendimiento el título cuenta con una fluidez notable y con unas capacidades que lo convierten en un producto voluble y maleable para adaptarse a distintos equipos. La optimización nunca ha sido la gran virtud de Maxis para sus lanzamientos, sin embargo en esta ocasión han llevado a cabo un buen trabajo... no brillante, pero sí lo suficientemente estimable como para considerar más que suficiente. Como siempre en estos casos hemos probado el videojuego en distintos equipos para hacernos una idea de cómo funciona éste en diferentes configuraciones. En el equipo de pruebas habitual de redacción, un i7 (2,80 Ghz) con 8GB de Ram y GPU GeForce GTX 560 Ti, en líneas generales la fluidez ha sido más que satisfactoria. Salvo algunas pequeñas ralentizaciones en momentos muy determinados (principalmente con la activación de los desastres) la tasa de imágenes por segundo se ha movido con solvencia siempre rondando los 50-60 frames, con todas las opciones gráficas activadas y con la resolución habitual Full HD de 1920x1080.

Con un equipo algo más modesto, como siempre algo más cercano a los requisitos mínimos del programa, SimCity exige los lógicos recortes para un movimiento suave aunque sí hemos notado que la exigencia de RAM es pública y notoria cuando las ciudades comienzan a estar totalmente pobladas. Las opciones visuales a configurar permiten cierto margen de maniobra, con seis alternativas a pormenorizar para definir la iluminación, calidad de texturas, sombras, geometría o detalles de la animación, así como el ya mencionado efecto de desenfoque. Además podemos activar también la sincronía vertical o en antialiasing, así como activar filtros muy simpáticos para darle a SimCity tonalidades cálidas, sepia, vintages... El juego, asimismo, ofrece las clásicas opciones de disfrute en ventana, muy útiles para el perfil de usuarios hacia el que va dirigido este tipo de producto.

Es imposible no sentir simpatía por los distintos diseños de la ciudad. Hasta la más contaminante de las fábricas tiene un aspecto exquisito.
Es imposible no sentir simpatía por los distintos diseños de la ciudad. Hasta la más contaminante de las fábricas tiene un aspecto exquisito.

En última instancia, debemos decir que los problemas de servidores que plagaron su lanzamiento ya no están presentes, y que ahora la conexión a unos u otros es instantánea e inofensiva como cabe esperar de cualquier producto de estas características. Sin embargo las incidencias no han sido completamente eliminadas, y es que de vez en cuando nos sorprenderá algún cartel in-game advirtiéndonos de que hemos perdido la conexión con los servidores de Origin. No nos impedirá seguir jugando, pero lo haremos temporalmente off-line hasta que se restablezca, y sin disfrutar de las cacareadas funciones de conectividad que tanto se han promocionado para el juego. Hay, además, algunos bugs de diversa consideración, aunque ninguno lo suficientemente relevante como para enturbiar de forma grave la experiencia.

En cuanto a lo sonoro, el resultado es tan agradable y tranquilo como esperábamos de un título que busca que pasemos muchas horas con él. Como es tradicional en los productos de Maxis, los personajes hablan en simlish, lo que resulta tan simpático como cabía esperar, y es que no deja de tener encanto ver cómo nuestros ciudadanos, por ejemplo, se manifiestan con protestas delante de nuestro ayuntamiento mientras pronuncian consignas en idioma Sim. Los efectos de audio, por su parte, rinden de forma adecuada, y la banda sonora es tan inocua como exige un producto con la inversión de tiempo que pide éste.

Muy Bueno

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Por: El equipo de 3DJuegos
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Por fin tenemos un nuevo SimCity, y los chicos de Maxis han hecho los deberes. No es la mejor entrega de la serie, ni muchísimo menos, pero olvidándonos de sus problemas de servidores es un videojuego notable y que engancha. Con sus virtudes y sus defectos, que también los tiene, sólo hemos echado en falta un plus de profundidad y una menor obcecación en algunos aspectos conceptuales relacionados la conectividad para tener ante nosotros un juego inolvidable.

Comprar SimCity (2013)
Jugadores: 1-16
Idioma: Textos en español
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