Análisis de Sega Rally

Análisis de Sega Rally
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Si nos devolvieran todo el dinero que en su momento nos gastamos en la recreativa de Sega Rally seguramente más de uno no tendría problemas este mes para pagar la hipoteca. El sensacional arcade de Sega vuelve por sus fueros en una entrega imprescindible y plenamente Next-Gen.

Con irregular éxito se ha adaptado la recreativa Sega Rally en los últimos años. Ha habido de todo, desde lamentables subproductos como la entrega del 2000, hasta brillantes arcades de indudable calidad y diversión como Sega Rally 2 o el mismo Sega Rally (Revo) que nos ocupa.

Lo cierto es que la última entrega de Sega Rally, que finalmente se ha quedado sin la coletilla Revo, es un fenomenal entretenimiento sin complicaciones. Tan fácil como sentarse, jugar y disfrutar. ¿Necesitas algo más?

Barro y Gasolina
Hay que aclarar que Sega Rally hace un uso muy “personal” de las normativas de los Rallyes. Para empezar sólo hay cinco vehículos a parte del nuestro con los que competir, y las vueltas al recorrido son tan sólo 3. Números bajos, pero más que suficientes para el carácter light del producto.

Los circuitos por su parte se dividen en los diferentes entornos en los que tienen lugar. Alpinos, tropicales, safaris, árticos y cañones. El número de pistas para correr es muy limitado, pero una de las fortalezas jugables de Sega Rally es la de conocer al dedillo los detalles del mapeado para usarlos a nuestro favor, de modo que este bajo número en realidad juega a nuestro favor pues nos permitirá memorizarlos con más facilidad.

La nueva entrega del juego destaca por captar perfectamente la esencia de la recreativa. Divertido, sencillo y sin complicaciones.
La nueva entrega del juego destaca por captar perfectamente la esencia de la recreativa. Divertido, sencillo y sin complicaciones.

Disponemos de tres modos de juego además del multiplayer. Carrera rápida, que como su propio nombre indica nos permite correr sin mayores problemas ni retos directamente sobre el circuito que escojamos. Contrarreloj por su parte nos permitirá fijar tiempos y tratar de batirlos, así como compartirlos con nuestros contactos subiéndolos a las bases de datos on-line. Y por último Campeonato, que es una sucesión de carreras para obtener puntos y desbloquear vehículos y diseños. Lamentablemente el modo campeonato carece de cualquier tipo de aliciente entre carrera y carrera que no sea el de pasar rápidamente a la siguiente. Ni podemos comprar piezas, ni practicar o personalizar el coche; opciones que, sin embargo, hubieran alargado notablemente la vida de Sega Rally.

Por último destaca el multijugador, el que probablemente sea uno de los pilares fundamentales del programa, y que nos permitirá jugar contra hasta cinco compañeros o con un rival físicamente a nuestro lado mediante el método de pantalla dividida.

Sega Rally está de vuelta, y con el la nostalgia de tantos años pegados a su recreativa y tantas monedas de cinco duros dejadas caer por la ranura.
Sega Rally está de vuelta, y con el la nostalgia de tantos años pegados a su recreativa y tantas monedas de cinco duros dejadas caer por la ranura.

En lo que se refiere al control hay que señalar que es plenamente fiel a la saga. Apenas hay diferencias entre conducir un coche u otro, y el manejo se realiza con sencillez y resulta fácil captar su esencia. El juego hace un gran uso a nivel de conducción de los escenarios y de la interacción con estos. Hay que recordar que el título refleja las deformaciones en el terreno que tienen lugar con motivo de las carreras; y del uso de estos surcos para un mejor agarre dependerá gran parte de nuestro éxito en las segundas y terceras vueltas. No obstante decepciona que no se haya hecho nada por reducir la sensación de “carrera pasillo”, por lo angosto de los recorridos y por la constante presencia de barreras invisibles contra las que al salirnos del trazado chocaremos irremisiblemente.

Un Estilo muy Particular
Sega Rally destaca notablemente como producto de consumo rápido, como título arcade de carreras donde un neófito puede alcanzar una honrosa posición en una carrera a las primeras partidas de cambio. Esto tiene aspectos muy positivos: es tremendamente accesible, está dotado de un fácil control, y resulta ser diversión en estado puro. Esto es en esencia lo que ofrece Sega Rally, aunque tiene también algunas contraprestaciones.

Probablemente el único punto oscuro de Sega Rally es que entra tan rápido como sale. Resulta relativamente sencillo que tras un breve idilio amoroso con el juego al cabo de unos días nos parezca todo tan sencillo y fácil que no nos suponga un reto excesivo en cuanto a su control, y que nos cansemos con presteza. Como tantas cosas en la vida, resulta mucho más gratificante a veces que algo se nos resista, que nos cueste un esfuerzo conseguir “domarlo” para luego disfrutarlo durante más tiempo.

Pero una vez que aceptamos el hecho de que estamos ante un título de unas características muy determinadas, lo cierto es que hay que quitarse el sombrero porque Sega Rally es arcade al 100%, y de los buenos. Capta a la perfección el espíritu de la recreativa.

Herencia de recreativa
El juego cumple sobradamente en lo gráfico. Sega Rally “corre” a treinta frames por segundo, lo cual es una cifra muy respetable, sobre todo en casos como éste donde disfrutamos de un lanzamiento que goza de un nivel de detalle fantástico en la imagen; aunque en determinados momentos sufre de notorias caídas en la tasa de imágenes por segundo.

El modelado de los coches es muy bueno y tiene un número de polígonos correcto, no obstante palidece ante otros detalles mucho más cuidados como el terreno sobre el que corremos o algunos entornos de gran belleza.

Gráficamente el título cumple sobradamente. Destacan los detallados vehículos, y el tratamiento y deformación del terreno.
Gráficamente el título cumple sobradamente. Destacan los detallados vehículos, y el tratamiento y deformación del terreno.

El título presenta fenomenales efectos de partículas, una francamente buena sensación de velocidad y unas manchas en los vehículos muy realistas. La paleta de colores es muy respetuosa con el estilo Sega Rally, y presenta unas estampas muy realistas dentro del particular estilo colorista y algo fantasioso del juego.

En el aspecto sonoro, Sega Rally sigue una línea continuista con lo que acostumbra desde sus inicios, unos buenos efectos de motores y efectos de sonido acompañados de la voz de un imaginario copiloto que nos canta las curvas, y un repertorio musical correcto.

Bueno

Sin sello

Sega Rally

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Un muy divertido juego para disfrutar en solitario y un título fundamental para jugar acompañado. Arcade en estado puro y un complemento ideal para la avalancha de lanzamientos de simulación purista, y en ocasiones asfixiante, de los últimos años. La escasez de características del modo “Campeonato” le resta algo de interés, y lo limitado del número de circuitos puede mermar de forma notable su vida útil, pero sigue siendo un producto muy recomendable y uno de los mejores arcades de conducción del año.

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