Análisis de Saint's Row 4. Locura presidencial de mundo abierto

Análisis de Saint's Row 4. Locura presidencial de mundo abierto
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La serie Saint's Row siempre ha sido complicadísima de etiquetar, pero con su cuarto episodio se lleva la palma. Olvídate de gángsters, bandas y de todo lo que habías visto hasta ahora en la saga, la nueva batalla ideada por Volition se libra de nuevo en Steelport, pero ahora nos planta contra seres de otro mundo. Toda la locura que esperábamos de este enfrentamiento entre macarras y alienígenas está presente en el juego, pero por el contrario se ha quedado por el camino algo de la diversión y el brillante entretenimiento del más que recomendable The Third, por ejemplo.

Con el tiempo el género sandbox ha ido abriendo sus confines para dejar paso a grandes marcas que han ido haciéndose un hueco, pero cabe recordar que hace no mucho cualquiera que intentara lanzar un producto de estas características era tildado ipso-facto de querer sacar partido económico de la estela de Grand Theft Auto con una mera copia, y de no tener interés o iniciativa alguna desde el punto de vista creativo. Por suerte, como decimos, todo eso ya pasó. Ahora los títulos de mundo abierto se cuentan por legión, y hemos disfrutado de productos estupendos en este campo con algunos representantes de enorme calidad. Uno de los pioneros en ofrecer algo diferente a la serie GTA fue, desde el comienzo de la generación, Saint's Row, una IP creada por Volition que con el tiempo ha ido dejando atrás los prejuicios y haciéndose con un nombre.

La primera entrega, seguramente la más convencional desde el punto de vista del ingenio y la propuesta de ideas, ya presentaba un sentido del humor salvaje y unas señas de identidad propias muy marcadas que le permitieron asentarse, más allá de los prejuicios, como un producto único. Con el paso de los años, y episodio tras episodio, sus responsables han ido liberándose de ataduras y proponiendo ideas más y más arriesgadas que han ido convirtiendo a la franquicia en una absoluta locura. Enter the Dominatrix, anunciado como una expansión de The Third, parecía llevar todo un paso más allá, con una serie de ideas que por su carácter poco formulaico acabarían dibujándose en el horizonte como un producto enteramente independiente que se conocería como Saint's Row IV. ¿La idea? Dotarnos de superpoderes y enfrentarnos a una invasión alienígena que somete al planeta, y que nos aleja de las clásicas historias de gángsters y bandas que vivíamos en el pasado.

¿El resultado ha estado a la altura? Sólo parcialmente. Saint's Row IV/[b] eleva la locura de la saga hasta extremos insospechados, y en ese sentido la meta está plenamente conseguida por parte de Volition. Lamentablemente en términos de calidad general y también de interés el título queda un poco lejos de las cotas exhibidas por sus predecesores en el pasado, y no podemos sino mirar con perplejidad algunos elementos como el brutal reciclaje del mapa. The Third es con casi total seguridad el episodio más brillante e inspirado que hemos disfrutado hasta la fecha en la marca, y Volition quizá equivocadamente ha puesto el punto de mira en revolucionar los momentos absurdos en lugar de en proponer nuevas ideas o dedicarse a mejorar las que ya existían.

La Guerra de los Mundos

Siendo honestos el argumento nunca ha sido la fuerza de Saint's Row, en ninguna de sus entregas, y con el paso de los años lo que se ha ido ganando en [b]momentos humorísticos se ha ido perdiendo en interés narrativo para unos guiones excesivamente sencillos, con héroes pocos carismáticos y aún así contados de una forma enrevesada y poco clara. Claro que todo eso importa poco cuando lo que se ponía encima de la mesa es tan divertido como la retahíla de misiones principales y de entretenimientos de carácter secundario como lo que veíamos por aquel entonces.

Lo que tenemos entre manos, sin embargo, es una cuarta entrega que va en otra línea, tratando de robustecer lo que se nos cuenta, pero llevándolo hasta extremos auténticamente exagerados en cuanto a su tratamiento de los gags y la parodia. Podemos entender la forma de pensar de Volition para plantear Saint's Row IV como es. En el pellejo de su protagonista, y rodeado por la banda de los Saints, poco a poco hemos ido ascendiendo en el escalafón social de su mundo, y cuesta imaginar cómo superar el estatus de verdadero ídolo de masas que ya habíamos alcanzado en la tercera entrega. ¿La respuesta ideada por sus responsables? Convertirnos en el Presidente de los Estados Unidos de América. No queremos ni imaginarnos cómo lograrán superar esto en una hipotética quinta entrega de la franquicia, pero aquí los resultados han sido bastante divertidos.

Los alienígenas están aquí. ¿Estás preparado? Con super-poderes, desde luego, todo es mucho más fácil.
Los alienígenas están aquí. ¿Estás preparado? Con super-poderes, desde luego, todo es mucho más fácil.

Así que sí, somos el máximo mandatario de Norteamérica, pero muy lejos de los solemnes políticos de la actualidad puesto que todo se retrata al más puro estilo Volition. Somos un dirigente al que no le tiembla el pulso a la hora de tener a su mascota (un Tigre de Bengala) campando a sus anchas por la Casa Blanca, uno al que no le importa tampoco tener el Despacho Oval lleno de falsas paredes que ocultan un arsenal digno de narcotraficante, y uno que, en definitiva, no se sonroja con los pasillos de su residencia oficial salpicados por barras de streaptease en las que bailan entregadas nuestras devotas becarias. Para explicar cómo hemos pasado de ser el repudiado líder de una banda de gángsters al gobernante de una nación el juego apenas invierte dos o tres minutos de un minúsculo prólogo. No importa el cómo, no importa el por qué... En Saint's Row IV sólo tiene relevancia el divertirse y hacerlo sin preámbulos y con la mayor celeridad posible.

¿Cómo empieza todo? Con una parodia, como no podía ser de otro modo. En los cinco primeros minutos de juego observamos cómo Volition se ríe inmisericordemente de Metal Gear, de Call of Duty, de la proliferación reciente de QuickTime Events e incluso de películas como Armageddon... Ese tiempo se divide en dos partes: en la primera vivimos una misión que nos permite comprobar que a pesar de ser el Presidente seguimos siendo un hombre (o mujer) de acción, y en la segunda paseamos por la Casa Blanca lidiando con los entresijos políticos de la vida política estadounidense con la sutileza de quien solventa un dilema con una patada en la entrepierna de su interlocutor. Han pasado varios años desde el final de The Third, y ahora todo es el habitual alcohol, desparrame y chicas de vida alegre en la vida de los Saints... Todo hasta que llega el temible Zinyak, el líder del imperio extraterrestre Zin que irrumpe en el planeta y somete a la raza humana.

En el videojuego nos movemos entre el mundo real y uno virtual a través de una máquina al más puro estilo Assassin's Creed.
En el videojuego nos movemos entre el mundo real y uno virtual a través de una máquina al más puro estilo Assassin's Creed.

Huelga decir que a partir de entonces quedamos como la única esperanza para la salvación de nuestra especie, huidos en una suerte de nave espacial. Desde ahí los personajes se conectan con una realidad virtual que es donde de veras se produce todo el apartado jugable y que justifican los superpoderes del protagonista, dejando el mundo real como un resquicio a efectos de la campaña que lo empareja con una saga Assassin's Creed a la que obviamente también parodia. Nuestra relación con los miembros de la banda se reduce a breves interacciones al más puro estilo Mass Effect, franquicia de la que por supuesto también se ríen, con la posibilidad de conversar e incluso de tener relaciones sexuales con ellos, aunque todo de una forma mucho más básica. El motivo está relacionado con el planteamiento de un Saint's Row IV que tiene más intención de burlarse de cuantas más cosas mejor tratando de tocar todos los palos posibles, que de realmente proponer un entretenimiento que podría haber conseguido con mejor resultado esforzándose en otras áreas del programa.

Los Santos Atacan de Nuevo

A nivel jugable el título de Volition transmite sensaciones positivas, aunque con matices. Por un lado es obvio que el hecho de contar con poderes sobrehumanos, justificados desde el punto de vista argumental con esa realidad virtual de la que hablábamos, elabora algunas primicias de interés desde el punto de vista de las novedades, sin embargo el conjunto general rezuma mucho más Saint's Row: The Third de lo que esperábamos. En las primeras horas es innegable que el poder desplazarnos a supervelocidad y llevar a cabo saltos imposibles llama mucho la atención, pero esa sensación sólo dura cierto tiempo y transcurrido éste todo empieza a parecerse en exceso a su predecesor, dejándonos en todo momento la sensación de que con unos mimbres tan llamativos como el cambio a lo virtual/sobrenatural se podría haber logrado algo que se separara mucho más.

Así pues el líder de la banda, y Presidente de los Estados Unidos por supuesto, puede ahora hacer cosas como correr a velocidad endiablada, dar grandes saltos que le permiten incluso escalar rascacielos, amén de lanzar ataques que congelen o prendan fuego a sus enemigos entre muchos otros. Esto no sólo nos permite ser una verdadera máquina de matar a la altura de lo que nuestro nuevo archienemigo nos exige, sino que también hace que muchas de las actividades de carácter secundario más destructivas sean ahora incluso más espectaculares de llevar a cabo. ¿Significa esto que son mejores? No necesariamente, pero desde luego son mucho más aparatosas, especialmente gracias a una fuerza disparatada que nos permite arrojar cualquier cosa por los aires, incluso camiones, arrasando a nuestros enemigos y provocando devastadoras explosiones.

Las misiones principales buscan ofrecer algo muy variado, pero no siempre resuelven bien lo que se proponen. La olvidable sección de la nave es buen ejemplo de ello.
Las misiones principales buscan ofrecer algo muy variado, pero no siempre resuelven bien lo que se proponen. La olvidable sección de la nave es buen ejemplo de ello.

A pesar de ser continuista en muchos aspectos, y gracias a este tipo de detalles, es cierto que sigue sin haber muchos productos que se parezcan a Saint's Row IV en el mercado, lo cual justifica su calificación en innovación (penalizado eso sí por el brutal reciclaje que exhibe), y todo ello se debe a que el carácter único que ya de por sí poseía la franquicia y que aquí se ve propulsado por el carácter de absoluta locura que expone el programa. No obstante no siempre se encauza en la dirección adecuada, con muchas situaciones que no tienen validez alguna desde el punto de vista jugable y que sólo se exponen para proponer una serie de gags que funcionan en mayor o menor medida. Hay abundantes muestras de ello como, por ejemplo, un sueño del protagonista ambientado en los años 50 que restringe nuestros movimientos hasta lo soporífero, y que sólo se justifica como dilatada parodia de las sitcoms de la época (risas enlatadas incluidas). Otro caso es el del retorno del homenaje a Tron, que ya resultaba más simpático que entretenido en la tercera entrega, pero que aquí vuelve todavía más largo y que ahora ni siquiera tiene el factor redentor de la sorpresa para salvarle. Lamentablemente hay muchas de estas secuencias en las que el programa directamente no hace los deberes en términos de diversión, momentos en los que antepone una sátira o un chiste a algo que pudiera dar réditos desde la óptica jugable.

Tampoco acaban de funcionar tan bien como desearíamos todas las secciones ubicadas en espacios cerrados, no sólo porque a menudo tienen tan pocos atractivos como la nave en la que tenemos nuestro único contacto con el mundo real y que apenas presenta distracciones, sino también debido a la torpe navegación de un personaje que ahora incluso en mayor medida está pensado para ser controlado en grandes superficies por sus capacidades de velocidad y salto. Aunque falte algo de precisión en el control con la supervelocidad, y aunque tampoco sea posible ser todo lo exactos que nos gustaría con los saltos de decenas de varios metros de altura, lo cierto es que en exteriores este cuarto título es mucho más divertido. Es ahí donde Volition ofrece las cotas de destrucción y absoluta locura que prometía, y de la que sólo las partes peor planteadas del programa en la campaña nos impiden disfrutar.

Hay algunos vehículos que debutan como el mecha, y que son demoledores tanto en rango cercano como a distancia.
Hay algunos vehículos que debutan como el mecha, y que son demoledores tanto en rango cercano como a distancia.

Si nos olvidamos de esas áreas del título que no funcionan, el juego es bastante divertido. Vuelve a ser muy entretenido volar por los aires todo a nuestro alrededor y enfrascarnos con nuestros enemigos en enfrentamientos masivos, especialmente ahora que contamos con poderes y con armas tan absurdas como la Dubstepadora que pone a bailar música electrónica a nuestros oponentes (idéntica en funcionamiento a la de Ratchet & Clank) u otras también simpáticas como la que crea agujeros negros o la que lanza proyectiles que rebotan. No obstante no dejará de perseguirnos durante la campaña la molesta sensación de que son más estimulantes los entretenimientos secundarios que las misiones principales, y es que en el pasado ya eran realmente atractivas todas las acciones que se podían llevar a cabo en los puntos calientes de la ciudad sin embargo también venían acompañados por unos objetivos principales mucho más robustos.

De Nuevo Steelport

Hasta ahora nos ha quedado claro que las misiones principales de Saint's Row IV ofrecen sensaciones encontradas, con algunas interesantes y con otras más centradas en intentar hacer reír que en resultar entretenidas desde la óptica jugable. Principalmente se debe a que a menudo se centran en tiroteos puros y duros, y el uso de las armas en IV vuelve a no ser gran cosa. Nunca han sido la mayor virtud de la franquicia, pero en el pasado había algo menos de exposición de éstas debido a la mayor presencia de los vehículos y a la interacción con muchas otras distracciones muy distintas y a la poderosa presencia de un cuerpo a cuerpo que en The Third ya ofrecía divertidos resultados. En el nuevo título no sólo no se ha mejorado todo lo relacionado con unas escenas de acción bastante básicas, sino que la presencia de habilidades como la supervelocidad o el salto del héroe reduce el uso de vehículos a algo casi prescindible, dejando la variedad de nuestros movimientos únicamente en manos de los deseos del aficionado, y poderes como el fuego o la telequinesis hacen casi siempre un riesgo inútil el acercarnos a nuestros rivales para golpearles en rango cercano.

El editor de personajes vuelve a ser uno de los principales focos de diversión del videojuego, permitiéndonos crear héroes de lo más absurdo.
El editor de personajes vuelve a ser uno de los principales focos de diversión del videojuego, permitiéndonos crear héroes de lo más absurdo.

Claro que esto es un Sandbox, y si por algo se caracterizan este tipo de lanzamientos es por ofertar infinidad de distracciones de carácter accesorio en las que, como también hemos destacado, el programa ofrece muchos mejores resultados. La diversión de muchas de las actividades retorna, como todas las centradas en la destrucción o los desafíos del simpático Genki, aunque también hay algunas que debutan pero que resultan de menor interés. Las mejores son, de hecho, algunas que logran un buen equilibrio entre las habilidades nuevas que caracterizan al personaje y la forma de sacarles partido.

Por poner el caso lo relacionado con la telequinesis del protagonista tiene una divertida proyección en algunos desafíos, como el caso de los que nos encargan sacar partido de ello para lanzar objetos concretos a determinadas dianas como las Grietas de Telekinesis o los del simpático gato asesino. Otra de las nuevas responde al nombre de Rastro Llameante, pero es una perezosa prueba de rendimiento para calibrar nuestras habilidades de salto y velocidad en contrarrelojes dentro de un mundo virtual. Menos explicaciones admite Batalla de Tanques, que es bastante descriptiva en cuanto a su nomenclatura. Hay muchas distracciones, en cambio, que resultan un poco reiterativas, y el grueso general da la sensación de no haber aportado suficientes novedades como para justificar las altas expectativas que teníamos en cuanto al ingenio de Volition para ofrecer algo nuevo.

La habilidad de congelar a vehículos y enemigos nos pondrá las cosas más sencillas, pero hay que esperar a que se recargue para volver a usarla.
La habilidad de congelar a vehículos y enemigos nos pondrá las cosas más sencillas, pero hay que esperar a que se recargue para volver a usarla.

Caos retorna con la misma premisa que en el pasado, y el celebrado Fraude vuelve también con la intención de hacernos conseguir dinero a cambio de hacernos chocar contra el tráfico en espectaculares y divertidísimos atropellos. Otras muchas como la de nomenclatura rimbombante Inyección de Virus, Borrado de Seguridad o Punto Crítico no son sino meras distracciones que nos obligan a acabar con oleadas de enemigos, con un objetivo en particular o con una patrulla que defiende un objetivo, respectivamente. Todas ellas muy similares entre sí. Así pues el mapa impresiona cuando lo abrimos por vez primera puesto que está cargado hasta los topes de cosas que hacer, aunque lamentablemente la mayoría son encargos prácticamente iguales entre sí, y el resto son recuperaciones idénticas de los que ya veíamos en episodios anteriores. ¿Los mejores? Los que sacan partido de la funcionalidad cooperativa que alberga el juego para disputar la campaña con un amigo, y que más allá de las misiones principales ofrecen la posibilidad de enzarzarnos en competición en Gato y Ratón o Marca de Muerte. Son momentos donde la diversión se multiplica por la compañía de un amigo, y por lo descacharrantemente ilógico de las situaciones que se proponen.

A estas cotas disparatadas de absurdo contribuye un personaje principal que vuelve a tener el aspecto y actitud que deseemos, lo que supone que tendrá un look tan solemne o irreverente como nosotros mismos queramos. Matones discotequeros, mujeres despampanantes, travestis, punks, luchadores de sumo, otakus o locazas desatadas son sólo algunas de las casi infinitas alternativas que presenta esta herramienta, que nos permite definir con todo lujo de detalles rasgos faciales, complexión, ropajes, complementos, heridas, maquillajes y peinados. Un motor de customización para protagonista, tatuajes y ropa idéntico al de The Third con algunas pequeñas novedades y cambios que no pasan de lo testimonial, pero que vuelve a ser tan divertido y emblemático como siempre, lo que ha garantizado un éxito que incluso se lanzó de forma gratuita anticipadamente al juego para que los aficionados comprobaran sus prácticamente ilimitadas posibilidades. El programa, además, cuenta una vez más con una agradable mecánica de mejora de personaje, basado ahora no sólo en el dinero sino también en la recolección de una serie de clústeres de datos repartidos por el mapa que dan sentido a la exploración de éste. Incrementos de salud o daño, desbloqueo de nuevos portales para volver a nuestro refugio, habilidades de banda y un largo etcétera de características a pormenorizar.

Algunas secciones de Steelport cuentan con un rediseño, pero la mayor parte de la ciudad está exactamente como la recordábamos.
Algunas secciones de Steelport cuentan con un rediseño, pero la mayor parte de la ciudad está exactamente como la recordábamos.

Regreso a Steelport -Gráficos y Tecnología-

Desde el punto de vista visual Saint's Row IV ha evolucionado igual de poco que en el resto de facetas, dejándonos un juego que vuelve a presentar un aspecto notable pero que dista de sorprender. Somos conscientes de las limitaciones de un hardware ya obsoleto que espera como agua de mayo la llegada de nuevas máquinas, de modo que el nivel de exigencia está meramente a la altura de The Third, pero en algunos aspectos hemos observado un sorprendente retroceso y una alarmante falta de pulido.

Elementos como el trabajo de los enemigos, para empezar, no acaba de estar a la altura de lo que esperábamos. Los de aspecto alienígena no abundan, y el título prefiere tirar del recurso de la realidad virtual para justificar que los extraterrestres a menudo utilicen "skins" de policías y sólo recuperen su forma original en ocasiones. El modelado no es particularmente original o novedoso, y se han utilizado aspectos tremendamente genéricos para todo el trabajo sobre las amenazas de otro mundo. Lo mismo puede decirse para los vehículos, idénticos modelados para casi todos ellos y sólo algunos poco perspicaces diseños para algunos medios de locomoción extraterrestres.

Las conclusiones para el escenario y la calidad de su retrato son prácticamente idénticas. La atención con la que se ha llevado a cabo algunos segmentos desde el punto de vista visual como la porción ambientada a mediados del siglo pasado en el prólogo nos hacían tener esperanzas de mucha variedad en este sentido, pero una vez que entramos en harina con la campaña lo cierto es que sólo algunos niveles ubicados en la nave espacial o en el ya reiterativo mundo retro-cibernético, por poner únicamente un par de casos, ayudan a dar algo de color a la campaña. Basta con decir que el mapa de Steelport en general no ha cambiado ni un ápice, y salvo un puñado de detalles en cuanto a nuevos rótulos luminosos o carteles de neón aquí y allá, y el rediseño de algún edificio en concreto podemos superponer la planta de la nueva urbe con la de la pasada y descubrir que son el mismo. Por suerte los variados telones de fondo de las misiones principales ayudan a dar algo de variedad al conjunto, aunque su acabado casi siempre sea olvidable.

A nivel visual el título ofrece más variedad que calidad. La mayor parte de las cosas que se proponen están recicladas de anteriores episodios.
A nivel visual el título ofrece más variedad que calidad. La mayor parte de las cosas que se proponen están recicladas de anteriores episodios.

Hay, por si fuera poco, infinidad de detalles nada cuidados. Por poner algún ejemplo basta con mencionar que podemos llevar a cabo una caída de varias decenas de metros sobre un coche y que éste salga completamente ileso, como si fuera asfalto. Precisamente podríamos perdonar el hecho de que no se produzcan imperfecciones en el suelo cuando caemos sobre él desde alturas descomunales, aunque ya haya juegos que hayan tratado eso con mucho cariño y ya desde hace años, sin embargo el caso de objetos tan sensibles como puede ser un vehículo nos parece del todo imperdonable. A todo esto hay que sumar que en términos tecnológicos el juego cuenta con infinidad de bugs, muchos más de los habitualmente tolerables en un sandbox por su condición de mundo abierto, y que salvo la estable tasa de imágenes por segundo no hay mucho que llame la atención en el programa desde éste ámbito.

En cuanto al audio lo que podemos comentar entronca directamente con lo visto en entregas anteriores, de los que el actual producto es fiel reflejo. En primer lugar el lanzamiento llega a nuestro país traducido en sus textos pero con las voces en versión original, con un nivel más que bueno y con voces como las de Keith David (Platoon), Neil Patrick Harris (Cómo Conocí a Vuestra Madre), Troy Baker (Bioshock Infinite) o Terry Crews (Los Mercenarios). Como no podía ser de otro modo no falta el mismísimo Nolan North, al que incluso podemos escoger como tal para poner la voz del protagonista en una ingeniosa broma que hace referencia a su omnipresencia en los lanzamientos recientes pero que, lamentablemente, sustituye a la divertida aunque totalmente inútil voz de zombie de The Third. La banda sonora sigue los cánones del género sandbox desde su fundación, con una cuidada selección de temas licenciados en función de distintos géneros musicales y dividida en emisoras de radio que podremos escuchar en nuestro coche y también fuera de él.

Bueno

Sin sello
Locura presidencial de mundo abierto

Saint's Row 4

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Quizá afectado por el cierre de THQ, pero indiscutiblemente lastrado por su concepción inicial como expansión bajo el ya desaparecido nombre de Enter the Dominatrix, Saint's Row IV no está al nivel de calidad al que la saga nos había acostumbrado. Escaso en cuanto a novedades aunque divertido en los elementos jugables que debutan, no por ello podemos dejar de decir que la nueva entrega hace gala de originalidad y mucha diversión.

Comprar Saint's Row 4
Jugadores: 1-2
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración:
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