La Guerra de los Tres Reinos sigue siendo el caldo de cultivo perfecto para una de las sagas hack'n slash más veneradas en Japón, Dynasty Warriors. Y aquí nos llega la octava entrega de la saga, título que nos ofrece los mismos combates masivos y la ambientación tan tradicional dentro de la franquicia.
Tecmo Koei y Omega Force son uno de los binomios más indelebles dentro de esta industria. Y es que ambas compañías nos presentan cada temporada su particular visión de la famosa Guerra de los Tres Reinos, Dynasty Warriors, batalla que sigue dando sus frutos en forma de arcade de acción hack´n slash. Está claro que la popularidad de este juego (y de su propia idiosincrasia) no alcanza en territorio occidental –ni de lejos- los mismos niveles obtenidos en su mercado natal pero, aún así, se trata de una saga que posee un número de adeptos bastante fiel. Y este grupo sabrá apreciar como se merece las interminables batallas que ofrece Dynasty Warriors 8, así como sus variados modos de juego y enorme cantidad de personajes.
Como suele ser habitual en esta franquicia, el título presenta un abanico interesante de opciones de juego. No es que sea el más extenso del mundo, pero desde luego resulta suficiente debido a la profundidad que ofrece la mayoría de ellos. Y una vez más el más destacado vuelve a ser el modo Historia (Story Mode).
Los Tres Reinos Hack'n Slash
Esta modalidad nos invita a jugar en solitario o en compañía de un amigo en cooperativo una de las cuatro (sin contar una quinta alternativa llamada Other) historias relativas a los cuatro reinos que se dan cita en el juego: Wu, Shu, Jin y Wei. Cada una de estas ramas posee sus propias fases o "stages" que debemos ir superando para avanzar en la trama central. Además en cada caso es posible controlar a un oficial diferente que, sumando a todos ellos (incluyendo los desbloqueables), su número final se contabiliza por decenas. Este modo de juego resulta largo y está repleto de batallas encarnizadas contra ejércitos enteros rivales, teniendo que invertir una ingente cantidad de horas si queremos superar cada uno de los niveles de los diferentes reinos, fases que por cierto podemos superar tantas veces como queramos para mejorar la experiencia de los protagonistas.
Luego tenemos la modalidad Ambition Mode, la cual nos ha parecido muy atractiva. En este caso la acción clásica de la saga se complementa con toques de rol y aventura, incluyendo incluso un toque táctico. Y es que más allá de librar contiendas multitudinarias, en este caso también tenemos que charlar con personajes no controlables, participar en misiones complementarias y explorar los lineales escenarios para conseguir nuestro fin: construir el llamado Tongquetai, el lugar de encuentro para campesinos que debemos ir expandiendo y mejorando.
Pero esta tarea requiere de mucho esfuerzo, teniendo que entablar duras batallas de varias clases diferentes (tipo "Raid", masivas, etc.) para conseguir la ayuda de nuevos personajes, los materiales necesarios para la construcción y demás. A medida que progresamos el Tongquetai va haciéndose más grande y famoso, siendo el fin último conseguir que el emperador lo visite. En definitiva, una gran opción de juego que nos ha parecido bastante original y adictiva.
Y para complementar a sendas opciones principales de juego, Historia y Ambition, también podemos jugar los niveles ya completados de manera más sosegada en el llamado Free Mode (también compatible para dos jugadores en cooperativo) así como contemplar las escenas de vídeo y demás material audiovisual en la Galería o incluso asistir a la Enciclopedia para consultar la historia de los Tres Reinos, entre otras cosas. En global se trata de una oferta de juego bastante completa.
Peleas y mandobles
Cualquiera que haya jugado a cualquier capítulo de esta saga ya sabe perfectamente lo que va a encontrarse en esta octava entrega de Dynasty Warriors: peleas, peleas y más peleas.
En cuanto saltamos a la acción controlando al oficial que más nos guste, debemos acabar con hordas innumerables de enemigos que se abalanzan contra nosotros como si fueran moscas. Y nuestro deber es hacerles frente con todo nuestro potencial, teniendo que liquidar tanto a los soldados de a pie como a los miembros más poderosos del frente rival, como los oficiales o los jefes de unidad.
De esta forma para superar cada nivel es necesario aplastar a centenares de adversarios, pudiendo encadenar ataques y combinaciones de golpes increíbles. Para ello podemos ejecutar una respetable cantidad de ataques, ya sean "normales" como los ya clásicos EX, Musou o de Furia, mucho más contundentes y capaces de eliminar a varios enemigos de una sola tacada. Pero también tenemos que tener presente el esquema Cielo, Humanidad y Tierra que funciona como el juego Piedra, Papel o Tijera, teniendo que escoger siempre la opción (arma en este caso) que más nos convenga. El control es bastante simple y todos los personajes reaccionan bien a nuestras órdenes, algo por otra parte ya habitual en la saga.
¿Y resultan divertidas estas luchas interminables? Pues eso depende de cada jugador, como siempre. Los hack´n slash puros como Dynasty Warriors 8 no conceden (salvo excepciones, como sucede en el modo Ambition) cancha a otros factores como los puzles, diálogos, exploración, interactuación con objetos y demás que no sean los combates. Esto hace que la mecánica de juego sea invariable, algo que ciertos jugadores no acaban de tolerar pero que, sin embargo, es precisamente lo que más les gusta a los seguidores habituales del género. Es cuestión de gustos.
Entrando ya en materia gráfica, estamos ante un título que sigue la pauta establecida en entregas previas de la franquicia. Decenas de personajes se muestran en escena sin que esto altere la fluidez a la que sucede la acción (salvo momentos muy puntuales), hecho que siempre tiene su mérito. Además las animaciones de los protagonistas están bien rematadas y el diseño de éstos es bastante solvente. Pero como también es costumbre el título tiene sus pegas, comenzando por la sencillez con que han sido modelados todos los escenarios y personajes secundarios (sobre todo los enemigos menos poderosos) y la excesiva linealidad de los fondos. En global el título cumple con creces en este aspecto, pero nada más.
El sonido está algo más conseguido, con una gran selección de melodías (que podemos escoger sobre la marcha antes de cada batalla) y unos efectos de sonido claros y variados, que se complementan con diálogos en inglés que no han sido subtitulados a nuestro idioma.
Sin llegar a sorprender, Dynasty Warriors 8 ofrece lo que todos ya conocemos dentro de esta franquicia de Tecmo Koei: batallas interminables y una amplia gama de escenarios y personajes. Aquellos que nunca hayan disfrutado con este tipo de propuestas seguirán sin cambiar de opinión después de jugar a Dynasty Warrios 8, eso lo tenemos muy claro. Pero los seguidores de la saga seguro que se deleitan con dichas luchas y la profundidad habitual que presentan algunas de sus modalidades, incluyendo el adictivo Ambition Mode.
Esta octava edición de la serie sigue manteniendo inalterables sus valores principales. De esta forma el grueso del juego sigue apoyándose en combates masivos contra ejércitos enteros de rivales, jugabilidad invariable que puede resultar monótona a un grupo de jugadores. Sin embargo los seguidores de la saga encontrarán una nueva ración de ambientación oriental, modos de juego adictivos y personajes muy interesantes con los que disfrutar, ya sea en solitario o en compañía de un amigo.
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