Han tenido que pasar más de cuatro años para que EA Sports reinicie una de sus sagas deportivas de más solera y éxito históricos en el panorama internacional: NBA Live. Y lo hace con una versión diseñada exclusivamente para las nuevas consolas, PS4 y Xbox One, edición que no es lo que se dice perfecta...
Desde que Pau Gasol aterrizara en la NBA, la pasión que se ha desatado por este deporte en nuestro país ha aumentado muchos enteros. Por eso muchos jugadores deseaban la llegada y el renacer de una saga tan veterana y clásica como era NBA Live, serie que como muchos sabéis dejó de formar parte activa de EA Sports desde la edición NBA Live 10. Sí, porque lo que iba a convertirse en NBA Elite 11 acabó siendo un fiasco tan mayúsculo que la propia EA Sports decidió no lanzarlo, tomándose desde entonces un descanso que ha durado unos años. Pero la espera ha llegado a su fin con NBA Live 14, título que acaba de ser editado en Xbox One y PS4.
¿Y qué tal ha sido su regreso? Pues aunque se trata de un simulador que posee ciertas cualidades y algún que otro detalle notable, lo cierto es que deja bastante que desear. Y si ya lo comparamos con el actual rey de las pistas, NBA 2K14, la cosa empeora de manera mucho más notoria.
De esta forma y como vamos a contaros a continuación, NBA Live 14 es un simulador de basket que debería haber llegado a las consolas de Nueva Generación con más meses de trabajo a sus espaldas. Se nota que las fechas de salida tanto de Xbox One como de PS4 han marcado demasiado el ciclo de desarrollo de esta producción, y se echa de menos un grado de pulido mucho más ambicioso en el producto final.
Sin control en la pista
Es justo mencionar que los desarrolladores han tratado de introducir ciertas mejoras e innovaciones a esta reedición de NBA Live en relación a lo observado a su última entrega... Algo lógico por otra parte teniendo en consideración que ya han pasado cuatro años desde entonces, y que este tipo de simuladores han evolucionado mucho en ese período de tiempo. El problema es que, con alguna que otra salvedad, casi todas ellas no han terminado de cuajar.
Centrándonos en uno de los aspectos más importantes del juego, el sistema de control, observamos luces y sombras, y mucho más de esto último. El esquema de control es más o menos tradicional y, al menos en teoría, podemos llegar a efectuar una amplia gama de acciones: dribblings, bloqueos y continuaciones, juego al poste bajo, aclarados... El problema es que sólo algunas de estas acciones se ejecutan con la suavidad y solvencia necesarias.
Por ejemplo, el sistema de fintas y movimientos acrobáticos con el balón funciona correctamente. De esta forma con el stick derecho podemos llevar a cabo un vasto surtido de movimientos y fintas (cambios de dirección bruscos, el famoso cross-over...), acciones que se suceden con la fluidez necesaria. Y por otra parte, el sistema de pases está bien integrado, siendo muy sencillo enviar el balón al jugador que deseemos en cada momento. Qué menos. Hasta aquí, todo perfecto.
Pero los problemas con el sistema de control afloran de manera muy notoria poco después y en multitud de puntos diferentes. Para empezar, cuando estamos defendiendo resulta muy complicado y hasta engorroso defender ciertas situaciones puntuales, dando como resultado un desorbitada cantidad de jugadas que acaban en un mate cómodo. Por otro lado, si no tenemos bajo nuestro control a un jugador con un porcentaje de tiro excepcional (y recalcamos esto último), resulta complicadísimo anotar una canasta desde una posición alejada del aro. Y es que debemos ser innecesariamente precisos a la hora de soltar el balón en el momento justo, ya que el más leve lapso de tiempo por exceso o defecto da como resultado el fallo correspondiente.
Eso por un lado. Pero es que hay más problemas jugables que van más allá del sistema de control. Y uno de los más graves tiene que ver con la inteligencia artificial de los jugadores. Podríamos daros decenas de ejemplos de acciones extrañas que nos han ido sucediendo durante el transcurso de los múltiples partidos que hemos disputado, pero creemos que no es necesario. Simplemente, hemos podido constatar que los jugadores no son conscientes de su posición sobre la pista, ni en ataque ni en defensa, algo que en un deporte de grupo como es éste es clave.
Pero hay más inconvenientes. El juego físico, por ejemplo, es casi inexistente y no ha sido recogido como sería menester. De esta forma es complicado extraer todo el jugo necesario de jugadores como LeBron James, Iguodala, Griffin y compañía, tipos que en teoría muestran una superioridad física brutal sobre sus rivales y que por eso mismo resulta muy complicado defenderlos... en el deporte real, claro.
Y para finalizar con los defectos jugables importantes, el ritmo al que discurren los partidos es demasiado lento. Así e incluso cuando sobre el parqué se encuentran equipos tan alegres en su juego como pueden ser Houston Rockets o Golden State Warriors, la acción fluye a una velocidad demasiado parsimoniosa, lo que afecta negativamente a un deporte tan dinámico (o que, al menos, puede llegar a serlo si lo deseamos) como es el basket.
Todo esto que os acabamos de comentar, más algunos que otros defectos menores más, termina minando mucho la diversión que puede proporcionarnos el título. Y es una pena, porque estamos ante un juego bastante completo en términos de opciones y modos de juego. Modalidades como Salto Inicial (Exhibición), Estrella Emergente, Ultimate Team, el modo online (para dos jugadores únicamente) o el absorbente Dinastía garantizan semanas o incluso meses de entretenimiento... siempre y cuando estemos dispuestos a pasar por el aro, y nunca mejor dicho.
Generation Lost
En lo relacionado con los apartados técnicos, estamos ante un título que se ha quedado corto en su paso a la Nueva Generación. Y de hecho, está mucho más cerca de la presente generación de consolas que de Xbox One y PS4, hasta tal punto que pensamos que las versiones de PS3 y Xbox 360 de NBA 2K14 son netamente superiores a este NBA Live 14 de Nueva Generación.
Basta con echar un vistazo a los primeros minutos de un encuentro para darnos cuenta de varios aspectos. Centrándonos en los jugadores, a sus modelados les falta un grado de detalle mucho más definido y palpable. Rasgos faciales y corporales más cuidados, un mejor tratamiento de sus equipaciones, etc. son puntos que deberían haberse cuidado más. Son r4conocibles, al menos los más reconocidos, pero son mejorables.
También, las animaciones de los jugadores son bastante inconsistentes. Y eso se debe a que las hay bien rematadas, las menos, pero también existen muchas muy mejorables como las que observamos cuando efectuamos lanzamientos a canasta, ciertos pases, saltos, etc. Y además de esto, en muchas ocasiones se dejan entrever animaciones que han sido empalmadas con poco tacto, sobre todo cuando los jugadores corren por la pista. E iros olvidando de animaciones y jugadas personalizadas marca de la casa (el fade away de Nowitzki, el tiro a tabla de Duncan, el estilo súper elegante de Curry o Ray Allen lanzando desde larga distancia, la "particular" forma de lanzar de Shawn Marion...), porque apenas existen: pueden contarse con los dedos de una mano.
Algo similar sucede con la apariencia que presentan los pabellones que acogen cada partido. El aspecto de la pista en sí y sus aledaños es muy buena, mostrando un cuidado en su composición notable. Pero si nos fijamos en otros elementos complementarios como el aspecto de las gradas, las luces, el videomarcador y demás, nos damos cuenta de que dejan bastante que desear. Ni sorprenden ni se logra apreciar en ellos el salto gráfico esperado de máquinas más potentes técnicamente como es el caso de PS4 y Xbox One.
Y si gráficamente se trata de un juego más bien normalito, en términos sonoros tampoco mejora demasiado la cosa, aunque sí que es cierto que este apartado es netamente superior. La banda sonora que nos acompaña en cada pantalla de menú es lo más sobresaliente que presenta el juego en esta faceta. Variada y repleta de temas de éxito, hay poco que echar en cara en su selección. Sin embargo los comentarios en inglés de los narradores americanos Mike Breen, Jeff van Gundy y Jalen Rose son buenos pero acaban siendo un tanto redundantes, y los efectos de sonido son apropiados pero carentes de brillo.
En resumen, pensamos que EA Sports se ha precipitado un tanto editando esta renovada nueva entrega de su clásica saga NBA Live. Y es que el título flojea en demasiados factores importantes que afectan tanto a la experiencia jugable como a la disposición audiovisual. No se trata de un juego absolutamente desastroso y nada aprovechable, de hecho puede llegar a entretener a los seguidores más recalcitrantes de este deporte. Pero después de tantos años de espera, unos meses más de trabajo extra antes de su lanzamiento no hubieran supuesto problema alguno y, seguramente, habrían proporcionado una experiencia de juego de mayor calidad de la que nos ofrece este NBA Live 14.
EA Sports ha querido dar la oportunidad a todos los fans del basket americano de disfrutar de nuevo de su saga NBA Live. El problema es que lo ha hecho con una entrega que deja bastante que desear en muchas áreas fundamentales del juego, siendo un título al que le falta trabajo y refinamiento. Pide a gritos ciertas mejoras jugables evidentes que, por lo que parece, llegarán en breve en forma de parches (de hecho, ya es posible descargar uno de medio Giga). Mentiríamos si no afirmáramos que esperábamos más de esta nueva edición de la renovada saga de simuladores de baloncesto, y más teniendo en cuenta la calidad que atesora en la actualidad su máxima competencia, el sobresaliente NBA 2K14.
Comprar NBA Live 14- Notable oferta de modos de juego.
- El sistema de fintas y dribblings.
- Defectos graves en el sistema de control
- La IA es demasiado irregular.
- Técnicamente no parece un juego de Next Gen.
