Vive una gran noche de Halloween en PC con esta notable aventura de rol desarrollada por los padres de Psychonauts y Brütal Legend, creativos que siguen demostrando una vez más que, a la hora de crear videojuegos, los abultados presupuestos no lo son todo.
El primero de los pequeños proyectos en los que se embarcó el estudio Double Fine tras lanzar Brütal Legend, Costume Quest, se estrena por fin en compatibles con un año de retraso respecto a su versión de Xbox 360 y PlayStation 3, aunque con el mismo encanto que el primer día. Como recompensa por la espera, eso sí, los usuarios de PC disfrutarán por el mismo precio del juego original y su expansión Grubbins on Ice, lo que nos deja como resultado una gran aventura de rol para todas las edades que demuestra una vez más el talento del equipo liderado por el padre de Grim Fandango, Tim Schafer.
¡Cuidado con los cocos!
¿Cómo podría un niño enfrentarse a un ejército de monstruos? Partiendo de esta cuestión, en Double Fine se las han ingeniado para dar vida a una divertida y entrañable aventura de rol en la que los distintos disfraces de Halloween con los que contarán nuestros niños protagonistas se convertirán en sus principales herramientas de acción. Y es que en esta obra se ha logrado transmitir a la perfección esa extraña sensación que nos embargaba a todos cuando éramos niños y nos poníamos un disfraz, ya que perfectamente podíamos tener un cubo en la cabeza y una caja de cartón en el torso, y sin embargo vernos como poderosos robots de última generación. Y esto es precisamente lo que ofrece Costume Quest.
Cada disfraz con el que logremos equipar a nuestro protagonista y a sus dos acompañantes –se irán uniendo a nosotros poco a poco- se convertirá en una letal herramienta de combate durante los encontronazos contra los enemigos, pudiendo ver cómo los simpáticos disfraces de los niños toman una apariencia propia de los cómics de súper héroes. En este sentido, la variedad de disfraces resulta encomiable, con algunas propuestas de lo más divertidas que no os desvelaremos. Sin embargo, sí conviene destacar las distintas habilidades especiales con las que contaremos. Por un lado, las propias de las batallas, pero aparte, muchos de nuestros disfraces ofrecen utilidades fuera de los combates: ya sea iluminar las zonas oscuras, protegernos de escombros o corrientes de agua, caminar de forma sigilosa sin que los enemigos nos puedan ver o descender con tirolina usando las cuerdas que nos encontremos.
¡No te tengo miedo!
Gracias a estas opciones, el desarrollo de la aventura ofrece una buena variedad de situaciones en los cuatro grandes escenarios de juego por los que nos moveremos, si bien es cierto echamos en falta más opciones. Algo que se puede trasladar perfectamente a los combates. Y es que éstos, que se desarrollan por turnos de una forma muy clásica, al final pueden ser algo repetitivos porque únicamente contamos con tres opciones: el ataque básico, el movimiento especial propio de cada disfraz que se va cargando cada pocos turnos, y la opción de usar movimientos especiales que compraremos durante la partida. Por supuesto, los enemigos serán cada vez más poderosos, pero al final prácticamente todo se resolverá a base de atacar, atacar y atacar sin preocuparse de otros aspectos –aún así hay momentos en los que las estrategias de combate ayudan muchísimo-. Y nada ayuda el hecho de subir de nivel, porque esta mejora simplemente marcará el mayor daño que provocaremos y la cantidad de salud con la que contaremos.
Se agradece que dentro de esta simplicidad los combates sean muy dinámicos. Y es que cada vez que ataquemos o nos protejamos deberemos pulsar un botón en el momento preciso para conseguir los mejores resultados. Igualmente, habrá ítems especiales que mejorarán determinados atributos de nuestros héroes, por lo que tampoco hablamos de una simpleza total.
El principal problema es que las misiones resultan muy poco variadas, ya que independientemente de la zona de juego en la que nos encontremos siempre estaremos realizando el mismo tipo de acciones. A saber: buscar niños en una especie de “juego del escondite”, coger manzanas con la boca, o tocar puerta por puerta en todas las casas o establecimientos que encontremos para recolectar caramelos (podemos encontrarnos con gente simpática o con monstruos, así que al menos los “sustos” no nos los quita nadie). Por eso, y aunque el juego nunca deja de ser divertido, no llega a las cotas de genialidad de otras obras del mismo estudio o enmarcadas en el mismo género. Por supuesto, tenemos que tener en cuenta que éste es un título descargable publicado a un coste inferior al de un juego retail, pero con los antecedentes del estudio, esperábamos algo más al respecto.
Ingenuidad, la belleza perdida
Se agradece, por ejemplo, el empeño puesto en la exploración y la necesidad de buscar cofres ocultos para dar con los ítems necesarios para fabricar nuevos disfraces, algo que también nos obliga a completar prácticamente todas las misiones –tarea no demasiado difícil-, para recoger este tipo de recompensas; pero no entendemos en este caso que no se haya incluido por ejemplo un mini-mapa con el que podríamos ubicarnos mejor en los escenarios.
Si hablamos del apartado audiovisual, Costume Quest presenta un diseño de gran nivel por la simpatía que desprende el mundo por el que nos movemos y sus habitantes, aunque éstos resultan algo repetitivos. El paso de los disfraces de los niños a combatientes es sin duda su punto más fuerte, sobre todo por la originalidad de los diseños y el buen gusto a la hora de mostrar sus habilidades especiales. Además, la inclusión del pack descargable Grubbins on Ice dota al juego en PC de una mayor variedad, ya que en este último caso visitaremos el mundo de los monstruos, Repugia, para continuar con nuestra particular guerra con tres nuevos disfraces de lo más originales. El sonido, en cambio, nos parece algo más discreto; las melodías son poco variadas y pasan muy desapercibidas, a lo que debemos sumar unos efectos de sonido también correctos sin más.
Con más retraso del que merecían los usuarios de PC, Costume Quest es una compra más que recomendable, pues aunque no sea el título más complejo ni el más original del momento, sí consigue con sus diálogos y diseño atrapar a mayores y pequeños en su fantástico mundo. La inclusión de su expansión, que añade tres horas de juego extra, es otro aliciente más para no perderse este trabajo de Double Fine.
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