Escenarios de Realidad Virtual y un objetivo sencillo: coger todas las gemas y salir pitando sin alertar a los guardias. Así es esta alegoría distópica de Robin Hood que mezcla puzles e infiltración, inspirado en las VR Missions del primer Metal Gear Solid.
Hay algo en Volume que no encaja. Posiblemente sean los puntos de control: unas zonas abundantes donde, si te descubren, vuelves a empezar cada uno de los cien niveles que componen este título… ¿arcade? de infiltración y sigilo. Hacen perder la planificación. La estrategia. Pensar antes de actuar. Porque el checkpoint evita a toda costa el castigo y hace más que fácil avanzar por sus niveles.
Volume no oculta sus inspiraciones. Recuerda mucho a las VR Missions de Metal Gear Solid, pero orienta más el sigilo hacia los puzles y evita el contacto con los enemigos robots a toda costa. Así, nuestras únicas herramientas serán pegarnos a la pared, silbar, o lanzar una serie de objetos que atraen la atención de los guardias entre muchas otras que se van desbloqueando a medida que avanzamos.
Sus niveles son igual de sencillos que su planteamiento (coger una serie de gemas antes de llegar a la salida del nivel) y quizá sea por eso que la larga escalera de niveles se hace repetitiva por muchas mecánicas que implemente para sortear los obstáculos. Se podría decir lo mismo de títulos como Super Meat Boy, ¿verdad? Y sin embargo, la obra de McMillen y Refenes equilibra mejor sus fases a la hora de tomar riesgos y exigir cierta habilidad y reflejos.
Sigilo, puzles y a por el botín
Sí, Volume es un juego bastante sencillo para componer 100 niveles. Lo adereza todo con un guión acorde que puede darle algo más de profundidad a lo que estamos jugando. Somos Robert Locksley, una especie de justiciero virtual que a través de esta simulación está enseñando a una población controlada e intimidada a robar en las casas de los adinerados. Un Robin Hood virtual, como señala el propio nombre del protagonista, en una historia que se hubiera beneficiado más de unos niveles que ganasen en complejidad, tamaño y elección de posibilidades, en vez de limitar tanto nuestros movimientos.
Es cierto, Volume nos ha dejado fríos aunque encontramos cierta brillantez en él. Y, posiblemente, jugándolo en una portátil, como su versión de PS Vita, completando unos cuantos niveles en los ratos muertos, gane más ritmo que sentarte en frente del ordenador o la televisión, donde la sensación de repetición es más apremiante.
Para más inri, hay algunos fallos que acompañan al juego, sobre todo al comienzo. El uso de un mando en la versión PC hace que el menú pueda volverse loco al navegar por sus opciones, mientras que la traducción al español deja mucho que desear. No existen las eñes y las letras con tildes desaparecer de los cuadros de diálogo. Eso sin mencionar estrafalarios errores gramaticales como un "deberas" que provoca escozor al leerlo.
Pero para ser honestos, si logras mantener el ritmo, sin forzarte y espaciando las sesiones de juego, Volume te recompensa con nuevas mecánicas donde el juegos da mayor protagonismo a su faceta de puzle que a la de sigilo, con nuevos objetos para distraer a los guardias y más posibilidades. Empezarás a notar una cierta dificultad, más traducida en el "pensar antes de actuar" que en tu habilidad a los mandos. El problema radica en que ya llevas más de la mitad de juego cuando Volume empieza a retarte.
Con todo, es más que probable que veas a Volume con diferentes ojos dependiendo del tipo de jugador que seas. Si lo miras más como un puzle que como un título de puro sigilo. Si no buscas un escenario que esconda diferentes caminos y sí como un laberinto virtual donde encontrar la salida mientras recoges gemas como si fueras Pac-Man. Si ves esa reducción en la complejidad de sus escenarios, tanto a nivel estético como jugable, como una ventaja para orientarte mejor a tu objetivo. De hecho Mike Bitchell, su desarrollador, es conocido precisamente por desarrollar una visión pura y minimalista en su anterior obra Thomas Was Alone (y por el claro acento anglosajón).
El juego se hubiera beneficiado de unos niveles que ganasen en complejidad y tamaño, en vez de limitar tanto nuestros movimientos
Sin esperar nada concreto de Volume, nos hemos encontrado un juego más que correcto; pocas cosas se le puede achacar de hacer mal. Y sin embargo, el haber optado por unos niveles faltos de complejidad, una dificultad moderada y unos puntos de control abusivos hacen perder toda la esencia arcade que podría contener (con una tabla de tiempos para los que quieran completar cada nivel por debajo del par o conseguir los mejores rankings). Su historia, aunque interesante, es algo más superflua que la genial combinación conseguida en Thomas Was Alone, convirtiendo a este Volume en un buen título de puzles, un correcto juego de sigilo y una experiencia disfrutable, en general, pero sin alardes.
Volume mezcla momentos de sigilo y puzle a lo largo de cien niveles, apoyándose en una historia de "robar a los ricos para dárselo a los pobres". Si bien logra una combinación interesante, fácil y rápida de jugar, sufre de una linealidad más propia de los puzles que de los juegos de sigilo, desequilibrando la balanza. Pero si te engancha la experiencia, la tabla de puntuaciones y el contenido creado por los usuarios multiplicarán sus horas de vida y su diversión.
- La mezcla de sigilo y puzle es interesante
- Cien niveles, tabla de tiempos y editor de niveles
- El planteamiento de su historia es interesante, aunque no profundiza demasiado
- Demasiado lineal, con pocas opciones y caminos alternativos
- Falta de profundidad en sus niveles y objetivos a cumplir
- Demasiado fácil en una gran cantidad de niveles, en parte, por sus cercanos puntos de control
