Análisis de Outlast - Whistleblower. Todo empezó en el psiquiátrico

Análisis de Outlast - Whistleblower. Todo empezó en el psiquiátrico
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¿Cómo? ¿No tuviste bastante con Outlast y quieres pasar más miedo? Whistleblower es tu respuesta. El juego de Red Barrels lanza su primer DLC con las mismas claves que caracterizaron al original, y se hace fuerte en la intensidad máxima y el nuevo punto de vista. Volvemos al psiquiátrico para vivir una precuela que arrojará algo de luz sobre todos aquellos terroríficos sucesos.

Outlast dejó un gran sabor de boca entre los aficionados. Quizá el título se desinflaba un poco durante su transcurso, con unos primeros compases memorables pero con un transcurso que iba perdiendo interés en parte por la reiteración de situaciones y por el cambio de escenarios y enemigos, pero el aficionado ávido de experiencias fuertes cayó a sus pies. Con ese concepto no resultaba difícil pensar en un contenido descargable, y Red Barrels se las ha arreglado para darle un giro de tuerca apostando por el concepto de precuela.

Y, ¿qué tal el resultado? A la altura de lo que esperábamos en algunos aspectos, pero también muy lejos de sorprendernos en otros. El juego sigue teniendo momentos de tensión máxima, aunque menos, y ha agotado ya el factor sorpresa del videojuego al que expande, pero sigue manteniendo cierto interés por parte del aficionado en cuanto a descubrir algo más de los secretos del sanatorio de Mount Massive y qué nuevos sustos han preparado sus responsables para hacernos saltar de la silla.

El Soplón

Cuando el lector jugó a Outlast seguro que dejó grabado en su memoria aquel desesperado mensaje de ayuda que enviaba al protagonista, el periodista Miles, alguien anónimamente al comienzo de la aventura desde las entrañas de unas instalaciones psiquiátricas ubicadas en un lugar casi perdido de los Estados Unidos. Ahora sabemos que se trata de Waylon Park, un empleado de Murkoff Corporation que trabaja como responsable del software de sus sofisticadas instalaciones y, de hecho, viviremos todo Whistleblower en su pellejo con una sensación de opresión realmente angustiosa.

Lo primero que haremos en el DLC es enviar el propio correo, en una decisión muy inteligente por parte de sus responsables para ubicar la acción, y acto seguido formaremos parte de un experimento que nos ayudará a recordar todo lo que se "cocía" en ese edificio que ocultaba tantos secretos. Así la acción se ubica antes de lo que vimos en el videojuego original, y eso acaba convirtiéndose en uno de los mejores y más atractivos motivos para seguir progresando en su historia.

Como viene siendo costumbre en nuestros análisis vamos a minimizar todo lo que tiene que ver con hablar de la historia hasta lo inexistente para evitar spoilers, y nos limitaremos a dar unas pinceladas sobre cómo se nos cuenta. Como en el juego del año pasado, la mayor parte de las cosas las vamos a descubrir a través de notas y escritos que encontraremos, además de por la interpretación que el propio protagonista hace de los eventos que veremos a través de la clásica cámara que hallaremos en los primeros compases, y que funciona exactamente igual que la de Outlast. A través de sus ojos veremos sucesos verdaderamente impactantes y desagradables, en un título que apuesta por la casquería prácticamente desde sus primeros compases y de una forma más gráfica y directa que la de su original.

El siniestro sanatorio de Mount Massive vuelve a abrir sus puertas a los jugadores de todo el mundo. Una nueva pesadilla comienza.
El siniestro sanatorio de Mount Massive vuelve a abrir sus puertas a los jugadores de todo el mundo. Una nueva pesadilla comienza.

El principio, de hecho, está ambientado en la parte subterránea del sanatorio, algo en lo que no queremos entrar en muchos detalles por si el lector no disfrutó de Outlast en su momento. Es un área que no da mucho miedo, y que nos deja unos primeros minutos algo escasos en cuanto a sustos. Poco a poco vamos remontando y abandonando estas zonas, y empezamos entonces a disfrutar de los entornos destartalados y de las paredes desconchadas tan características del original.

Las amenazas, tangibles y no tan perceptibles, están por lo tanto encima de la mesa ya desde el comienzo, aunque los momentos de angustia máxima y las secuencias de terror memorables no abundan tanto en el caso del DLC. Hay algunas partes, como la adelantada en el tráiler en la que se nos encierra en un horno por parte de un peligroso caníbal, que prometen mucho y parece que van a dejar algo memorable grabado a fuego en nuestra retina, sin embargo la mayor parte de ellas no acaban de estar tan bien resueltas como cabría esperar, y se solventan sin muchos problemas con alguna acción rápida y casi siempre poco inspirada.

Podremos ver cómo los médicos regían el destino de los pacientes del manicomio con crudeza.
Podremos ver cómo los médicos regían el destino de los pacientes del manicomio con crudeza.

Cámara y Oscuridad

Así pues no importa si encarnamos a Miles o a Park, y es que en ambos casos la fórmula es idéntica. Caminamos por pasillos y lugares de lo más sórdido donde la oscuridad es tanto nuestro enemigo por los secretos terroríficos que esconde como nuestro único aliado puesto que nos permite resguardarnos de miradas indiscretas. Como el aficionado sin duda recuerda en el juego no tenemos armas, así que el sigilo es nuestra única forma de salir de este lugar de pesadilla, lo que vuelve a ser nuestro único objetivo.

Para ello contamos con la ya representativa cámara que nos brinda la posibilidad de hacer zoom para observar posibles amenazas que nos esperen en la distancia y, sobre todo, con la visión nocturna que tiñe todo de verde pero que nos permite ver incluso en los lugares más oscuros. ¿La contraprestación? Como siempre el ineludible gasto de batería, que sólo podremos recargar cambiando las pilas que iremos encontrando y que dependerán en cuanto a número y consumo del nivel de dificultad que escojamos al principio de entre las opciones del add-on: Normal, Difícil, Pesadilla y Demente.

Como puede verse el DLC, a pesar del cambio de protagonista, no hace mucho por separarse de la fórmula del programa al que alarga la vida, algo que sin duda ningún fan del original hubiera deseado más allá de alguna adición para aportar una cierta frescura. Hay nuevos enemigos, el caníbal por ejemplo, pero sus rutinas y movimientos vienen a ser idénticos a los que ya vimos en su momento, sólo que con la particularidad del sonido de su arma que nos tendrá en vilo en el que es uno de los grandes aciertos de la expansión. No todos los enemigos están a la misma altura con algunos que nos obligan a un tedioso ensayo-error, y la irregularidad de la campaña en cuanto a sus subidas y bajadas de interés le restan algo de valor, acabando por perder algo de fuerza una vez más en su recta final, sin embargo si buscamos una experiencia de terror y emociones fuertes sin complicaciones disfrutaremos del par de horas que ofrece el programa en el filo de nuestra butaca.

Los psicópatas y sus peculiaridades vuelven a ser uno de los grandes titulares del programa.
Los psicópatas y sus peculiaridades vuelven a ser uno de los grandes titulares del programa.

En el aspecto puramente gráfico el juego no deja grandes sorpresas. Desde el punto de vista artístico el trabajo es muy similar al del propio Outlast, lo que se traduce en unos escenarios casi siempre muy similares en lo estilístico a lo visto entonces aunque con algunas sorpresas. Evitando spoilers, nos ha gustado un detalle visual que castiga de vez en cuando nuestro interfaz para representar la torturada mente del protagonista, pero por lo demás no hay grandes noticias en este sentido. Los enemigos, como ya sucedió en el original, dan más miedo de lejos que de cerca, dado su pobre modelado, su discreto diseño y sus robóticas animaciones.

En cuanto al audio, el juego llega en versión original en sus voces y con la traducción de los textos en forma de subtítulos. La música del título recicla algunos de los temas del pasado y aporta otros nuevos para lograr tensión, creando esa siniestra y sórdida atmósfera construida de nuevo sobre un excelente tratamiento de los efectos. En términos de acabado tenemos que destacar que el producto está menos pulido que el videojuego de 2013, con algunas texturas que parpadean dependiendo del lugar desde el que se vean o incluso algunos subtítulos que fallan en momentos determinados mostrando un idioma equivocado. Son detalles minúsculos pero que merece la pena destacar.

Discreto

Sin sello
Todo empezó en el psiquiátrico...

Outlast - Whistleblower

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

Whistleblower es un contenido descargable que tiene difícil entusiasmar a los aficionados, pero que consigue su trabajo de prolongar con eficacia ese mal rato constante que era Outlast. Seguramente el jugador echará en falta más novedades y alguna apuesta distinta en este contenido descargable, pero tal y como está seguramente seguirá siendo capaz de hacernos pasar un mal rato.

  • La posibilidad de volver al oscuro universo de Outlast
  • La mecánica, aunque repetida, sigue funcionando.
  • Vuelve a perder interés hacia la mitad.
  • No acaba de tener demasiadas situaciones memorables.
  • Es una oportunidad desaprovechada para insuflar novedades a la fórmula.
Jugadores: 1
Idioma: Textos en español y voces en inglés
Duración: 2 horas
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