Una vez más, un estudio independiente nos demuestra que el talento y la creatividad están muy por encima del dinero en lo que se refiere a diseñar grandes videojuegos. Y The Swapper es el ejemplo más reciente de ello. Un magnífico juego de puzles que no solo os cautivará por su original e ingenioso diseño de rompecabezas, sino también por su magnífica ambientación e historia.
En la soledad de una oscura estación espacial, sin saber qué hacemos allí ni qué ha provocado el caos que nos rodea, The Swapper ha entrado con fuerza en esa lista de grandes imprescindibles que ningún aficionado al videojuego debería dejar escapar. Y razones no le faltan para ello a esta ingeniosa y original aventura de puzles en 2D, que no solo sorprende por el brillante diseño de sus rompecabezas, sino también por la gran importancia que ha adquirido el argumento en el desarrollo de la acción. Algo cada vez más frecuente en este tipo de proyectos, pero no por ello menos impactante a tenor de los resultados obtenidos por el equipo independiente de Facepalm Games.
Los clones son la clave
Lo reconocemos. Ni por asomo imaginábamos que The Swapper iba a ser una aventura de puzles tan condenadamente buena. Ni muchísimo menos creíamos que íbamos a acabar tan encantados con esta obra independiente. Pero así ha sido. Y todo ello por culpa del impecable diseño de sus rompecabezas, que ya os adelantamos es genial, y por supuesto al sorprendente trasfondo argumental sobre el que se ha construido este lúgubre y algo filosófico videojuego. Pero ¿de qué va exactamente el juego?
En la piel de un cosmonauta que ha aterrizado misteriosamente en una estación espacial abandonada, The Swapper centra toda su experiencia de juego sobre el arma que da nombre al programa, y que básicamente nos da la oportunidad de crear hasta cuatro clones que responderán miméticamente a todos los movimientos que realicemos. De este modo, si caminamos en una dirección concreta estas carcasas andantes se moverán en esa dirección siempre que no haya obstáculos de por medio, del mismo modo que si saltamos harán lo propio también.
Opción que obviamente nos permitirá, por ejemplo, activar simultáneamente varios interruptores para superar ciertos obstáculos de forma parecida a lo visto en otros títulos de corte similar. Sin embargo, The Swapper esconde en su interior muchísimo más de lo que aparenta a simple vista, tanto en lo que respecta a su apartado jugable como en lo referente a su base argumental. Y es que no solo bastará con ubicar tal cual a nuestros clones por el escenario; hay que hacerlo con cabeza, midiendo las distancias y los posibles obstáculos que pueda haber de por medio. De hecho, los cuatro clones responderán al unísono a todos nuestros movimientos, por lo que muchas veces tendremos que estrujarnos los sesos para que todos se queden en la posición deseada.
Alma, cuerpo y orbes
Igualmente, y he aquí una de las opciones más brillantes del programa por sus implicaciones argumentales, también se nos da la oportunidad de trasladar nuestra mente al cuerpo de cualquiera de estos clones. ¿Para qué? Os estaréis preguntando. En algunas ocasiones, las más sencillas, para meternos en la piel de un clon que ya está más allá de los obstáculos que nos bloquean el camino. En otras, las más complicadas, para recoger los preciados orbes que nos permitirán seguir avanzando en la aventura –solo puede hacerlo el original y no sus clones-. Y en otras, las más crueles, para evitar una muerte segura en las secciones de plataformeo, trasladando nuestra mente al cuerpo de un clon mientras nuestro anterior cuerpo se estampa brutalmente contra el suelo.
Un tipo de acción que repetiremos constantemente a lo largo de las cinco horas que puede llevarnos completar esta aventura, en la que no dejaremos de preguntarnos por las implicaciones morales que conlleva el uso indiscriminado de estos clones, a los que al principio veremos como simples carcasas sin alma, para progresivamente sentir que bien podríamos estar equivocados al respecto. Y esto, creednos, resulta genial. Porque lo que en principio parecía un simple juego de puzles con algo de intriga y poco más, muy pronto se torna en una tétrica aventura con un marcado carácter filosófico basado en el dualismo alma-cuerpo, que os garantizamos os hará preguntaros muchas cosas. Pero no es nuestra intención destriparos ninguna de las sorpresas que se ocultan tras The Swapper, puesto que gran parte del encanto radica precisamente en disfrutar de este juego sin conocer prácticamente nada de él.
Por otro lado, no podemos obviar tampoco el brillante trabajo realizado en el diseño de los rompecabezas, que si bien es verdad no son excesivamente difíciles, sí plantean retos inteligentes que os harán estrujaros los sesos en más ocasiones de las que podrías imaginar. Pero lo mejor es esa sensación de satisfacción con la que os quedaréis al superar estos desafíos, en los que tendréis que ingeniároslas para despejar el camino hasta los preciados orbes que necesitáis para completar la aventura, peleando no contra enemigos ni trampas mortales, sino contra unas molestas luces de colores que dependiendo de su color, limitarán vuestra capacidad de actuación. Y es que las habrá que impedirán que creemos clones, las que no os dejarán trasladar la mente de un cuerpo a otro, o las que os perjudicarán en ambos sentidos a la vez.
En este sentido, y si bien es cierto el programa de Facepalm Games tiene una gran capacidad para plantear retos totalmente distintos entre sí aun a pesar de mantener siempre intactas sus mecánicas jugables, hemos echado en falta algo más de variedad en el diseño de algunos rompecabezas. Un detalle menor, eso sí, teniendo en cuenta la calidad general del producto.
Y poco a poco, pasito a pasito, terminaréis adorando esta impresionante aventura de puzles con ligeros tintes del género plataformero, que también luce genial visualmente. Principalmente, por la apuesta por unos gráficos creados en base a figuras de arcilla que han sido recreadas con gran esmero, y a las que favorece muchísimo el juego de luces y sombras por el que apuesta The Swapper. El tétrico diseño de escenarios, sumado al gigantesco misterio que se oculta tras cada rincón de esta nave espacial por la que podremos movernos con cierta libertad, también raya a un nivel altísimo, con algún que otro escenario que os dejará sin habla.
Por último, la banda sonora acompaña a perfectamente a la acción, con unas melodías muy lúgubres e intrigantes que nos meterán de lleno en el opresivo ambiente que recrea el programa de Facepalm Games. En este sentido, el juego cuenta con las voces y textos en inglés, aunque cualquiera con una ligera base con el idioma será capaz de entender los fundamentos básicos de la historia de The Swapper, que os recordamos es sin duda uno de sus puntos fuertes.
Llega prácticamente desde las sombras y sin hacer demasiado ruido, pero The Swapper se ha ganado un puesto de honor entre las aventuras de puzles más destacadas de la década. El impecable diseño de sus rompecabezas, la importancia y encanto que destila a nivel argumental, y su poderosa ambientación son aspectos que están muy por encima de la media. Así que no os lo penséis dos veces. Es un auténtico imprescindible.
