Pertrechados con nuevos disfraces y un buen puñado de caramelos bajo el brazo, Reynold y Wren vuelven a las andadas con esta divertida aventura de rol que mejora gran parte de la base jugable del original, aunque dada su sencillez también remarca muchos de sus defectos. Divertida y con mucho encanto, ¿tenéis ganas de pasar una noche de Halloween inolvidable?
Sencilla, sí, pero también entrañablemente divertida, la aventura de rol Costume Quest logró sonsacarnos hace unos años una gran sonrisa gracias a lo entrañable de su historia protagonizada por dos jóvenes mellizos, Wren y Reynold, que en la noche de Halloween descubrieron que los monstruos existen y… que ¡les pirran los caramelos! Algo inadmisible para estos mozuelos que junto a sus amigos decidieron plantarles cara aprovechándose de los poderes especiales que les conferían sus disfraces.
Y básicamente esto es lo que nos encontramos en su secuela, que si bien es verdad mejora en prácticamente todos los elementos jugables del original, especialmente en lo tocante al ritmo de la acción, más ágil y directo; también remarca de forma ostensible otros de sus defectos como la simpleza de su sistema de combate o lo repetitivo de ciertas situaciones de juego.
Dentistas: ¡la peor pesadilla de los niños!
Victoriosos tras derrotar a sus enemigos en la expansión Grubbins on Ice, Wren, Reynald y el resto de sus amigos han conseguido regresar a sus casas justo la misma noche de Halloween en la que partieron. ¡Genial! ¡Sus padres no les echarán la bronca por estar fuera de casa tanto tiempo! Pero algo pasa. El dentista del barrio está inquieto, como si tramara algo. Y poco tardaremos en descubrir el qué.
Aliado con unos enigmáticos seres capaces de controlar el tiempo, este malhumorado odontólogo ha eliminado de la faz de la tierra los caramelos y la propia fiesta de Halloween, construyendo un futuro distópico en el que las risas de los niños y los dulces han caído en el olvido. ¡Es la dictadura de los dentistas! Así que equipados con un buen puñado de nuevos disfraces, tanto o más originales que los del original, nuestros protagonistas iniciarán un viaje a través del tiempo para desbaratar los planes de este villano. Ya sabéis: pateándole el trasero mientras recogen cientos y cientos de caramelos, que para algo es Halloween.
Las mecánicas jugables en este punto poco varían con respecto a lo que ya estábamos acostumbrados. Hay exploración, aunque limitada a unos entornos no excesivamente grandes; algún que otro puzle, que superaremos usando las habilidades especiales de nuestros disfraces y, claro, montones y montones de batallas por turnos. Combates no demasiado complejos en los que, por norma, nos limitaremos a pulsar el botón de ataque de forma repetida, usando puntualmente los súper poderes de nuestros niños o alguna de las muchas tarjetas especiales que recolectaremos en nuestro viaje.
Extremada sencillez que a la larga le pasa factura a esta aventura rolera que ya no sorprende tanto como lo hiciera en su día el original. No nos entendáis mal. Mantiene la ternura y ese adorable encanto que nos cautivó hace unos años gracias a lo entrañable y divertido de su historia, pero le falta algo más para codearse con los mejores exponentes del género. Más puzles. Combates más trabajados. Y especialmente, un desarrollo de la acción algo más variado. Porque no nos engañemos. Al principio puede tener su gracia el ir de casa en casa con el popular "¡Truco o Trato!", pero cuando repites esta secuencia de juego tantas veces, y enlazas una y otra vez combates contra el mismo tipo de enemigos, la acción se torna repetitiva, incluso aburrida.
Por fortuna, la variedad y originalidad de los nuevos disfraces a los que tendremos acceso nos hará superar estos escollos con una sonrisa en la cara. Porque sí. Porque como el original, Costume Quest 2 tiene la virtud de hacernos sentir como niños pequeños. Cada nuevo escenario, cada vez que descubrimos una nueva habilidad especial, contagia alegría; pasión por descubrir más a lo largo de las cinco horas que puede llevarnos completar la aventura. Y eso es algo con lo que Double Fine ha jugado con maestría.
Cierto es que la historia no es la panacea ni un prodigio de originalidad. Pero tiene encanto y está escrita con mucho tino y gran sentido del humor. Señas ya indisolubles de un equipo de desarrollo que también en lo artístico cumple con lo esperado. Especialmente cuando hablamos de los nuevos disfraces; del cómo le sientan a nuestros protagonistas una vez se convierten en aquello que representan, con especial mención para sus ataques definitivos, que son divertidos y muy ingeniosos. Pero claro, esto preferimos que lo descubráis por vosotros mismos.
El diseño de los escenarios también está muy bien. Son amplios, con bastantes zonas por explorar –aunque la libertad de acción no sea una de sus virtudes- y montones de personajes aliados y enemigos pululando por ahí. El colorido y la variedad de ambientes que recorreremos también resulta encomiable, con zonas localizadas en el pasado, pero también otras con un diseño futurista. En cuanto al sonido, la música cumple de manera efectiva sin grandes alardes. Además, conviene destacar que Costume Quest 2 ha sido traducido al español.
Aunque nos hubiera gustado toparnos con una aventura de rol algo más compleja en lo jugable, Costume Quest 2 mantiene el encanto que hizo del original un título tan especial. Lo simpático de su argumento, sumado a la vistosidad de los nuevos disfraces a los que tendremos acceso, os hará sonreír como niños mientras acabáis con el reinado de terror interpuesto por un dentista poco amigo de los dulces. Con una mayor variedad de situaciones de juego, y un sistema de combate más elaborado, estaríamos ante una aventura de rol bastante notable.
- Es una aventura de rol con mucho encanto y divertida
- Los nuevos disfraces. Algunos son realmente originales
- La historia, sin ser espectacular, cumple de manera efectiva
- Los combates son entretenidos, pero a la larga se hacen repetitivos
- Le falta una mayor variedad de situaciones de juego
- Demasiado simple en sus bases jugables
