Ya teníamos ganas de que Kirby rodase en Wii U con una nueva aventura, y es a golpe de stylus. El personaje rosa da protagonismo al GamePad en un videojuego de plastilina que entra por los ojos pero también hipnotiza a los mandos. Os descubrimos la simpatía que desborda por los cuatro costados, si es que puede decirse algo así de una bola como Kirby...
Es normal que todos los grandes exponentes del videojuego tengan una gran creación detrás. Y en el caso de Masahiro Sakurai no nos referimos precisamente a la licencia que todos tenéis en mente, sino a Kirby, su primera criatura. El personaje lleva desde el año 1992 comiéndose todo lo que encuentra por delante, en unas aventuras que siempre han destacado por su simpatía tanto a nivel visual como jugable. Juegos de plataformas habitualmente, pero también los que responden al género de los puzles e incluso pinballs.
Uno de los experimentos más curiosos fue hace una década con El Pincel del Poder para Nintendo DS, título en que debíamos interactuar mediante stylus, trazando caminos en la pantalla para guiar el movimiento de nuestro héroe. Bajo esta premisa nace la que podríamos considerar como su secuela espiritual, un Kirby y el Pincel Arcoíris que supone precisamente el debut de la bola rosa en Wii U.
Los japoneses de HAL Laboratory se nota que se han tomado este lanzamiento muy en serio. Es un videojuego cuidado, con un aspecto artístico sensacional (basado en plastilina) y una jugabilidad depurada que responde a todas las claves que defiende Nintendo en sus productos. ¿Es fácil? Tal vez un poco. ¿Podría haber llegado más lejos en su propuesta? Puede que también. No obstante, es un lanzamiento de esos que consiguen alegrarte el día, y eso ya es mucho.
Magia de color rosa
Kirby y el Pincel Arcoíris basa la mayor parte de su propuesta en la historia principal, un conjunto de niveles basados en mundos al estilo tradicional. Pantallas en "scroll" que nos invitan a completar un recorrido sorteando enemigos, obstáculos y resolviendo algún que otro problema mediante el uso del stylus. Es un juego por tanto para estar mirando siempre al GamePad, con lo que agradeceréis mucho tenerlo apoyado encima de algo para no fatigaros demasiado.
La duración se hace algo corta, aunque entra dentro de lo normal en el caso de estas producciones: unas 6-10 horas aproximadamente. Todo bajo una premisa narrativa que no se complica la vida, devolver al país de Kirby el color que le ha sido arrebatado por una temible fuerza. Simple y llano planteamiento que se complementa con la incontestable simpatía de nuestro protagonista.
En este sentido se trata de un videojuego muy fácil de jugar, con muy pocas cosas a conocer. Dando un golpe a Kirby hacemos que se mueva, y trazando formas en la pantalla podemos dirigir su camino. Otra cosa es lo que puedas hacer luego con estas habilidades, como recoger las estrellas desperdigadas en cada fase o bien resolver ciertos planteamientos (llevar una bola hasta un interruptor) con el fin de obtener uno de los varios cofres secretos de cada nivel.
Existe mucha rejugabilidad, y resulta difícil completar el juego sin antes haber revisitado una o dos veces cada escenario. Ahí es donde radica la verdadera dificultad del título, porque por lo demás Kirby y el Pincel Arcoíris es un juego asequible. Esta modalidad principal contiene jefes finales, y a pesar de demostrar inventiva a la hora de derrotarlos, hemos echado en falta una mayor originalidad, ya que se repiten a lo largo del juego (con distinto color, patrones y desafío… eso sí).
Por lo menos hemos encontrado buenas ideas. Hay ciertas partes que no pueden superarse si no es recargando un poder especial de Kirby que le hace salir disparado, rompiendo cualquier barrera. Luego hay secciones en que se nos muestra el mapa de un laberinto para trazar un plan de recorrido hasta alcanzar la meta. Pero lo mejor viene por parte de las transformaciones de Kirby, que puede convertirse en tanque o incluso cohete. Todo estos cambios ayudan a que el avance se haga variado, y lo cierto es que se agradece.
De forma adicional, el juego puede completarse de principio a fin en cooperativo local para cuatro personas. El primer jugador siempre controla a Kirby desde el GamePad, mientras que los otros tres pueden usar wiimotes para manejar a los Waddle Dee. La experiencia de juego obviamente no es la misma. Kirby siempre llevará el alma de líder por el simple hecho de poder trazar caminos en la pantalla, pero los otros usuarios no juegan un papel menos importante, ya que pueden auxiliarle y hacer así la experiencia más llevadera.
Se trata de un buen complemento dentro de un lanzamiento que podría haber sido más ambicioso en dificultad, duración y propuesta general. Sin embargo, no podemos quejarnos del todo. Tenemos el modo desafíos, que son una serie de salas de dificultad creciente, desbloqueables a medida que avanzamos en la aventura. Son interesantes porque nos ayudan a conseguir más cofres con los que desbloquear figuras de plastilina para visualizar en la sala de figuras, que es otro de los extras.
Parándose a mirar todas las figuras de plastilina es fácil darse cuenta del trabajo que ha dedicado Nintendo en el plano artístico. El diseño es espectacular, con una imitación a la técnica "stop-motion" en ciertos elementos de la interfaz y el decorado, así como los propios menús del juego. El colorido, las animaciones, la alegría en general que desprende este juego son aspectos dignos de elogio, así como las melodías, muy simpáticas al tiempo que vivas y adecuadas. Los más veteranos recordaréis algunos de los acordes, rescatados de antiguos videojuegos de Kirby: una auténtica gozada.
Por todo ello, y a pesar de ciertos defectos como la duración o escasez de desafío, es imposible quedarse prendado otra vez de Kirby y su magia rosa. Le hemos visto en juegos mejores, no cabe duda, pero sólo por el carisma que le da la plastilina y lo entrañable que resulta la aventura, capaz de alegrar el día a cualquiera, bien se merece una destacada posición en vuestra estantería -física o digital- si sois poseedores de una Wii U.
Kirby debuta en Wii U con un videojuego dulce, entrañable, muy simpático y que realiza un fortísimo aprovechamiento del GamePad mediante una jugabilidad que en todo momento se siente variada y reconfortante. No es tan desafiante y duradero como se desearía, pero goza de rejugabilidad y su apartado artístico es una absoluta maravilla, convirtiendo nuestro televisor en un lienzo de plastilina. Una de las mejores apuestas para la plataforma de sobremesa en lo que llevamos de año.
Comprar Kirby y el Pincel del Arcoíris- Su apartado visual basado en plastilina es sensacional
- Variedad en los niveles, con propuestas de diversa naturaleza
- Presencia de cooperativo local para hasta cuatro jugadores
- Le ha faltado ambición en el aspecto de la duración y el desafío
- Ciertos detalles del planteamiento, como que los jefes finales se repitan
