Las despiadadas corporaciones han convertido las carreras del futuro en auténticas batallas campales para saciar la sed de sangre del público. Como piloto de una de estas estilizadas naves deberás llegar el primero a la meta gracias a tus habilidades de conducción… o de disparo. Los futuristas demonios de la velocidad han llegado.
El subgénero de los juegos de conducción futuristas que incluyen naves espaciales o vehículos fantásticos no cuenta con grandes títulos en su haber. Wipeout de Psygnosis es uno de los más memorables representantes de esta temática, y la verdad es que Fatal Inertia no puede competir con ese clásico.
La peculiaridad de este título es que el arsenal de los vehículos tiene un peso específico tan importante como el de nuestras habilidades al volante. Imanes, descargas de fuerza, ganchos… la oferta es tentadora y cada una de las armas tiene un uso y unas consecuencias muy interesantes.
A Dos Metros sobre Tierra
En un futuro de corporaciones gigantescas la gente se entretiene con peligrosos deportes de riesgo a bordo de veloces máquinas que planean a escasa distancia del suelo. Este argumento, por supuesto, es un mero pretexto para llevarnos de una carrera a otra; y al cambiar niveles de dificultad e ir completando carreras ficharemos por unas escuderías u otras, que pondrán a nuestra disposición diferentes vehículos.
El argumento no tiene ninguna importancia, hasta tal punto que queda totalmente relegado al olvido tras la escueta presentación de las circunstancias que rodean a este violento deporte.
En líneas generales la oferta de carreras y modos de juego es la rutinaria y habitual de un título de velocidad. Pruebas normales, de eliminación de corredores, y algunas pequeñas variaciones sobre el armamento como el que lo reduce a imanes magnéticos para todos los corredores son el escaso bagaje del título.
El problema serio de Fatal Inertia es su desequilibrado sentido de la dificultad. Si bien las primeras pruebas son sencillas, y no pasaremos apuros para terminarlas en primera posición, lo cierto es que a partir de un determinado momento lo arduo de acabar en primera posición hace del juego una experiencia que puede desembocar en lo desquiciante.
Lo cierto es que las propias armas son el único aspecto en el que Fatal Inertia presenta algún matiz de innovación, lo cual es un bagaje algo pobre. Éstas se reparten a lo largo del escenario en lugar de venir equipadas desde el inicio, con lo cual el conseguirlas se convertirá en una auténtica guerra, tan o más cruenta que los propios combates. Encontraremos los imanes magnéticos con los que cargar de peso a las naves enemigas, los cohetes que podremos disparar o usar como propulsión, el gancho con el que podremos unir a dos naves rivales y entorpecer su avance o también emplearlo como resuello extra para nuestro bólido…
Como se puede observar casi todas las armas tienen un efecto ofensivo y otro de aumento de velocidad. Su uso es sencillo, con uno de los dos botones superiores se activa un estilo de disparo y con el otro el contrario. Los otros dos controles de la parte de arriba del mando, los gatillos, quedan para la inclinación de la nave y para el doble volteo con el que esquivar determinados obstáculos o evitar disparos del rival.
Poco que Exprimir
Suena divertido. Naves rápidas, disparos y un catálogo más o menos amplio de armas, pero en realidad no lo es tanto. Fatal Inertia es un producto correcto por las justas, y la mayor parte del tiempo rutinario y en ocasiones hasta repetitivo.
El mayor problema que tiene el lanzamiento es que apenas hay variación en los circuitos. Hay diversos recorridos pero los entornos siempre son los mismos, desértico, tropical, futuro apocalíptico, zonas glaciares… mucha variedad pero poca cantidad.
Otro de los defectos que hace referencia a los lugares donde se desarrollan las carreras es lo poco intuitivo y claro de la mayoría de trazados. En más ocasiones de las deseables nos encontramos con curvas confusas y recorridos torpes que nos obligarán a repetir la carrera varias veces hasta comenzar a darnos cuenta de por donde transcurre el camino. Corriendo detrás de los rivales resulta sencillo seguirles, pero ir el primero sin nadie a quien seguir resulta frustrante y demencial.
El catálogo de vehículos no es tampoco demasiado amplio, y las diferencias entre ellos son más en su aspecto exterior que en sus prestaciones. El factor únicamente desequilibrante es el de la velocidad, pues los márgenes de resistencia o maniobrabilidad entre unos y otros son apenas perceptibles.
El control es divertido y está bien llevado a cabo, aunque lo vertiginoso del desarrollo de las carreras viene más dado por la cantidad de armas en el escenario y por la necesidad de estar atento que por una sensación real de velocidad, que desde luego el juego no transmite.
El modo carrera no es demasiado largo y, como ya hemos señalado, sufre un excesivo aumento de dificultad a partir de un momento concreto de su desarrollo echando por tierra cualquier correcta gradación del nivel de dificultad.
El multijugador resulta algo más compacto aunque resulta costoso encontrar mucha gente jugándolo. Podemos enfrentarnos contra hasta siete rivales humanos en un juego a través de Live que, por lo poco que hemos podido ver, no tiene problema alguno de lag.
Correcto Espectáculo Visual
Fatal Inertia emplea Unreal Engine 3.0 aunque los resultados no son tan fascinantes como cabría esperar utilizando la herramienta de desarrollo de Epic. Los entornos son vistosos pero siempre nos mantenemos a mucha distancia de los elementos visuales relevantes de éstos, con lo cual acaban reduciéndose casi a bonitos fondos para la carrera.
Las naves son más discretas y adolecen de tener un número alto de polígonos. Los efectos, por otro lado, están bastante más trabajados y dejan la iluminación de algunos circuitos concretos a un nivel bastante bueno.
Pese a que el aspecto gráfico es, en líneas generales, correcto no podemos evitar dejar de pensar que las capacidades de una consola de nueva generación no han sido nada aprovechadas, y menos teniendo en cuenta el engine gráfico que se emplea. Si bien el frame rate es estable, lo cierto es que tampoco hay nada en pantalla que sea un reto para el hardware de la plataforma. No hay ninguna interacción con el entorno, los mapeados son muy limitados y angostos, y las texturas y la carga poligonal son en general muy pobres.
Pero el mayor defecto que tiene Fatal Inertia a nivel visual y tecnológico es el de que no emplea las bondades de la plataforma para lograr una sensación de velocidad veraz y creíble. En todo momento da la impresión de que todas las naves circulan a una velocidad menos de lo que se le presume a un vehículo futurista de esas características, y eso en un juego de carreras es imperdonable.
El sonoro es otro apartado prescindible. Un número limitado de partituras parecen adaptarse al contexto del paisaje donde se enmarcan pero no son reseñables ni, desde luego, memorables. Los efectos de audio también cumplen sin brillar.
Nada es excesivamente bueno o malo en Fatal Inertia, se trata de un juego que no sobresale en ninguno de sus aspectos ni tan siquiera, lamentablemente, en la diversión. Algunas ideas buenas deberían haber sido mucho más potenciadas para lograr un desarrollo jugable pleno, pero la mayoría se han quedado a medio camino. Resulta complicado recomendar Fatal Inertia al precio actual habiendo tantos sobresalientes juegos de velocidad; quizá una rebaja a precio Classic haga más ajustada la relación calidad-duración con el precio.
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