Análisis de Medal of Honor Vanguard

Análisis de Medal of Honor Vanguard
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Son las cinco de la madrugada del 10 de julio de 1943. La operación Husky acaba de comenzar. Eres el soldado Keegan, uno de los integrantes de la famosa 82º División Aerotransportada, y te encuentras en unos de los planeadores aliados a punto de saltar sobre las costas italianas de Sicilia. Sin embargo, algo va mal y el planeador se parte por la mitad. La presión del aire te expulsa a ti a tus compañeros al exterior. Abriendo tu paracaídas antes de tiempo, te diriges ya hacia tierra, donde un hostil ejército te espera con las pistolas apuntando hacia el cielo.

Así comienza la última entrega de una las franquicias más valoradas en el género de los “shooters” en primera persona y, más en particular, del subgénero de los juegos ambientados en la Segunda Guerra Mundial. Y es que parece ser que esta temática no terminara nunca de exprimirse: “Call Of Duty”, “Brothers In Arms”… Son ya muchos los títulos que han querido sumarse a esta particular lucha por crear la mejor experiencia de juego, por conseguir la ambientación más inmersiva o por recrear con la mayor fidelidad posible los múltiples capítulos de los que consta la Segunda Guerra Mundial.

Caídos del cielo
En esta ocasión, y contando ya con casi una docena de títulos de MOH en su haber, EA Los Angeles vuelve con un título, en el que los paracaidistas son los protagonistas, particularmente, la 82º División Aerotransportada (también conocida como AA: All Americans), que desde la Primera Guerra Mundial no ha dejado de participar en los conflictos más difíciles hasta llegar a la más actual Guerra de Irak. Volviendo a tomar como recurso la personificación del conflicto en uno de los soldados (en esta ocasión adoptaremos el papel del cabo Keegan), EA LA nos coloca de nuevo contra la tiranía del nazismo en un videojuego que se divide en cuatro campañas, las cuales suman en su totalidad diez misiones.

Husky, Neptuno, Market-Garden y Varsity son los nombres de las cuatro campañas presentes en el juego, que se corresponden con operaciones ocurridas durante la Segunda Guerra Mundial y que son recreadas con total fidelidad en el título de EA. Al principio de cada campaña, un vídeo en blanco y negro con material de archivo nos situará un poco en el contexto histórico, narrado por la subjetiva voz de un soldado norteamericano del cual tomaremos control durante el resto de la aventura: Frank Keegan. En este aspecto, hay que valorar la buena labor de documentación de EA LA que, como veremos, también se traslada a otros aspectos como el diseño de personajes, entornos y sonido.

Nuestro primer descenso en Wii
Nada más acabar los vídeos de introducción, comienza la acción y, como es nuestro caso, el descenso en paracaídas. Este es uno de los mejores momentos de todo el juego. A gran altura, debemos planear para conseguir caer en uno de los puntos que los Aliados nos han establecido como emplazamientos óptimos para encarar al enemigo. Podemos caer sobre ellos y tener las cosas más fáciles o, por el contrario, dejar de lado la estrategia y tentar a la suerte. En cualquier caso, el wiimote junto al nunchuk sí que tendremos que usarlos para poder movernos en el cielo. Como si de nuestros controles de paracaídas se tratara, moveremos ambos mandos hacia la derecha, hacia la izquierda, hacia delante o hacia atrás, con total naturalidad; como si fuéramos unos paracaidistas de élite.

¡Apunta con tu wiimando!
Una vez en el suelo, nuestro soldado, tras un pequeño aturdimiento por la caída, se levanta y empuña su fusil. Llega la hora de comprobar la funcionalidad de los mandos de Wii en la batalla encarnizada que se está librando en la isla italiana. Apuntando con el wiimote y moviendo al personaje con el control analógico del nunchuk nos damos cuenta de que el movimiento es demasiado brusco. No importa, nos vamos al menú del juego y seleccionamos la sensibilidad del control. Una vez que el control está a nuestro gusto y tras una hora de aprendizaje (de media), en la que lo pasaremos un poco mal, nos damos cuenta de que EA LA ha hecho un espléndido trabajo con la jugabilidad de este nuevo “Medal Of Honor”.

Como ya es norma en la saga MOH, todas las armas que aparecen en el juego son réplicas de las usadas en la Segunda Guerra Mundial, desde el ya mítico fusil M1, pasando por las granadas MK2, o las letales ametralladoras MG 42.
Como ya es norma en la saga MOH, todas las armas que aparecen en el juego son réplicas de las usadas en la Segunda Guerra Mundial, desde el ya mítico fusil M1, pasando por las granadas MK2, o las letales ametralladoras MG 42.

Apuntar al enemigo con el botón A y disparar con el B nunca había resultado tan efectivo y rápido; tal vez ni tan siquiera en un PC. Todos los controles están disponibles en cualquier momento: un movimiento hacia delante del wiimote para dar un golpe en el cuerpo a cuerpo, un movimiento hacia arriba del nunchuk para levantarse o hacia abajo para agacharse, un giro para acercar o alejar la mira telescópica del francotirador… Todo está pensado para ofrecer una experiencia de juego acorde con las posibilidades que ofrece la nueva máquina de Nintendo, llegando a un nivel de precisión imposible de alcanzar en las versiones consoleras de este mismo título.

Intensidad corta
Sin embargo (es aquí cuando llega la parte mala del asunto), nos ha dado la impresión de que una vez que habíamos empezado a dominar el juego éste se acaba. Las cuatro operaciones de los aliados, desplegadas en diez misiones, no dan para más de diez horas de juego (y eso si avanzamos despacio en cada una de las misiones). Por otra parte, la variedad de situaciones (a pesar de que sean intensas y logren un alto grado de inmersión) es bastante menor que en otras entregas de la saga: no hay fases de conducción (ni de sidecar, ni de tanque) y los momentos en los que tendremos que avanzar sigilosamente se limitarán a una última misión que se hace excesivamente larga a nuestro parecer, con un desenlace en el que, asediados, no dejaremos de matar alemanes.

Ese es el principal problema del juego: no hay excesiva variedad de situaciones más allá de continuos asaltos, defensas de posiciones y saltos en paracaídas. La inteligencia artificial de los enemigos, por su parte, tampoco es el punto fuerte del título. No faltarán las ocasiones en las que a menos de dos metros de distancia de nuestro enemigo, y apuntando firmemente a su sien, éste permanezca inmóvil al lado de su MG 42. Aún así, hay aspectos francamente positivos en el título, como el hecho de que los enemigos vayan retrocediendo a medida que avanzamos o que nos estén esperando detrás de cada esquina para dispararnos sin piedad.

Armados y en buena compañía
La cantidad de armas a nuestra disposición no tiene grandes variaciones con respecto a otros títulos de la saga: tendremos nuestro fusil M1, ideal para todo tipo de distancias; la Thompson, más aconsejable para liberar habitaciones repletas de alemanes; las granadas MK2 y hasta un bazooka; además de las armas que podamos recoger de los soldados enemigos con los que acabemos. Todas ellas estarán a nuestro servicio, además de las posiciones MG 42, ametralladoras alemanas que eran una auténtica amenaza para los soldados aliados; prueba de ello es que en todo el juego no dejaremos de escuchar a nuestros compañeros advirtiéndonos sobre la presencia de alguna de ellas en el campo de batalla.

Este último punto del juego es tal vez uno de los más cuidados. En el progresar de las misiones, tendremos, la mayor parte de las veces, a nuestros compañeros de división a nuestro lado. Todos ellos dejarán por un momento de hablar en inglés (si nosotros queremos) para practicar el castellano, lengua que dominan perfectamente. La sensación de inmersión que se logra gracias al doblaje es perceptible desde la primera partida. Continuamente estaremos escuchando exclamaciones del tipo “¡hemos perdido un hombre!”, “¡cuerpo a tierra!”, “¡francotirador en el primer piso!”, “¡granada!”… además de poder recibir las instrucciones de los siguientes objetivos en la misión sin tener que estar pulsando continuamente el botón “+” para comprobar qué es lo próximo que tenemos que hacer.

Una conversión desde PS2
Uno de los aspectos más cuidados en cualquier “shooter” que se precie ha de ser, junto a la jugabilidad, el aspecto gráfico. El motor Havok, empleado hasta ahora en grandes títulos como “Half Life” o “F.E.A.R.”, no ha demostrado, sin embargo, estar a la altura de las capacidades de Wii en esta ocasión; y es que debemos considerar este juego para Wii como una conversión del título de PS2. Una conversión que no sólo no aprovecha lo que puede dar de sí la máquina de nueva generación de Nintendo, sino que presenta errores con respecto a la versión para la consola de Sony: texturas que se desplazan y, en determinadas ocasiones, una peor apariencia de los objetos y escenarios que podría haberse resuelto, como se ha hecho en PS2, con un mayor y mejor uso del efecto “bloom”.

Medal of Honor Vanguard nos propone revivir cuatro de las operaciones más importantes de la 82 División Aerotransportada americana sobre suelo europeo, durante el incombustible marco de la Segunda Guerra Mundial. Cada una de ellas comienza desde arriba, abriendo el paracaídas.
Medal of Honor Vanguard nos propone revivir cuatro de las operaciones más importantes de la 82 División Aerotransportada americana sobre suelo europeo, durante el incombustible marco de la Segunda Guerra Mundial. Cada una de ellas comienza desde arriba, abriendo el paracaídas.

De cualquier forma, y atendiendo a las virtudes gráficas que sí se han optimizado, encontramos que la distancia de visión en Wii es más grande, sin necesidad de usar apenas el efecto niebla. Los efectos de luces, a pesar de no llegar a ser volumétricas, son de una exquisita calidad, dotando a determinadas escenas (como la del granero en la operación Market-Garden) de un preciosismo gráfico sólo superado por las ocasiones en que saltamos de nuestro planeador con decenas de aviones sobrevolando el cielo, e incontable cantidad de paracaídas descendiendo junto a nosotros mientras que un nido de ametralladoras y antiaéreos nos disparan sin cesar.

“Medal Of Honor” suena igual de bien que siempre
En este título, el apartado sonoro está a la misma calidad que siempre y esto sólo puede traer cosas positivas, aunque Michael Giacchino no haya tenido que trabajar mucho en esta ocasión. El tema principal de la franquicia, el cual nunca nos cansaremos de escuchar, se mantiene; el resto son variaciones que mantienen algunos acordes de la principal. Aún así, el aspecto del sonido, como siempre ocurre en esta saga y, en particular en este título, se hace espectacular, con una impecable capacidad para sumergirnos en la temática. Casi al mismo nivel están los efectos sonoros: explosiones, disparos, rebotes de balas, muros que caen, voces de soldados italianos y alemanes desgallitándose en sus respectivos idiomas… Todo está al más alto nivel.

Interesante

Sin sello

Medal of Honor Vanguard

Por: El equipo de 3DJuegos
Sin sello

“Medal Of Honor: Vanguard” ha recogido el interesante tema de la 82ª División Aerotransportada, nos ha invitado a saltar desde un paracaídas y, además, nos ha ofrecido por primera vez la posibilidad de controlar un MOH con el wiimote, arrojando interesantes mejoras en jugabilidad con respecto a todo lo visto anteriormente en el terreno de las consolas. Sin embargo, su corta duración y el hecho de que la versión para Wii no aproveche las capacidades gráficas de esta máquina resta interés a un título que en el apartado jugable y sonoro es prácticamente irreprochable.

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