El reinado de Bomberman como uno de los peores juegos de Xbox 360 se encuentra en serio peligro gracias a Midway y a Nfusion, que han perpetrado uno de los mayores atropellos que recordamos en los últimos años. Hour of Victory no es un mal juego, no, es mucho más atroz.
Todas las consolas disponen de lanzamientos que son incontestablemente malos, por suerte Xbox 360 apenas contaba con un pequeño número de títulos que realmente no merecían la pena bajo ningún prisma; pero este verano ha sido tomado por varios lanzamientos que poco o nada tienen que ver con los habituales estándares de calidad de la consola de Microsoft.
Lamentablemente, de todos estos juegos sin lugar a dudas Hour of Victory es el peor de ellos, y es que poco se puede hacer ante un título como éste. Se analice el apartado que se analice ninguno de ellos merece llegar al aprobado, mientras que algunos de ellos como su jugabilidad o su acabado general son directamente abismales.
Festival del Humor
No vamos a ser de esos que patean el cuerpo inerte de su enemigo en el suelo cuando ya le han tumbado y se encuentra totalmente indefenso, pero es que tristemente este juego está sin terminar.
Innumerables problemas de clipping, una cantidad ingente de bugs, cuelgues esporádicos, una dirección artística lamentable, sonidos desacompasados… desgraciadamente la lista de aspectos molestos podría llenar hojas y hojas, y es que con unos meses de testeo el programa podría haberse quedado en un juego estándar, y no lo que es Hour of Victory actualmente, un juego penoso e inolvidable.
En el modo campaña una, en principio, historia rutinaria nos pone en el pellejo de soldados aliados luchando por detener a las fuerzas del eje en un argumento que navega a la deriva como un barco azotado por una tormenta, y que avanza entre un auténtico cúmulo de despropósitos de difícil digestión.
El delirante guión no obstante guarda sorpresas, ya que hay un secreto que ocultan estos soldados y que no viene reflejado en el manual del juego, y es que…¡son superhéroes! Contra todo pronóstico, y muy lejos de la intención de Midway, los protagonistas atraviesan paredes, a veces son invisibles para el enemigo e incluso ocasionalmente detienen las balas con la mente. Esto sería prodigioso y digno de encomio si se tratara de una revisión de la Segunda Guerra Mundial en clave fantástica, pero nos tememos que no era esto lo que pretendía Nfusion, al contrario, esto es un shooter con pretensiones de fidelidad histórica, de modo que los superpoderes son únicamente fruto de una lamentable fase de testeo.
Se suponía que uno de los principales reclamos de Hour of Victory era el hecho de que contábamos con tres personajes distintos, y que cada uno de los cuales podía llevar a cabo un determinado tipo de acciones. Concretamente el experto en ataques a distancia, el rey del sigilo o el especializado en la acción sin concesiones. De poco sirve todo esto cuando podemos completar el juego entero a culatazo limpio, y cuando algunas acciones como el apuntado son rigurosamente imposibles debido a las deficiencias del control.
¿Para qué molestarse en ser precisos con la mira telescópica? Mejor usa la culata ¿Para qué abrir fuego con un arma automática? Mejor usa la culata ¿Para qué lanzar explosivos? Mejor usa la culata. A eso se reduce todo. De hecho el propio juego elimina cualquier posibilidad de disparar a poca distancia haciendo que el botón de disparo se convierta mágicamente en culatazo cuando estamos cerca de un enemigo.
Una inteligencia artificial enemiga que no nos disparará ni aunque nos abramos la camisa delante de ellos y nos golpeemos el pecho con los puños para que nos maten, un apartado sonoro que carece de cualquier tipo de sincronización con lo que se ve en pantalla, y un control insufriblemente lento aun maximizando la sensibilidad del pad, completan la terna de desastres que hacen de jugar a este Hour of Victory una experiencia inenarrable.
Especial mención merecen los niveles a bordo del tanque en los que la conducción es un auténtico suplicio, y donde personalmente este redactor no veía tantos bugs desde la versión 1.0 de Boiling Point.
La Máquina del Tiempo
Visionar Hour of Victory es como protagonizar una novela de Julio Verne y viajar en el tiempo cinco o seis años atrás. En la actualidad en pleno año 2007 cuando Gears of War todavía asombra al mundo con su realismo, y donde esperamos con ansia a Crysis como nuevo benchmark gráfico, presentar un producto de la calidad visual de Hour of Victory es intolerable. Los gráficos son irrisorios, y el visionado del juego resultaría hilarante si el programa no costara la friolera de sesenta euros.
Tratemos de desdramatizar un poco el análisis. ¿Qué tal una adivinanza para quitar hierro? Ahí va: ¿Qué tiene en común Hour of Victory con Gears of War? Si le dijeramos a un niño de 5 años que la respuesta correcta es el motor gráfico se nos carcajearía en la cara, pero tristemente es la pura verdad. Parece increíble que Nfusion y Midway hayan gastado dinero en licenciar Unreal Engine 3.0 para este título, cuando el motor de Quake 3 les hubiera hecho el mismo efecto por mucho menos dinero.
¿Lo bueno del juego? Que es francamente corto, en una tarde se puede terminar sin problemas. Esto, que sería un punto negativo de suma importancia en cualquier otro título, en Hour of Victory es una auténtica bendición. ¿Lo malo? Pues fundamentalmente todo lo demás, pero sobre todo el hecho de que para mofa de nuestras amistades no podamos borrar de nuestro gamertag la presencia de este juego.
Hour of Victory presenta una campaña nefasta plagada de bugs y fallos de programación que, junto a una inteligencia artificial lamentable, conforman un modo singleplayer para olvidar; poco que decir del despoblado multijugador, que por si fuera poco hace gala de un lag como pocas veces hemos visto.
