En forma, al menos en los videojuegos. Los Transformers vuelven a demostrar que gozan de una salud de hierro en el entretenimiento interactivo, y vuelven a brindarnos un videojuego muy recomendable con este Devastation. Los creadores de Bayonetta se adentran en el universo de Hasbro para dejar su sello con un videojuego rápido, frenético y en el que la palabra diversión es su principal clave.
En los últimos tiempos la marca Transformers ha venido dando una de cal y otra de arena. Su peor cara, sin duda, la hemos visto en los cines, donde Michael Bay ha venido perpetrando una serie de películas insoportables con esa temática. En los videojuegos, en cambio, se ha venido haciendo por lo general un gran trabajo sobre la IP con los títulos de Cybertron, quedando los directamente inspirados por los largometrajes muy por debajo del nivel general que entonces se exhibió. Ahora Activision ha querido demostrar que no se olvida de una de sus propiedades intelectuales más famosas y veteranas, y le ha encargado a uno de los estudios más reputados y en forma en estos momentos una resurrección con formato de arcade de acción y aventuras con estilo gráfico cel-shading.
De hecho los chicos de Platinum Games nos están acostumbrando a un nivel muy alto en todos sus trabajos recientes, y ciertamente teníamos mucha curiosidad por ver qué es lo que lograrían con Transformers Devastation. Esta obra puede considerarse menor dentro de un conjunto en el que brillan títulos tan fascinantes como los Bayonetta, Mad World o Metal Gear Rising: Revengeance, sin embargo tiene muchos elementos de interés y exhibe una diversión a prueba de bombas. Un entretenimiento sencillo, sin complicaciones y también breve y directo que trata de agradar a más espectro de aficionados que los fans de la saga puros y duros, con la seria intención de ir mucho más allá.
Desafío a la Altura
La capacidad de Devastation para capturar el espíritu de la serie de animación es uno de sus puntos fuertes, de hecho. Para empezar huelga decir que su apartado gráfico no es el más potente que hemos visto precisamente, pero que sí hace los deberes para homenajear al original de forma admirable, recreando sus paletas de colores, y el estilo de sus dibujos y escenarios a la perfección con el mérito extra de unos 60 frames por segundo en las consolas de nueva generación que le sientan muy bien al conjunto. Sí que es cierto que los personajes hacen gala de una agilidad y velocidad en sus acciones que no tenían sus referencias clásicas, sin embargo eso juega en favor del sentido del frenetismo y de la destreza que el estudio nipón suele imprimir a sus obras con trabajos tan memorables en cuanto a velocidad como Vanquish, por mencionar un ejemplo. Lo mismo podemos decir del audio, que guarda algunas reminiscencias con los originales en algunas partituras musicales, pero que rápidamente huye de éstos para apostar por vertiginosas guitarras y repiqueteos de doble bombo más cercanos a lo que se estila en las obras de acción y aventuras orientales.
La historia sigue la misma línea y se nos cuenta en abundantes cinemáticas que salpican la acción de forma habitual, aunque sin la sensación de que se nos esté cortando el ritmo. Más bien son agradables respiros en un videojuego que tiene el frenetismo por bandera. Narrativamente el programa hace los deberes, con una presentación en clave de vídeos fantástica y que nuevamente tiene un respeto escrupuloso por la serie y sus argumentos. Éstos los veremos con voces en inglés y textos en español, y nos contarán el clásico enfrentamiento entre el bien y el mal con un hilo sencillo destinado a un público infantil. Eso sí, a pesar de la obvia orientación en este sentido que ha tenido tradicionalmente la serie hacia los menores, incluso los adultos enamorados de la nostalgia disfrutarán mucho de la nobleza de sus protagonistas y del carisma maligno de sus adversarios con un, una vez más, memorable Megatron a la cabeza.
Pero en lo que de verdad brilla el trabajo de Platinum Games, y para lo que la historia es sólo una excusa bastante débil, es en la faceta puramente jugable. El programa se estructura en tres pilares fundamentales, y aunque no todos funcionen a la misma altura sí que se alternan con suficiente presteza como para aportar un sentimiento de variedad muy agradable. El más importante, como es lógico, es el de los combates. El estudio nipón se siente fuerte en este tipo de disciplinas y se nota en la confianza con la que aborda las dinámicas de Devastation. Los diferentes Transformers que podemos manejar en la campaña, y que podemos escoger desde El Arca a la que podemos acceder en puntos determinados de los niveles o antes de entrar a cada uno, no tienen grandes diferencias entre sí, pero el esquema es tan sencillo y a la vez satisfactorio que cuesta mucho no querer probar cada uno de ellos para ver esos sutiles cambios. Es fácil y rápido sentirse poderoso en este videojuego, y es que todo va tan deprisa y los combos son tan espectaculares que nos va a costar mucho dejar el mando en las primeras horas de partida.
Como suele suceder en estos casos la distribución de controles es sencilla pero muy efectiva. Un par de botones para los diferentes ataques bastan para lidiar con casi todo el cuerpo a cuerpo, junto a la opción de rodar para esquivar los de los enemigos y a una serie de ataques especiales que se van cargando con el tiempo. Pero esto unido a las posibilidades de cambiar de forma a un automóvil o de disparar con armas de fuego hace que tengamos un esquema que permite mucha variedad al jugador. Cada tipología de enemigo tiene sus particularidades y exige una serie de tácticas específicas para lidiar con éstos ya sean aéreos, gusten de transformarse en grúas o excavadoras como los Constructicons o son velocistas en forma de bólidos. En ocasiones lo que sucede en pantalla es tan aparatoso, que da sentido a lo groseramente grandes que son las advertencias de combo y las señales de los botones que tenemos que pulsar para darle colofón a, por ejemplo, un ataque de puñetazos con una rápida transformación en coche y embestida. Todo está pensado y repensado para ser una coreografía de explosiones y carrocerías reventadas a puñetazos que sólo se entiende en su plena dimensión si se experimenta por uno mismo, pero que al mismo tiempo es tan simple y atractiva que cualquiera puede sentirse muy cómodo desde los primeros minutos. En ese sentido hay poco, o más bien nada, que objetar al videojuego.
En lo que de verdad brilla el trabajo de Platinum Games es en la faceta puramente jugable
Aunque sí hacen los deberes, están a mucha distancia el resto de facetas del programa que se limitan a cumplir el expediente. Hablamos, por ejemplo, de las secciones de pilotaje de los vehículos a través de interminables pasillos, que pecan un poco de cierta falta de control en momentos determinados y de un posicionamiento de cámara que también ocasionalmente es caprichoso, y que nos obliga a corregir a menudo su ángulo. Las mismas conclusiones podemos sacar de las partes que coquetean con conceptos de plataformas y que debemos superar en forma de robot. En cualquier momento podemos cambiar entre una y otra transformación, pero éstas son las únicas que nos obligan a optar por una determinada. Lo mejor es que el escenario esconde muchos secretos en forma de cofres, bonus y ventajas que obtener, pero el lado malo es que estas partes de escalada no aportan demasiado a la fórmula jugable y se nos antojan más funcionales que inspiradas.
Transformers Generation X
Devastation es diversión y acción aparatosa en estado puro, y a ello contribuyen los jefes finales. No pasan ni 15 minutos antes de que nos enfrentemos al primero en lo que viene siendo tradición de Platinum Games: épicas confrontaciones contra enemigos monstruosos en tamaño y/o poder que salpican la campaña en los momentos más inesperados desatendiendo la coletilla de "finales" de su nombre. Cada uno tiene su clave para poder acabar con él, pero lo que tienen en común es su alto y satisfactorio nivel de dificultad, destinado a que saquemos lo mejor de nosotros mismos apoyados en el creativo sistema de combate. Su presencia vuelve a ser uno de los grandes titulares del lanzamiento.
Por otro lado sensaciones encontradas sembrará el aspecto de la personalización y progresión de personaje, frustrando a algunos por su complejidad y haciendo las delicias de otros por su profundidad. El progreso de los personajes se divide en varias ramas, siendo la más obvia la que vamos liberando conforme avanzamos en nuestra partida, y de la que se nos informa con rápidos rótulos que nos hablan de nuestro progreso al vuelo en determinadas disciplinas. Por si fuera poco siempre podemos consultar en la pestaña destinada a ello qué tal son nuestras prestaciones en velocidad, resistencia, capacidad de ataque y un largo etcétera de características. Así mismo también podemos "customizar" ese sentido de la progresión en base a una serie de chips que podemos crear nosotros mismos con un minijuego. Los resultados serán más o menos aleatorios, pero dependerán para bien de la inversión que llevemos a cabo de los puntos que vamos obteniendo durante la partida, así como de nuestra capacidad para resolver correctamente el minijuego de agilidad.
Más sencillo de entender resulta el sistema del arsenal, que se basa tanto en las armas que hemos recolectado como en las que compremos. Podemos equiparlas en cuatro ranuras para cada Transformer, o podemos emplear la capacidad de Sintetizar para fusionar dos en una sola: haciendo desaparecer la de menor calidad, pero potenciando la de mayor fuerza. No vamos a decir que el cambiar de armas o equipar las que estén fortalecidas por nuestra mano vaya a modificar la experiencia de juego de forma neta, sin embargo sí que aportan matices ya empleemos las de cuerpo a cuerpo o las de distancia. El juego, desde luego, podría haber hecho un mayor esfuerzo por ofrecer recompensas lógicas en cuanto a botín y por hacernos percibir nuestras mejoras de una forma más drástica, sin embargo no parece un mal comienzo como base estructural para posibles futuras incursiones de Platinum Games en la serie.
La capacidad de Devastation para capturar el espíritu de la serie de animación es uno de sus puntos fuertes
Si bien el combate puro y duro es espectacular, en todos los sentidos de la palabra, y que la progresión no está del todo mal; lo cierto es que el videojuego en sí mismo podría haber sido mucho mejor. Y es que si bien hasta ahora hemos hablado muy positivamente del programa lo cierto es que no todo son buenas noticias, está claro, y ya hemos venido dando algunas pinceladas de elementos que no están a la altura y que ahora deben consolidarse con otros que merecían mucho más trabajo. Por ejemplo en cuanto a la relación valor-precio de la obra, ésta presenta dudas por nuestra parte. Por un lado la campaña individual se puede superar en entre 5 y 7 horas en función de nuestra habilidad y del nivel de dificultad escogido de entre los tres que hay disponibles, y el factor rejugable es ciertamente limitado puesto que aparte de cambiar de personaje y de configurar de manera distinta el arsenal, poco más podemos hacer para modificar la experiencia. Por otro lado hay una serie de desafíos que emulan algunas secciones concretas del modo historia y que en todo momento nos van a hacer recordar eventos que ya hemos superado en ésta, pero son medio centenar y nos pueden ayudar a prolongar la duración de título aunque sin ofrecer nada demasiado inspirado.
La capacidad de Devastation para capturar el espíritu de la serie de animación es uno de sus puntos fuertes
También debemos comentar que el diseño de los niveles y objetivos que se reparten deja algo que desear. Será habitual que en momentos determinados nos perdamos en sus laberínticos trazados que permiten ida y vuelta, algo que es un problema menor y con el que, de hecho, no tendríamos ninguna queja si no fuera porque el ritmo general del lanzamiento es tan vertiginoso, que esos momentos algo desconcertantes y lentos en los que perdemos de vista la ruta exacta al objetivo le hacen daño al conjunto restándole tempo. El minimapa está ahí en todo momento, sin embargo no siempre es tan útil como debería, y lo poco inspirado de los niveles en general hace que no sean demasiado apasionantes a la hora de explorarlos más allá de hacernos con ítems y desbloqueables que nos vendrán muy bien debido a la alta (pero siempre bien calibrada) dificultad que exhibe este Devastation.
El nuevo videojuego de Transformers es, al igual que la serie de animación, diversión en estado puro. Le ha faltado duración, como a algunas de las obras de Platinum Games, y puliendo un poco más algunas de sus mecánicas hubiéramos hablado de un videojuego realmente potente. Sin embargo si queremos una experiencia frenética y satisfactoria y no nos importa su duración, Devastation es una propuesta a la que le debemos dar una oportunidad.
Comprar Transformers Devastation- Con sus combates, sus jefes finales y su velocidad es muy divertido
- A nivel artístico captura la esencia de la serie de animación perfectamente
- No todas las partes funcionan bien, pero el conjunto es variado y frenético
- El diseño de niveles y objetivos deja que desear
- Es una experiencia muy breve y no demasiado rejugable
