Viajar a las estrellas a bordo de un cohete espacial diseñado por nosotros mismos. ¿Quién se resistiría a algo así? El exitoso Kerbal Space Program da por fin el salto a PlayStation 4 y Xbox One, donde este complejo simulador espacial con tintes de gestión estratégica funciona bien, aunque no tanto como esperábamos. Con mucho potencial y también muchas horas de diversión por delante, algunos errores técnicos y un sistema de control un tanto peculiar alejan al videojuego del esplendor de su versión original de PC. Te lo contamos en este análisis.
Libertad. Para explorar los confines del universo y libertad, también, para hacerlo como nos plazca; a bordo de un atroz cohete espacial imposible de contemplar sin soltar una lágrima de pura pena, por su diseño y nula capacidad de maniobra, ¡o al contrario!, en un vehículo futurista, impecable a nivel de diseño, con una aerodinámica y prestaciones que despertarían envidias incluso en la NASA. Esto es Kerbal Space Program. Un complejo simulador espacial que tras conquistar a los jugadores de PC, llega ahora a PlayStation 4 y Xbox One firme en su idea de hacerte sentir la emoción no ya solo de explorar lo desconocido, sino de superarte a ti mismo una y otra vez con inventos cada vez más elaborados.
Al margen de su bestial libertad de acción, que ya avisamos es espectacular, y más allá de lo divertido que resulta diseñar y construir tu propia maquinaria espacial, son las sensaciones que transmite esta obra del estudio mexicano Squad las que hacen de él un juego único en su especie. Hay pocos como él, por eso, aun con las pegas que trae consigo esta adaptación a consolas, que presenta más errores técnicos de los deseados y un esquema de control al que cuesta acostumbrarse, merece la pena dejarse atrapar por la magia que supone liderar tu propia carrera espacial sabiendo que no hay más límites en el horizonte que los que tú mismo te impongas.
El videojuego te empuja a seguir adelante con gran maestría para lograr lo imposible
Uno no entiende la grandeza de Kerbal Space Program hasta que con mucho tesón, y algo de suerte, consigue escapar de la órbita del planeta Tierra, aquí conocido como Kerbin, a bordo de una nave de diseño propio. Y ese es solo el principio. Porque luego está la Luna, llamada Mun, o muchos otros planetas esperando ser visitados por aquellos valientes que no teman a la muerte. No os dejéis engañar por las apariencias. Pese a su diseño desenfadado, hablamos de un videojuego difícil, extremadamente duro, que puede dejar varados a vuestros astronautas en el espacio exterior sin opción de retorno simplemente por un fallo de cálculo; ¡quién iba a imaginar que se quedarían sin combustible! Por no hablar de despegues que terminan en una enorme explosión, o cohetes que en mitad del vuelo pierden estabilidad de forma realista y caen dando tumbos sobre la superficie planetaria.
Se notan los más de cuatro años de duro trabajo que Squad ha dedicado a perfilar un simulador espacial que en cierto modo recuerda al exitoso Minecraft. Aquí no hay un objetivo fijo al que ceñirse; somos nosotros quienes establecemos las pautas a seguir durante la partida. Primero, claro, nos conformaremos con alcanzar la órbita de Kerbin... y gracias; pero luego iremos a por la Luna, y terminaremos deseando alcanzar el planeta más alejado del sol, donde nadie ha puesto un pie. Y todo este progreso se desarrollará de forma fluida, natural, sin que sintamos nunca la presión de estar obligados a hacer algo que no queremos. ¿Tenemos los conocimientos necesarios para construir una estación espacial? Hagámoslo. ¿Nos falta algo de práctica? Sigamos inventando cohetes, probando una y otra vez, hasta dar con la tecla que nos permita ir un paso más allá.
¡Rumbo a las estrellas!
Precisamente el modo Sandbox nace con esta finalidad. Contáis con recursos ilimitados y todas las piezas de ingeniería desbloqueadas para que desde el primer minuto podáis construir los cohetes, satélites o estaciones espaciales que os venga en gana sin barreras más allá de las que establece la física, pues ya lo avisábamos, estamos ante un simulador espacial bastante realista. Aerodinámica, peso, combustible, carga eléctrica...son muchos los parámetros a tener en cuenta y muchas las formas de pifiarla. Naves que pesan demasiado y no son capaces de llegar siquiera al espacio, cohetes incontrolables que terminan estrellándose, falta de combustible para aterrizar sobre la superficie de ciertos planetas... y así con un sinfín más de fallos que lejos de ofuscarnos, nos llevarán a probar más y mejores alternativas. A seguir intentándolo aunque solo sea por pura cabezonería.
El esquema de control en consolas no es todo lo intuitivo que debería
En este punto Kerbal Space Program es un juego brillante, pues aunque los tutoriales que incluye no explican del todo bien el enorme potencial que esconde en su interior, tropiezo a tropiezo, triunfo tras triunfo, aprenderemos por nosotros mismos todo lo necesario para expandir con éxito nuestra flota de naves a través de la vía láctea. Mejor aún. Gracias a un más que interesante Modo Carrera tendremos ocasión de profundizar paulatinamente en las enormes posibilidades jugables del título mientras, de paso, gestionamos las instalaciones de nuestra propia agencia espacial. Contratar personal, recaudar fondos, aumentar su prestigio con logros espaciales y también una buena campaña publicitaria, mejorar las instalaciones, desbloquear nueva tecnología... sin ser algo especialmente profundo, supone todo un placer desarrollar y ver cómo evoluciona nuestro propio programa espacial, aceptando contratos y cumpliendo diversas tareas que nos harán ganar fama y fortuna.
Cuesta entender, dado el tiempo que ha transcurrido del lanzamiento del original, que esta adaptación no incluya más información sobre todo lo que puedes hacer en Kerbal Space Program y, más importante, que lo haga con mayor claridad. Es un hueso duro de roer, lo avisamos, así que habrá quienes se sientan intimidados ante las posibilidades jugables de la obra. Es una pena. También que la fuente de letra sea tan pequeña, hasta el punto de que a veces cuesta descifrar algunos mensajes; por no hablar del esquema de control, que sin ser malo, no parece tampoco el mejor para un videojuego de la complejidad de este. Todas las opciones están al alcance de la mano, pero no siempre es intuitivo dar con ellas: hay un modo cursor que imita el ratón de un PC y no es cómodo; como tampoco lo son los comandos que surgen a partir de pulsar el botón adecuado. Al final te acostumbras, pero podría haberse realizado un mejor trabajo.
Lo mismo vale para la interfaz de usuario. No encaja del todo bien en un entorno como el de las consolas, y a veces hasta el simple hecho de navegar por los menús resulta complicado en exceso. Siendo además un videojuego que nunca ha destacado por sus gráficos, que en momentos clave de la partida sufra de ralentizaciones le resta mucho encanto. Más cuando estas, de algún modo, dificultan que puedas controlar con calma los aparejos del cohete espacial de turno. Para más inri, hay errores gráficos que afean otro poco más un videojuego que, insistimos, es fantástico, pero que en consolas no luce con la misma intensidad que en PC.
Algunos errores técnicos y un sistema de control al que cuesta cogerle el punto restan valor a la adaptación a consolas de Kerbal Space Program, que pese a todo continúa siendo un videojuego único, de esos que merece la pena probar solo para disfrutar de su asombrosa libertad de acción. No es para todo el mundo, pues su dificultad y complejidad puede echar para atrás a más de uno; pero si te dejas atrapar por la ilusión de ser un auténtico astronauta, y día tras día fuerzas la máquina para superar tus propios retos, disfrutarás como un niño de este simulador espacial.
- Viajar a un planeta lejano, poner un pie en tierra, y regresar para contarlo
- Gran variedad de piezas para diseñar cohetes, satélites, estaciones especiales, etc.
- De apariencia desenfadada, es un videojuego increíblemente profundo en lo jugable
- Los tutoriales ayudan a entender conceptos básicos, pero se quedan cortos
- A su apartado audiovisual aún le faltan algunos retoques
- Cuesta acostumbrarse a su sistema de control. Hay errores técnicos
