En primavera de 2004 PS2 recibió un gran SRPG que todavía sigue teniendo pocos competidores serios, Disgaea: Hour of Darkness. El título que hoy nos ocupa no es nada más y nada menos que un port de aquél con escasas novedades, pero manteniendo la misma calidad del juego que encumbró al por esas fechas desconocido estudio Nippon Ichi.
El género de los SRPG tiene una particularidad. Son pocos los títulos que se asientan en sus bases, pero los que lo hacen suelen ser juegos de calidad indiscutible y con un fiel grupo de seguidores, aunque sin ser ni mucho menos los comunmente llamados “must-have”. Su fusión de estrategia y rol lleva aparejado cierta complejidad y una gran profundidad en la mayoría de estos juegos y uno de ellos es el que hoy nos ocupa.
Disgaea se convirtió hace ya casi cuatro años en un título de culto en Japón que pasó más inadvertido en occidente, pero siempre fue acompañado de un gran éxito de crítica y público y ha sido comparado en cuanto a calidad con los mejores Final Fantasy Tactics.
Afternoon of Darkness nos pone en la piel de Laharl, el príncipe del inframundo que, tras echarse una siesta de dos años, se despierta y ve que todo está patas arriba. Su padre, el rey Kriechlov, ha muerto atragantado por una galleta y los señores del infierno se disputan el trono. Nuestro protagonista considera que el reinado le corresponde por herencia e intentará hacer valer su fuerza contra todos aquellos que se opongan. Para ello, contará con la ayuda de Etna, su vasallo; Fionne, un ángel asesino y todo un ejército de humanos y monstruos que tú mismo crearás.
La historia es larga, absorbente y divertida, con situaciones ridículas en muchísimas ocasiones y giros realmente originales. Sin embargo está completamente en inglés, una lástima considerando la sobresaliente calidad del título.
La estrategia hecha rol
Para todos aquellos que no conozcan este género, hay que destacar que las bases de los SRPG (Strategy Role Playing Game) mezclan la táctica de los juegos de estrategia con la evolución de personajes y la gran variedad de ataques, objetos y posibilidades de los RPG’s. Controlamos a un número determinado de individuos sobre un tablero en el que nos enfrentamos a varios enemigos que debemos eliminar mediante un sistema de ataque por turnos.
En Disgaea, el combate es casi perfecto. Disponemos de varias acciones para ejecutar con cada personaje, como ataque, movimientos especiales, desplazamiento, etc. Los menús de batalla son sencillos e intuitivos, y gracias a los tutoriales nos haremos con ellos en un abrir y cerrar de ojos La estrategia es fundamental y una mala planificación nos llevará a una derrota segura incluso teniendo todo a favor. Y para que ésta sea buena hay que tener en cuenta diferentes aspectos, como los geo-paneles o los combos de afinidad.
Los primeros son una serie de pirámides que producen efectos negativos sobre ciertas zonas coloreadas del escenario, como más resistencia a los golpes o mayor capacidad de contrataque. Estos son destruibles, pero es muy importante jugar con sus particularidades durante las batallas para hacerlas más fáciles. Son un gran acierto, e introducen unmuchavariedad a las batallas, que no son aleatorias en el modo historia.
En segundo lugar están los combos de afinidad. Cuando dos personajes tienen cierta conexión (por ejemplo, cuando uno sea el mentor de otro o hallan peleado muchas veces juntos) y se encuentran cerca pueden llevar a cabo ataques combinados en los que se quita más vida. Tener en cuenta estas afinidades es una labor compleja, pero conlleva una gran ayuda para conseguir la victoria, especialmente con enemigos muy poderosos que serían difíciles de eliminar si se actúa sin orden ni concierto.
En principio, y al igual que otros SRPG, Disgaea: Afternoon of Darkness es complicado. Tiene muchas variables en la batalla y controlarlas todas es difícil. Incluye muchos tutoriales que te harán la vida en el inframundo algo más fácil, pero su dura curva de aprendizaje al comienzo del juego provocará más de una frustración, aunque si evolucionas a los personajes de manera asidua este problema pronto será superado.
Precisamente el desarrollo del personaje es otro de los puntos clave del videojuego. Disgaea cuenta con tres principales, y todos los demás que añadas a tu ejército los crearás a tu gusto. Hay muchas posibilidades y clases entre los humanos y los monstruos que puedes elegir y sus atributos son para cada uno diferentes y personalizables. A medida que luchas vas aumentando de nivel y tus características se intensificadas como en cualquier otro RPG. Contamos con un gran número de armas a elegir, que también evolucionan y mejoran con el tiempo, así como numerosos ataques especiales que deberán ser usados con cierta asiduidad para mejorarlos. Las posibilidades de personalización son casi infinitas, a las que se añade la transmigración, un sistema por el cual un personaje vuelve al nivel 1 pero conservando parte de sus atributos y habilidades y pudiendo aprender otros nuevos, ya que se permite que cambie de clase.
Democracia hasta en el infierno
Pero la transmigración o los geo-paneles no son las únicas particularidades de este juego, y quizás el elemento más innovador aún hoy, casi cuatro años después de su lanzamiento para PS2 sea la Asamblea Oscura. Esta está formada por una serie de “diputados” que deliberan sobre el futuro del inframundo, y a la que tendrás que acudir cada vez que quieras realizar ciertas acciones.
La primera es la de añadir unidades a tu ejército, para la que sólo es necesario maná, que se adquiere durante las batallas. Dependiendo de qué individuo quieras y de sus atributos iniciales deberás invertir más o menos maná. En segundo lugar, la Asamblea Oscura tiene la potestad de cambiar o no ciertos aspectos del juego o las reglas en los combates que tú decidas. Se puede votar sobre muchas cosas, como que los enemigos sean más o menos fuertes, que tengas más capacidad de contraataque o que haya más objetos en las tiendas. El que la asamblea apruebe o no tus propuestas dependerá de su simpatía hacia ti, de si le sobornas o no y sobre todo de tu rango. Éste se aumenta pasando exámenes de batalla en la propia asamblea. Pero si tu propuesta no sale adelante, siempre podrás intentar imponer tu autoridad enfrentándote a los diputados, aunque no es muy recomendable, ya que eso no les gustará y serán más reacios a aprobar lo que propongas.
Todas estas características ya se encontraban en el primer Disgaea, pero este port para PSP contiene algunas novedades interesantes pero insuficientes. La primera y más importante es la posibilidad de jugar el modo historia desde el punto de vista de Etna, lo que cambiará muchas cosas. No obstante, para tener esta opción es necesario pasarse el juego con Lahart anteriormente, una decisión desafortunada, ya que si pudiese elegirse desde el principio se habría añadido un plus para que aquellos que ya disfrutaron de Hour of Darkness se compraran el juego.
Las otras novedades consisten en poder luchar contra algunos personajes de Disgaea 2 o un registro de las armas y los objetos que encuentres en el juego. En conjunto estas aportaciones son insuficientes para justificar la compra de todo aquel que ya jugó a este título en el 2004.
Anime y tradición
Los gráficos de Disgaea no aportan ninguna novedad al género del rol. El motor es en 2D, sencillo y estable, sin ralentizaciones y con ciertas texturas mejoradas con respecto al título de PS2. Además, durante los diálogos veremos grandes diseños al más puro estilo anime, que esconden una dirección artística sobresaliente.
Por otro lado, el doblaje al inglés, totalmente renovado, es de gran calidad, con una variedad de voces y un realismo en los diálogos que demuestran que se ha trabajado duro en este aspecto. Las melodías pasan bastante más desapercibidas, aunque casan perfectamente con el tono burlesco y divertido de la historia.
Disgaea: Afternoon of Darkness compite directamente con Final Fantasy Tactics por ser el mejor juego de rol de PSP hasta la fecha. Presenta una dura curva de aprendizaje y las novedades que incluye son insuficientes, pero el cuidado y la complejidad de las batallas, ciertas particularidades como la Asamblea Oscura y el tratamiento humorísico de su historia hacen de él un título de una calidad incontestable.
