¿Un shooter? Más bien un puzle donde más que tus reflejos importa el próximo movimiento a realizar. SUPERHOT no sólo juega con el tiempo, también rompe la cuarta pared en tantos pedacitos como tú haces con los enemigos. SUPER HOT SUPER HOT SUPER HOT.
Una idea tan simple y efectiva que sorprende cómo no se había dado con ella hasta ahora. El momento bala nos ha acompañado desde los tiempos de Matrix y Max Payne, pero siempre era de forma momentánea. SUPERHOT lo hace avanzar sólo cuando tú te mueves, con un leve pasar de las milésimas para que no te dé tiempo a pensar demasiado. Así se construye un título que aunque vestido de shooter demuestra una habilidad innata para desarrollar rompecabezas. ¿A quién atacarás primero? ¿Dispararás o lanzarás tu arma contra el enemigo?
Cada acción conlleva una reacción. Las armas que somos capaces de recoger (y nuestros propios puños) tienen sus propios tiempos de disparo, cadencia y munición. Una pistola dispara lentamente y tarda en volver a hacerlo. Una escopeta puede ventilar a dos enemigos de un plumazo, pero tarda en volver a disparar y sólo tiene unos cuantos tiros. Una ametralladora dispone de muchas balas, pero se disparan cuatro a la vez haciendo que transcurra más tiempo cada vez que aprietas el gatillo.
Cada arma, cada nivel, cada enemigo es un puzle en sí mismo. Uno que se disfruta y que no duele repetir hasta que salga perfecto. La realización de cada fase es tan gratificante que querrás ver unas cuantas veces la repetición de la jugada o incluso repetir algunas fases por su versatilidad.
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¿Lo malo entonces? Es un juego corto. Sus dos o tres horas del modo principal terminan con el desbloqueo de nuevos modos, uno infinito (una especie de modo horda) en el cual se valoran los tiempos y las tablas de clasificación y que añade un puñado más de escenarios. A ello se le suman doce pruebas que pondrán al límite nuestras habilidades, restringiendo la partida a usar sólo katanas, nuestros puños potenciados, deteniendo por completo el tiempo o activando habilidades avanzadas desde el principio. Cada una de ellas con muchos niveles a superar.
Por tanto, si eres de los que necesitas que te acompaña algún retal de historia mientras superas niveles de blanco puro mientras acabas con enemigos poligonales rojos, tendrás poca rejugabilidad en SUPERHOT. Y eso que la historia acompaña más que correctamente, a través del propio menú de juego que simula un ordenador con MS-DOS y lo mezcla con las gafas de realidad virtual de rabiosa actualidad. Una historia que rompe la cuarta pared lanzando constantemente mensajes al propio jugador y adentrándonos en chats básicos donde podemos hasta simular que escribimos nosotros mismos.
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Pero más allá de la trama, que algo tiene aunque el juego te repita que no, son sus niveles los mayores protagonistas. Unos donde se saca partido no sólo a las armas, sino a cada objeto que encuentres, que puede ser letal e incluso más útil que realizar un disparo, ya que en ocasiones es más beneficioso lanzarlo contra los enemigos, aturdirlos y robarles el arma preparada para disparar. Quizá, pese a lo bien planteados que están, echamos de menos algo de dificultad dentro de esta campaña principal. Los desafíos nos permite aumentarla, e incluso existen modos hardcore y con muerte permanente, pero más allá de estos y los que ofrece el modo infinito, haber añadido algunos más desafiantes a su modo principal habría sido de agradecer. Más aún teniendo en cuenta la propia estética del juego, no demasiado compleja, donde la facilidad para crear nuevas fases es máxima.
Así, SUPERHOT es un juego valiente. Uno de esos kickstarter de éxito que han desarrollado su idea de forma eficaz, con un estilo especial que rellena la pantalla de código ASCII siempre que le es posible y que desarrolla su jugabilidad todo lo que puede. La lástima es que, como muchas grandes ideas, no hay forma de sacarle mayor partido más allá de su novedad y alguna mecánica nueva que crea otras reglas, y el precio al que ha salido de lanzamiento (23 euros según la nota de prensa oficial) no ayuda teniendo en cuenta las posibilidades que se podrían haber añadido al producto final. Donde otros puzles que juegan con el espacio y el tiempo, como Portal o Braid, son capaces de brillar aportando siempre esa nueva habilidad que nos hace replantearnos todo el nivel, SUPERHOT se queda en su limpia simplicidad.
SUPERHOT es más un juego de puzles que un shooter, convirtiendo cada nivel en un desafío más para tu cerebro que para tus reflejos. Su estética blanca y roja y sus menús de PC antiguo le dan un carisma único, al igual que su historia, pero más allá de repetir niveles con nuevas reglas y batiendo el crono, no es capaz de reinventarse para extender su modo principal.
- La mecánica del tiempo-bala supone una nueva vuelta de tuerca
- El carisma de su pequeña historia y la navegación de sus menús
- Modo historia corto
- Aunque es rejugable, su simplicidad podría haber dado lugar a crear muchísimos más niveles
