El creador de Unepic vuelve a la carga con otra desafiante aventura de acción y plataformas de estilo metroidvania que sabe distanciarse de su obra anterior, no ya solo cambiando fantasía por ciencia ficción; nuevas mecánicas de juego, nuevos desafíos y una mayor apuesta por los combates hacen de Ghost 1.0 un videojuego recomendable para cualquier apasionado a esta clase de videojuegos. Análisis.
Será la intensidad de su acción, lo original de algunas de sus mecánicas de juego o la brutalidad y fiereza de esos gigantescos jefazos que aguardan en los rincones más profundos de la estación espacial Nakamura. La cuestión es que el creador de Unepic ha vuelto a conquistarnos con otra desafiante aventura de acción y plataformas de estilo metroidvania que sí, es similar a su anterior trabajo, pero a la vez también se siente distinto. Su acción es más intensa, el ritmo de la partida más frenético, y entre medias encontramos puzles de lo más interesantes que sacan provecho a esa gran habilidad especial que da nombre al videojuego: Ghost 1.0. Tiene miga.
Tras la apariencia de un ser robótico, aquí llamados Nakas, nuestra heroína es capaz de proyectar su alma fuera de esa carcasa metálica que es su cuerpo para poseer otras a máquinas, a las que controlará sin ningún problema ya sea para combatir en su nombre, sin poner ella en riesgo su salud, o directamente para resolver los dispares rompecabezas que encontrará en su camino. Algunos de estos, ya lo avisamos, son bastante ingeniosos aun cuando no destacan precisamente por su originalidad: hay que esquivar trampas, accionar plataformas móviles, evadir la mirada de otros enemigos… hasta os tocará lidiar con situaciones que requieran de la presencia de varios robots, sobre los que habrá que tomar el control de forma precisa en el momento oportuno. De lo contrario podéis morir abrasados por cientos de rayos láser. No es broma.
Acción, plataformas, puzles… ¡y ciencia ficción!
Difícil como en su día también lo fue el gran Unepic, Ghost 1.0 es uno de esos juegos en los que el mínimo error se paga con la vida. Accionas una trampa y ¡PUM!, saltas por los aires. Así de rápido. Y lo mismo podría decirse de los combates. Los enemigos son peliagudos; atacan en tropel y nunca dan ni un segundo de respiro. Menos cuando saltan las alarmas y oleada tras oleada debes resistir estoicamente durante varios minutos; el tiempo que tarden tus aliados, los simpáticos Booger y Jacker, en hackear el sistema para librarte de esa particular prisión en la que te has adentrado. Y es genial. Frenético e intenso en sus tiroteos, el videojuego de Francisco Téllez de Meneses consigue en todo momento sorprender con un variado elenco de enemigos robóticos con estilos de combate de los más dispares. Verlos a todos actuar en una misma sala es un espectáculo; pero un mortal, ya sabéis, que el mínimo descuido puede salir caro.
Para defenderse de todos estos peligros Ghost 1.0 pone a nuestra disposición un variado arsenal de armas, principales y secundarias, aparte de varias habilidades especiales y gadgets con los que adaptar a nuestro gusto el estilo de combate de la protagonista. Se agradece. Aunque tal vez no llega a las opciones de personalización de Unepic, esta aventura nos permite disfrutar de su acción con gran libertad. Hay armas rápidas, otras lentas pero más poderosas; también drones que pueden escoltarnos y abrir fuego contra los enemigos, o escudos de energía con los que protegernos mejor de los ataques por citar solo algunos ejemplos. Y eso solo referido al equipo de batalla.
Con un cierto aroma a RPG, Ghost 1.0 también incorpora un completo árbol de talentos con un buen puñado de mejoras pasivas repartidas en cinco categorías distintas. Dependiendo del camino escogido, la forma de afrontar la acción variará de forma notable: podemos mejorar la salud de la protagonista, o su resistencia a cierto tipo de daño; también se nos da la oportunidad de aprender nuevas habilidades como el doble salto, o potenciar sus poderes especiales de posesión, haciendo que su fantasma se mueva más rápido, o sea más efectivo dentro del cuerpo de otras máquinas… hasta hay mejoras pensadas para sacar mayor provecho al entorno, haciendo que la estación nos recompense de vez en cuando con kits de reparación, o las que influyen directamente en nuestros aliados en la distancia, que serán más efectivos hackeando los sistemas de la Nakamura, hasta el punto de transformar a ciertos enemigos en nuestros compañeros de batalla.
Las opciones son fantásticas, especialmente por lo mucho que influyen en el desarrollo de la partida, aunque nos parece que el coste de las mejoras de equipo es en algunos casos excesivo. Cuesta horrores conseguir una cantidad decente de cubos de energía, la moneda a usar en las tiendas de la Nakamura, y cuando los tienes, corres el riesgo de morir y perderlos todos en el intento. ¡Menuda tragedia! No nos entendáis mal. Nos encanta que sea un videojuego difícil, pero no a costa de repetir una y otra vez las mismas secciones, los mismos combates, con tal de generar ese preciado recurso que se obtiene, mayormente, de los restos de los enemigos abatidos. Y no nos gusta porque de algún modo rompe el ritmo de la acción. Tu cuerpo te pide seguir adelante, explorar nuevas zonas, no andar rebuscando sala a sala en busca de enemigos a los que exterminar.
Suena peor de lo que es en realidad, pero sí es un aspecto mejorable. También el propio diseño artístico de la Nakamura. El entramado de túneles y salas que da forma al videojuego es genial; se siente como un gran Castlevania pero con estilo de ciencia ficción. El problema es que visualmente hablando, salvo contadas excepciones, Ghost 1.0 no posee la fuerza y el encanto de la saga de Konami: sus escenarios lucen demasiado genéricos y no hay en ellos nada que sorprenda especialmente. Peor aún. Son repetitivos, lo que obviamente le resta encanto a la tarea de explorar un mundo que, por otro lado, está plagado de secretos, de montones de extras, algunos de ellos, conocidos como Frikadas, con los que es difícil no esbozar una sonrisa. Y no es para menos. Con mucho sentido del humor, tal y como ocurriera en el pasado con Unepic, Francisco Téllez de Meneses ha introducido en el videojuego montones de referencias al mundo del cine, los videojuegos y la cultura friki en general. No influyen en lo jugable, son solo modificaciones estéticas, pero son también lo suficientemente divertidas como para motivarnos a buscarlas todas.
Mención especial en este análisis de Ghost 1.0 merecen también los jefazos. Su diseño es bastante bueno y además sorprende la fiereza con la que afrontan los combates. No son batallas fáciles, pero sí épicas, divertidas y con cierta chispa de originalidad. Al menos algunos de ellos. También los puzles, ya lo apuntábamos antes, y ciertas secciones de juego que rompen un poco con la tónica de plataformeo y disparos que predomina en Ghost 1.0. Nos gusta ese detalle, nos alegra que se arriesgue con esta clase de situaciones de juego, aunque no todas ellas se han aplicado con el mismo acierto y, llegado el caso, pueden incluso sentirse algo aburridas no porque lo sean, sino más bien porque se abusa un tanto de ellas, se alargan innecesariamente. Es una pena.
Lo mismo podría aplicarse al argumento. No es original, pero sí está bien escrito: posee un trasfondo argumental de lo más interesante, presenta una serie de personajes con carisma (doblados al español), y sabe sorprender con algunos giros de gran calidad. Es además una historia más oscura que la de Unepic; no se decanta tanto por el humor, aunque sí incluye situaciones cómicas que a veces funcionan genial, como cuando mueres y de repente Jacker y Booger se ponen a hablar de la industria del videojuego de su tiempo, y otras no tanto, pues se sienten demasiado forzadas, como metidas con calzador. El desenlace de la obra también es algo precipitado; o tal vez nosotros esperábamos algo distinto tras más de diez horas aprendiendo a querer a ese dúo de hackers y su letal compañera de batallas, cuya relación en pantalla está muy bien llevada.
También es admirable el modo en el que Francisco Téllez de Meneses integra en el juego opciones como Guardar Partida o los Puntos de Control sin romper por ello la “magia” del relato que nos cuenta. Grandes impresoras 3D, que previamente habrá que activar, permitirán a la protagonista reencarnarse en esos puntos, pues transferirá su alma a las nuevas copias que de su cuerpo se fabriquen. Es una tontería, un detalle de nada; pero uno que denota el gran talento y la imaginación de este desarrollador independiente. Es por eso que Ghost 1.0, aun con sus peros, resulta un videojuego francamente recomendable seas o no fan de los metroidvania.
Más allá de la intensidad de sus tiroteos, de sus amplias opciones de personalización y de los muchos secretos que oculta la estación espacial Nakamura, si algo nos gusta de Ghost 1.0 es su capacidad de sorprenderte con nuevos desafíos, batallas más épicas y rompecabezas más enrevesados. Se nota la pasión que el autor de Unepic siente por las aventuras de estilo metroidvania, y se agradece que la haya plasmado con tanta dedicación en un videojuego completo, largo y con una buena base argumental. Te gusten más o menos esta clase de obras, merece la pena disfrutar de su acción.
- Los combates son divertidos gracias a la variedad de enemigos. Jefazos imponentes
- Grandes opciones de personalización y montones de objetos y armas por recoger
- Buen trasfondo argumental con una historia seria, pero repleta de momentos cómicos
- El diseño de escenarios es algo pobre
- Irregular ritmo de la acción. Hay algunas opciones que están desaprovechadas
