Análisis de Final Fantasy IV

Análisis de Final Fantasy IV
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La oscuridad vuelve a ceñirse sobre el reinado de Final Fantasy y los cristales recuperan su brillo para recordarnos que un elegido debe de salvar la situación. Un elegido atormentado y también enamorado que se traslada diecisiete años después de su primera épica interactiva a una Nintendo DS dispuesta a encontrar la luz que se esconde en el lado oscuro de la humanidad.

La Fantasía Final de Square Enix se reescribe una vez más en la “dual screen” de Nintendo con una nueva historia, inéditos personajes y desconocidos lugares que visitar. Por lo menos, así les parecerá a los europeos que no pudieron disfrutar de este clásico allá por el año 1991, cuando Final Fantasy IV hizo su primera aparición en el mercado estadounidense y nipón a través de la consola Super Nintendo.

Por nuestros lares, FFIV no llegaría hasta más de diez años después, aunque en esta ocasión para una PlayStation que recibió en 2002 un “remake” que, a pesar de no incluir numerosas novedades, proyectaba sobre nuestras televisiones las mal conocidas como “intros” que hicieron furor en los videojuegos de finales de los años noventa.

Más tarde, en 2006, FFIV llegaría a Game Boy Advance, máquina que realizó algunas mejoras gráficas sobre el título, además de incorporaciones que ahora se multiplican por diez al llegar a Nintendo DS. La razón principal de esta evolución se encuentra en el rescate del motor de juego ya aprovechado por Matrix Software en Final Fantasy III para darnos una completa remasterización de potentes posibilidades 3D que pretende conmemorar los veinte años de la franquicia más importante de Square Enix.

El caballero oscuro que quiso ir hacia la luz
FFIV tuvo muchas virtudes para convertirse antaño en uno de los mejores videojuegos de la historia. Su argumento, su banda sonora, su extensa e intensa jugabilidad… No obstante, tal vez lo mejor fue su plantilla, comandada por Hironobu Sakaguchi y seguida por una serie de personalidades como Nobuo Uematsu (compositor musical), Yoshitaka Amano (diseñador de personajes) o Takashi Tokita, siendo este último el responsable de la trama del videojuego.

Los Alas Rojas han ganado otra batalla, aunque no sin haber matado a inocentes. Cecil, comandante de la flota y protagonista del juego, dará cuenta de ello al rey, razón por la que será desterrado de su tierra. FFIV ha comenzado.
Los Alas Rojas han ganado otra batalla, aunque no sin haber matado a inocentes. Cecil, comandante de la flota y protagonista del juego, dará cuenta de ello al rey, razón por la que será desterrado de su tierra. FFIV ha comenzado.

Una historia que nos propone revivir la eterna lucha entre la luz y la oscuridad dentro de un conjunto vibrante y con muchos giros, donde vamos descubriendo amigos que comparten un destino común y cuyos pasados han sido azotados por el despiadado golpe del mal.

Cecil, caballero oscuro del Reino de Baron, será el primero de ellos, el protagonista principal de una aventura épica con muchos toques a la fibra sentimental y amorosa donde deberemos de salvar al mundo de Golbez y hasta puede que de una amenaza todavía mayor. Por supuesto, aquí los cristales de la luz vuelven a cobrar protagonismo pero, sobre todo, goza de vital importancia el apoyo de unos compañeros que nos ayudarán en una aventura de una duración cercana a las 25 horas, dependiendo de la habilidad del usuario en cuestión.

Exploración y batallas, los pilares de FF
25 horas de juego donde nos tocará explorar y batallar dentro de la mecánica RPG aventurera propia de los Final Fantasy. Hay un amplio territorio por recorrer, con poblados, mazmorras y diversas localizaciones que nos ayuden a obtener nueva información (hablando con aldeanos y todo tipo de NPC), a mejorar nuestro equipamiento (gracias a tiendas de armas, ítems o armaduras) o a subir el nivel de experiencia de nuestros protagonistas.

Un nivel de experiencia y unas características (vida, ataque, defensa, magia…) que aumentan conforme nos vamos encontrando con las batallas mientras que andamos libremente por el mundo fantástico-medieval de FFIV. Los enfrentamientos, siguiendo la tradición Final Fantasy, se suceden de manera aleatoria, mientras que el esquema de lucha empleado se basa en el conocido como Active Battle System, el cual acabaría popularizándose más tarde en videojuegos como Chrono Trigger.

Una vez nos encontremos en una villa o una mazmorra, moveremos  a nuestro protagonista por el entorno con completa libertad. El movimiento se controlará con la cruceta, aunque también habrá lugar para el lápiz táctil.
Una vez nos encontremos en una villa o una mazmorra, moveremos a nuestro protagonista por el entorno con completa libertad. El movimiento se controlará con la cruceta, aunque también habrá lugar para el lápiz táctil.

Para los que no lo conozcan, dicho planteamiento hacía que una barra de tiempo determinara el orden de ataque de nuestros combatientes. Cada orden dada hacía que la barra se vaciara, de manera que para volver a realizar una acción teníamos que esperar a que se rellenara. Resumiendo, podríamos decir que los turnos siguen vigentes, aunque quitando algo de estrategia y dando algo más de espontaneidad a unas acciones que siguen un sistema de batalla activo donde cada segundo perdido corre en contra de nuestros intereses.

Clases vitalicias
Active Battle System podría resultar, en un primer momento, algo difícil de utilizar, y tal vez por ello Square Enix ha decidido meter entre sus opciones la capacidad de aumentar el tiempo de espera entre ataque y ataque, dando así a los jugadores más reflexivos la posibilidad de pensar detenidamente su siguiente acción.

Atacar, defender, usar ítem, desencadenar magia, huir… Cada personaje en FFIV dispone de su propio conjunto de comandos de batalla, así como de sus propias características como luchador. Un caballero, un ninja, un monje, un mago blanco, un mago negro, un trovador… Varios de los trabajos presentes en los anteriores Final Fantasy han sido incorporados ya de serie en los personajes (al contrario que en FFIII, esta vez no podemos cambiar libremente de clase a los protagonistas), de manera que nuestro principal papel es mejorar su nivel de experiencia y hacer que consigan nuevas habilidades.

Así, conforme libramos batallas, Cecil, Rosa, Kain, Rydia, Edward, Yang, Edge, Porom y Palom irán aprendiendo nuevas técnicas como Pyro (magia de fuego) o Cura. Al final, todos acabarán teniendo un elevadísimo repertorio de habilidades que pondrán en marcha a través de unas batallas que soportan los movimientos de hasta cinco aliados en pantalla y otros cuantos enemigos. No es que esta parte vaya a brillar por su acabado técnico, pero lo cierto es que mejora bastante lo ya visto en Super Nintendo o Game Boy Advance.

Final Fantasy IV se hace tridimensional
FFIV recuerda mucho al trabajo realizado en su predecesor (Final Fantasy III), sobre todo cuando hablamos del motor gráfico del juego. Matrix Software ha vuelto a las andadas, pero esta vez mejorando lo que parecía imposible y dándonos un videojuego completamente centrado en las tres dimensiones. El Modo 7, que antiguamente se empleaba en este tipo de juegos RPG a la hora de representar el viaje por el mapeado del mundo, ha sido sustituido por entornos en 3D de perspectiva fija.

Aquellos que hayan jugado a alguno de los videojuegos originales de FFIV se darán cuenta del enorme trabajo realizado, puesto que no sólo se cambian los “sprites” en 2D por modelados detallados y coloridos (hasta donde permite el potencial gráfico de Nintendo DS), sino que también se han remodelado unos escenarios que también serán tridimensionales, mostrando en ocasiones cierta profundidad en los decorados.

Fiel a la serie, FFIV tiene batallas aleatorias por turnos, pero siguiendo un nuevo esquema conocido con el nombre de Active Battle System. Ahora no habrá tanto tiempo para reflexionar, así que ataca y espera a que vuelva tu turno.
Fiel a la serie, FFIV tiene batallas aleatorias por turnos, pero siguiendo un nuevo esquema conocido con el nombre de Active Battle System. Ahora no habrá tanto tiempo para reflexionar, así que ataca y espera a que vuelva tu turno.

Hay un gran salto con respecto a FFIII, especialmente cuando hablamos de secuencias de introducción (emplean el motor del juego), las cuales multiplican su número para mostrarnos más de cerca a unos personajes que mejoran mucho su expresividad. Es cierto que los diseños originales de Yoshitaka Amano se han caricaturizado hasta dejarlos con un aspecto más bien infantil, pero la esencia de los mismos y, lo más importante, sus personalidades, se han potenciado, cargando a cada uno de una personalidad única y reconocible.

El stylus no logra sustituir a la cruceta
Vislumbrando el aprovechamiento tecnológico tan destacado del potencial gráfico de la portátil de Nintendo, resulta una auténtica pena no haber visto un trabajo similar desde el punto de vista de las funcionalidades táctiles. FFIV se puede jugar de principio a fin sin hacer uso del stylus. Nos perderemos algunos minijuegos adicionales – como colocar números en casillas hasta obtener el número diez en base a operaciones como sumar, restar, multiplicar o dividir – pero prácticamente el resto de la obra se basará en el control con la cruceta direccional y los botones.

Por suerte, la doble pantalla cumple mejor su función. Como en FFIII, ayuda a una pantalla tan pequeña como la de Nintendo DS a ordenar los elementos de la interfaz jugable, dejando la parte superior para la exploración y la inferior para mostrarnos un mapa de la zona que estemos explorando. En este aspecto, hemos de recalcar que dicho mapa se irá completando según lo vayamos descubriendo, dándonos algún ítem de bonificación en el caso de que exploremos de manera completa cada una de las mazmorras presentes.

Pero la exploración no será la única parte destinada a desplegar el poder de la doble pantalla. En las batallas también ocurrirá un fenómeno parecido al anteriormente descrito, dejando que veamos los intercambios de golpes en la pantalla superior, mientras que la inferior se dedica a indicarnos el nivel de vida, de magia y el tiempo que resta a cada uno de los protagonistas para poder desencadenar una nueva acción.

Un clásico rehecho para los fans
Se nota un cierto interés por parte de Square Enix a la hora de mantenerse fiel a las raíces del género RPG. Tal vez esa sea la razón de la escasa innovación jugable presente en este “remake”, aunque resulta algo más que entendible si tenemos en cuenta que el juego va destinado mayoritariamente a un público experimentado. FFIV obliga a sus usuarios a mejorar el nivel de los protagonistas de manera muy frecuente, lo cual constituye el mayor obstáculo de cara al público ocasional.

El mundo de FFIV se reflejará en la doble pantalla a través de un mapa que contendrá cuevas, poblados, castillos y ríos que podremos atravesar en cuanto adquiramos algún vehículo especial que rompa fronteras.
El mundo de FFIV se reflejará en la doble pantalla a través de un mapa que contendrá cuevas, poblados, castillos y ríos que podremos atravesar en cuanto adquiramos algún vehículo especial que rompa fronteras.

Tenemos ante nosotros un título ideal para aquellos que quieran pasar muchas horas de juego frente a su portátil, además de una alta dificultad que nos obliga a emplearnos a fondo en cada una de las batallas que disputemos. Existe la posibilidad de grabar hasta tres partidas diferentes, además de la opción de Guardado Rápido, pero no suponen ayudas determinantes para el jugador, sino elementos necesarios para su supervivencia en la aventura.

Si Square Enix hubiera querido innovar, lo habría hecho, pero esta no era la mejor ocasión. Los usuarios querían toda la magia de Final Fantasy en una tarjeta DS y nosotros podemos decir sin ningún tipo de duda que FFIV se la dará, ya sea por su clásica jugabilidad, por su destacado apartado gráfico o por su inolvidable apartado sonoro.

Allá donde exista oscuridad, siempre habrá luz
Desde el principio, Nobuo Uematsu ha sabido conjugar ritmos para otorgar un estilo único a la serie Final Fantasy. Esta cuarta entrega no hace más que confirmarlo, gracias a un repertorio musical de diez que cuenta, entre otros, con “Theme of Love”, una partitura que ya forma parte de la cultura japonesa.

La música fluye en FFIV para acompañarnos en la aventura, para emocionarnos en las batallas o para dar mayor dramatismo a las secuencias de introducción. No obstante, no hemos de olvidar que en este conjunto sonoro también hay unos diálogos hablados muy importantes, entre otras cuestiones, porque este es el primer FFIV en el que actores dan vida a los protagonistas.

El usuario de habla hispana, en cualquier caso, deberá de tener en cuenta que las interlocuciones están en inglés. No así los subtítulos, traducidos a un correcto castellano que, aunque con puntuales errores, saben transmitirnos la historia de amor entre Cecil y Rosa de principio a fin, así como la epopeya de un guerrero que supo vencer a sus temores para encontrar en su oscuridad a la buena persona que llevaba dentro.

Magnífico

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Por: El equipo de 3DJuegos
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La luz vuelve a derrotar a la oscuridad en una fantasía final que mejora ampliamente a la original. FFIV vuelve al presente completamente en 3D pero con la misma historia, la cual gana en dramatismo gracias a nuevas escenas de introducción, un apartado musical perfeccionado y la jugabilidad de siempre. Completamente imprescindible para los fans de la saga y, actualmente, el RPG puro más recomendable en Nintendo DS para aquellos que gusten de las largas y emocionantes aventuras.

Comprar Final Fantasy IV
Jugadores: 1-2
Idioma: Textos en castellano y manual en castellano
Duración:
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