Una maldición le convirtió en un hombre lagarto… ¡y ese fue el origen de una gran aventura! En este análisis de Wonder Boy: The Dragon’s Trap nos dejamos seducir por la nostalgia que nos produce revivir este clásico videojuego de acción y plataformas que casi 30 años después de su nacimiento, vuelve a la vida con un precioso remake que sorprende por su bello apartado audiovisual.
Los buenos clásicos nunca pasan de moda y ciertamente, Wonder Boy: The Dragon's Trap es un buen ejemplo de ello. Han pasado casi 30 años desde que esta mítica aventura de acción y plataformas hiciera vibrar de emoción a los aficionados de Master System y a pesar del tiempo transcurrido, el videojuego de Ryuichi Nishizawa continúa encandilando como el primer día. Sí, se nota el paso de los años y sí, en algunos aspectos se ha quedado algo atrás; pero esa magia, esa capacidad suya para hacerte sonreír cada vez que sorteas sus obstáculos más difíciles, o descubres una de las muchas transformaciones a las que tiene acceso el héroe, permanece ahí, ¡intacta!, como un buen recuerdo de aquella gloriosa época en la que nació este clásico. ¿No disfrutaste de él en su momento? Este remake, o remasterización según se vea pues más allá de los gráficos y el sonido poco se ha tocado en lo jugable, supone la oportunidad perfecta para descubrir una de esas obras que merece la pena probar.
Ya en su día el tercer episodio de Wonder Boy fue un juego innovador, adelantado a su tiempo, que apostó a las claras por la exploración de escenarios cada vez más laberínticos a un nivel cercano al de las aventuras metroidvania. Sin embargo, a diferencia de estas, aquí no aprendes nuevas habilidades, lo que haces es ¡transformarte! Convertirte, a causa de una maldición, en un hombre lagarto, o un ratón espadachín, un fiero león, un hombre piraña o incluso un halcón que, claro, puede alzar el vuelo y recorrer los escenarios de una forma distinta a los demás. Cada una de estas transformaciones nos confiere habilidades únicas, ya sea la capacidad de escupir fuego, caminar sobre ciertas superficies o romper bloques de piedra; y al margen de ellas, también podemos recurrir a ítems especiales con los que hacer frente a los muchos enemigos que nos esperan en el colorido mundo de fantasía en el que se desarrolla la acción. Tornados, bumerangs, bolas de fuego… todo vale con tal de sobrevivir a los peligros de una aventura que sabe cómo ponerte a prueba.
El señor de las bestias
Lo decía antes. Han pasado casi tres décadas y en lo jugable, The Dragon's Trap continúa siendo una aventura de acción y plataformas vigente, que mantiene el tipo, aun cuando en muchos aspectos es un videojuego algo simplón si se compara con títulos más recientes. El diseño de niveles, que es calcado al del original, se ha quedado algo anticuado; hay pocas virguerías y escenarios que llamen la atención al margen de lo visual, donde ciertamente, el pequeño estudio francés Lizardcube ha realizado un trabajo extraordinario. Se nota el cariño, el amor que profesan por este gran clásico que han sabido adaptar a los nuevos tiempos con un preciosista apartado audiovisual que en momentos clave de la aventura, puede llegar a dejarte incluso sin palabras.
Hay escenarios de una belleza sin parangón, que cautivan los sentidos, y están repletos de pequeños detalles que denotan la pasión con la que se ha trabajado. No menos espectaculares son las animaciones del protagonista de la aventura, que se mueve como si de una película de dibujos se tratase, o los efectos de iluminación. En la línea de otras remasterizaciones / remake, en cualquier momento, pulsando un simple botón, podemos dar un salto atrás en el tiempo y disfrutar de la acción de Wonder Boy 3 con los gráficos y sonido del original; es entonces cuando aprecias todavía más el titánico trabajo llevado a cabo por el equipo de Lizardcube. ¡Menudo cambio! Lástima que en lo jugable no se haya refinado el sistema de control, pues en algunas secciones plataformeras el héroe, que puede ser chico o chica, no responde con la precisión deseada. Ocurre lo mismo a la hora de pelear.
A pesar de todos estos años todavía sigue siendo un videojuego divertido
Las cajas de impacto (hitbox en inglés) parecen no haberse adaptado del todo bien al nuevo estilo visual del juego, generando cierta imprecisión a la hora de golpear a los enemigos con la espada. Puede ser frustrante en momentos puntuales de la partida. También se le nota el paso de los años al propio diseño de los jefazos de final de fase: aunque en lo estético no están nada mal, sus mecánicas de ataque son bastante simplonas; están lejos de la espectacularidad y épica que define la lucha contra estos rivales en videojuegos más recientes. Es la tónica predominante en este remake.
En lo visual se nota un gran progreso; incluso su banda sonora, que apuesta por la orquestación, ha sabido mejorar el ya de por sí gran repertorio musical del original, pero a nivel jugable, salvo pequeños ajustes en un combate contra un enemigo final, es tal cual el título que nació en 1989. Por un lado está genial, me encanta ese respeto por la obra original, pero también tiene ciertas pegas que hay que conviene tener en cuenta. Lo decía antes. El diseño de niveles se siente algo simple; aunque hay mucha exploración y un montón de secretos por descubrir, no esperéis encontrar complejos escenarios en los que perderos, ni duras batallas contra los muchos enemigos que aquí te esperan. Todo desprende el sabor añejo de aquella edad de oro, y como tal debe disfrutarse de la obra, sin pedirle tampoco más de lo que ya hizo en su día. ¡Que no fue poco!
Lo que más me sorprende es que a pesar de todos estos años todavía sigue siendo un videojuego divertido, que engancha, que te atrapa durante las cerca de cinco horas que puede llevarte completar la aventura. Más si te da por desbloquear todos los extras, que hay hasta una galería con bellas ilustraciones del videojuego, y montones de piezas de equipamiento con las que mejorar el potencial del héroe; ideal para hacer frente a los niveles secretos que se ocultan en este bonito videojuego.
Cuando se trabaja con pasión y dedicación es fácil transmitir esos mismos sentimientos a los aficionados, y justo ese es el mayor logro de este remake del clásico Wonder Boy III: The Dragon's Trap. Sin cambiar prácticamente nada de su base jugable, pero sí con un impresionante lavado de cara, esta aventura de acción y plataformas es una pequeña gran píldora nostálgica capaz de hacer sonreír a cualquiera que en su día, hace casi 30 años, disfrutara de este gran clásico. Su diseño de niveles y un sistema de control algo impreciso le restan algo de atractivo, pues se le nota el paso de los años, pero aun con esas, este es un videojuego que conserva intacta toda su magia; sigue siendo tan divertido como antaño.
Comprar Wonderboy: The Dragon's Trap- Gran homenaje a un clásico; hay mucho respeto por la obra original
- A pesar de los años sigue siendo una aventura muy divertida
- Genial puesta en escena. En lo artístico, y a nivel sonoro, es una delicia
- Sistema de control algo impreciso
- El paso de los años se nota en el diseño de niveles, que es algo simple
