La invasión ha llegado. Después de una excelente primera entrega, los conocidos conejos de Ubisoft han vuelto nada más y nada menos que para intentar conquistar el mundo. Las cadenas de televisión retransmiten la toma de las principales ciudades del planeta mientras que Rayman se pone en camino. Más de 50 minijuegos le esperan en una de las batallas más desternillantes de cuantas se hayan visto hasta el momento. Como dirían los conejos… ¡¡¡¡Ahhhhhhh!!!
No es ningún secreto que a Michel Ancel, creador original de Rayman, no le gustara el nuevo rumbo que había tomado el personaje de extremidades invisibles más famoso de Ubisoft. Ancel estuvo involucrado en el desarrollo del primer Rayman Raving Rabbids para Wii y también fue el responsable de dar lugar a los simpáticos conejos que podemos ver hoy en este título. Todo hasta que sus diferencias se dejaron entrever abandonando un proyecto que no terminó y que seguramente distaba mucho de su visión sobre la continuación que debía tener la serie Rayman.
El desarrollador, desde entonces, calló para siempre, dejándonos la incógnita de saber lo que pasó realmente. Rayman Raving Rabbids salió al mercado y su éxito fue bastante bueno, tanto en ventas como en crítica. Es cierto que había perdido toda su esencia plataformera, pero a cambio había ganado la magia de los títulos "party" y un gran sentido del humor conducido por unos conejos de grandes aspiraciones a los que teníamos que enfrentarnos a lo largo de más de 50 minijuegos a cada cual más interesante y divertido.
Los conejos invaden el mundo
La obra de los estudios franceses de Ubisoft hizo un uso muy inteligente del wiimote, con pruebas variadas, entretenidas y que multiplicaban su diversión por cuatro si es que contábamos con amigos con los que disfrutar del título. Eso ocurrió hace apenas un año, exactamente el mismo tiempo que han tenido los desarrolladores para exprimir la idea con un nuevo guión que poco variará con respecto al anterior, y es que los conejos volverán a enfrentarse a un Rayman que intentará salvar al mundo de una invasión total.
Lo hará a través de cinco emplazamientos (EEUU, Europa, Asia, Suramérica y Trópicos) que sumarán en total unos 50 minijuegos en los que Rayman deberá intentar parar los pies a unos conejos a los que les gusta mucho el cachondeo. Tendremos la posibilidad de disfrutar libremente de cada una de las pruebas a medida que las vayamos desbloqueando, aunque lo más recomendable en un principio será visitar la agencia de viajes para empezar por el país o continente que más nos llame la atención.
Minijuegos para hacer turismo
Dependiendo de nuestra elección, los escenarios cambiarán, presentándonos minijuegos que tan pronto nos situarán en las calles de París como en el interior de un peligroso volcán. Todo ello a través de diversas pruebas como una carrera de natación, un desafío de coches de choque en lo alto de un rascacielos o una divertida prueba donde asar unos pollos gracias a las llamaradas que echemos por la boca después de haber comido algunos pimientos chili.
No obstante, uno de los grandes problemas de la segunda parte de Rayman Raving Rabbids es que no es un título uniforme. Tan pronto podemos encontrarnos con situaciones verdaderamente desternillantes como con otras que parecen realmente de relleno. Así, pruebas brillantes como bailar en nuestro puesto de trabajo mientras que el jefe no observa chocan con minijuegos que, además de no hacer un conveniente aprovechamiento del wiimote, resultan monótonos y sin verdaderos alicientes desde el punto de vista de la jugabilidad.
De esta manera nos encontramos con pruebas como partidos de voleibol, una caza de mariposas o numerosas carreras de diverso tipo que harán uso de un nunchuk y de un wiimote a los cuales se les habría poder sacado un poco más de potencial. Esperábamos más ingenio, mejores ideas... pero nos hemos encontrado con una segunda entrega que, además de limitarse a repetir el concepto de los minijuegos del título anterior, se queda a medio camino de lo que debería haber sido una digna continuación de la admirada primera entrega de los conejos de Ubisoft.
Mejor en compañía
Rayman Raving Rabbids no es un título para disfrutar en solitario, ya que perdería muchos puntos, debido sobre todo a su escasez de opciones y a su corta duración. Tenemos la modalidad de personalizar nuestros viajes (seleccionando los minijuegos que queremos jugar, además de optar por un determinado sistema de puntuaciones) y de jugar libremente a cada una de las pruebas, pero ya no nos quedará mucho más por descubrir a no ser que nos vayamos a la Plaza.
Allí nos encontraremos con la Gramola (para escuchar algunas de las canciones presentes en el juego), una máquina recreativa (donde practicar diversos juegos de disparos que iremos desbloqueando) y la opción de modificar el atuendo de los personajes. Todas estas opciones intentarán alargar la vida de un título que está diseñado para ser jugado en compañía de amigos y familiares. Ahí es donde radica su verdadero potencial, aunque su falta de uniformidad en la brillantez de las pruebas ha ocasionado que el resultado no fuera el esperado después de una tan notable primera parte.
Festival del humor
Sin embargo, hay algo que sí sigue sorprendiendo: el humor. Resulta un elemento indiscutible. Los conejos de Ubisoft son realmente los mejores anfitriones posibles para esas tardes de lluvia en que no podemos salir de paseo. En este sentido, el apartado gráfico se pone del lado de estos simpáticos seres, simples en modelado pero detallados en el aspecto animado. Resulta realmente encantador ver cómo se mueven, cómo reaccionan y cómo gritan gracias también a un apartado sonoro que sigue estando a la altura.
Especialmente reseñables son las canciones que interpretarán estos conejos, capaces de dar su tono de voz a temas tan conocidos como Satisfaction (Rolling Stones) o Smoke on the Water (Deep Purple). Todo ello con motivo de una de las mejores pruebas de todo el juego, la cual nos transportará a un escenario plagado de público y donde Rayman y los conejos se desmelenarán al ritmo de unos efectos de sonido entre los que destacará de nuevo el humor, verdadero protagonista de un videojuego que, aunque mejorable, podrá hacernos pasar unas inolvidables tardes junto a nuestros amigos.
A pesar de contar con algunas carencias, la segunda entrega de los conejos más famosos de Ubisoft sigue siendo divertida y verdaderamente recomendable para invitar a los amigos a disfrutar de unos minijuegos plagados de humor. No se han realizado grandes avances con respecto a la entrega anterior, la implementación de los controles de Wii sigue igual y la calidad de las pruebas podría haber sido mejor. Aún así, resulta un título notable que, no obstante, se debe renovar si quiere seguir siendo un producto a la vanguardia del catálogo de Wii.
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