En la línea de videojuegos como el genial Inside, esta aventura de puzles y plataformas en 2D nos propone escapar de un régimen dictatorial usando la cabeza, más que la fuerza bruta, mientras sobrevivimos a las muchas trampas que aguardan en el camino. En el análisis de Black the Fall os hablamos de los principales atractivos de un juego que destaca por también por su estética.
Andas con cuidado, midiendo cada paso que das, estudiando al detalle el escenario que te rodea pues, en Black the Fall, el mínimo error supone perder la vida a manos de unos enemigos sin compasión. Tu objetivo es escapar de un régimen dictatorial, de la tiranía de los soviéticos en una suerte de mundo alternativo donde las masas obreras, famélicas, enfermas, realizan trabajos forzosos para satisfacer a unos pocos. Es un infierno a prueba de fugas... o eso pensaban ellos, porque en esta aventura de puzles y plataformas en 2D, que sigue la estela de grandes videojuegos como Limbo o el más reciente Inside, nos valdremos del ingenio para sobrevivir a los desafíos que plantea un título divertido, con momentos de gran calidad, pero también algo irregular en el propio diseño de los rompecabezas. Los hay especialmente buenos, incluso sorprendentes, pero en general, rara vez te abandona la sensación del "esto ya lo he visto antes".
No tiene por qué ser malo per sé, aunque en este caso en concreto, impide que esta obra del equipo independiente Sand Sailor Studio alcance mayores cotas de brillantez. He disfrutado la experiencia, realmente me ha gustado su forma de encarar la acción con una clara apuesta por el sigilo, pero ni en lo artístico, ni a nivel narrativo, ni mucho menos en lo jugable está a la altura de los más grandes del género. Muchas veces se queda a medio camino con buenas ideas, o desafíos ingeniosos, que saben a poco en una aventura que tampoco es especialmente extensa. Algo más de tres horas necesitaréis para completar la partida, sin que te queden ganas de volver a iniciar el viaje. No tiene esos momentos geniales, delirantes, con los que otros títulos similares nos han sorprendido en los últimos años y al final, le pasa factura.
Ordeno y mando
Para escapar del infierno necesitamos la ayuda de otros y en el caso de Black the Fall, esta llega de manos de los obreros, a los que podemos dar sencillas órdenes usando un dispositivo especial que robaremos al poco de iniciar la partida. La mecánica de juego está bien pensada, pues los enemigos son capaces de detectar ese haz de luz con el que marcamos los objetivos y, por tanto, requiere cierta planificación antes de actuar para evitar morir atrozmente. El problema es que esta idea se queda en lo superficial, y aunque más adelante un pequeño robot se convertirá en nuestro mejor aliado, los puzles no sacan todo el partido a esta premisa.
Distraer a los guardias, evadir la atenta mirada de las cámaras de vigilancia, bloquear la línea de fuego de las torretas, sortear obstáculos y evitar trampas... no se puede negar que Black the Fall intenta, una y otra vez, sorprender con nuevos desafíos en escenarios muy distintos entre sí pero, realmente, la base jugable es siempre la misma y no tiene esa capacidad de emocionar, de impactar, que sí logran otros títulos parecidos. Me ha faltado ese momento cumbre, esa genialidad que te deje sin palabras ya sea por la estética, por la historia que narra sin palabras, o por un desafío jugable en concreto. Y en ninguno de estos casos lo consigue.
El diseño artístico se muestra algo irregular, con estampas que quitan el hipo y otras no tan inspiradas
Incluso cuando el videojuego se pone interesante, y plantea retos más ingeniosos, termina por defraudar en el sentido de nunca ir más allá de lo previsible. No hay excesiva complejidad en los puzles, ni tampoco estos son especialmente originales. A veces incluso pecan de ser poco claros, generando pequeños momentos de frustración. La estética y gran puesta en escena te anima a seguir adelante, como también ayuda lo enigmático de la historia, pero en ambos casos, Black the Fall también se queda un peldaño por debajo de otros videojuegos similares. Me gusta el contraste de escenarios, los claroscuros, la desoladora atmósfera que se respira en esta distopía soviética, pero el diseño artístico se muestra algo irregular, con estampas que quitan el hipo y otras no tan inspiradas. En lo argumental, la premisa está bien pero no esperéis grandes cosas; no se profundiza nada en el particular infierno al que nos enfrentamos y, aunque hay escenas impactantes, echo en falta la sutileza con la que, por ejemplo, Inside retrataba su particular sociedad distópica.
También me decepciona la relación que se establece con el pequeño robot que seguirá tus pasos durante gran parte de la aventura. Debería dotar de humanidad al protagonista, atarlo a las emociones del propio jugador, pero en lugar de eso, su mascota mecánica no deja de ser una mera herramienta con la que sortear algunos de los rompecabezas más complejos de la aventura. Se siente, una vez más, como una oportunidad perdida de dotar de algo de gracia a un videojuego que sí, entretiene y cumple con lo que promete, pero nunca va más allá de eso, simplemente entretener.
Con buenas ideas de fondo y una atractiva puesta en escena, Black the Fall es una aventura de puzles y plataformas en 2D que sabe cómo entretener gracias a lo ingenioso de algunos de sus rompecabezas y su llamativa ambientación, con ese oscuro mundo distópico en el que se desarrolla la acción como gran protagonista. No es especialmente original y sus desafíos no siempre están a la altura de las expectativas, pero a poco que te gusten esta clase de juegos, sabrás disfrutar de la experiencia.
- Buena ambientación y gran variedad de escenarios
- Plantea puzles ingeniosos, con retos que también requieren de sigilo
- No es muy original ni tampoco complejo en el diseño de sus rompecabezas
- Discreto apartado sonoro. La música no tiene casi protagonismo
- Es una aventura escueta que sabe a poco
