Mes de octubre y un nuevo Pro Evolution Soccer en las estanterías de nuestras tiendas de videojuegos. ¿Merece la pena? Si disponemos de alguno de los anteriores ciertamente no, los cambios son tan escasos que no pueden justificar esta nueva entrega. Así de claro y así de duro.
Resulta complicado hablar de un título como Pro Evolution Soccer. Hace cosa de 3 años pensábamos que con la brutal progresión que el juego de Konami llevaba, no habría quien detuviera la maquinaria japonesa de hacer fútbol. Ahora, en 2008, Pro Evolution Soccer sigue siendo un muy buen videojuego sobre el deporte rey, pero su manifiesta incapacidad de aportar la más mínima modificación sustancial a la fórmula hace peligrar su reinado y, lo que es peor, comienza a desaconsejar su compra si ya poseemos los anteriores.
El cambio en el nombre, pasando de ser Pro Evolution Soccer 7 a Pro Evolution Soccer 2008, es el bochornoso mayor cambio de esta edición con respecto a la anterior. Un ligero pulido gráfico, la posibilidad de “tirarse a la piscina” –totalmente irrelevante-, un mayor número de partituras musicales para los menús y la presencia de Julio Maldonado “Maldini” en los comentarios, son las, a todas luces, insuficientes novedades de esta nueva entrega de PES.
¿Continuismo o Falta de Ideas?
Es simpático ver lo rápido que cambian las tendencias. Hace pocos años “el Pro” era considerado como el juego para los hardcores de la simulación futbolística, mientras que “el FIFA” era despreciado y atribuido únicamente a los errónea y elitistamente tildados como “casuals”; que, según ciertos sectores, sólo compraban el juego de EA por el nombre.
Pues bien con el paso del tiempo comienza a haber un sentimiento creciente de que la saga futbolística de EA Sports evoluciona a pasos agigantados, mientras que la de Konami está fuertemente estancada y es adquirida únicamente por su imagen de marca.
Obviamente ambas tendencias de pensamiento son equivocadas, pero lo cierto es que cuando este redactor escribe el nuevo análisis de Pro Evolution Soccer no puede evitar tener una sensación de déjà vu, pues son criticables y venerables las mismas características que en ediciones anteriores.
Cuando en Leipzig tuvimos oportunidad de testear de forma larga y tendida PES 2008, ya advertimos en la preview que se publicó en agosto que el título de Konami no presentaba apenas novedades, y que comenzaba a acusar preocupantes síntomas de estancamiento.
Pues bien, ahora no se aprecia ningún cambio tangible desde aquella versión que se nos permitió jugar en la Games Convention; y es que cuando Shingo Takatsuka, responsable de Pro Evolution Soccer, anunciaba hace escasos días en un poco habitual arranque de honestidad que la versión Next-Gen estaba muy lejos de lo que deseaban, todos comenzamos a temernos lo peor.
Y lo peor se cumplió. No porque PES 2008 sea un mal juego, que desde luego no lo es, sino porque el salto gráfico es nulo, las mejoras jugables carecen de importancia, y porque todo el conjunto nos da la sensación de que en posesión de la, solamente correcta, versión del año pasado no nos hacía falta la nueva pues son virtualmente idénticas.
Aciertos y Desaciertos
PES 2008 es una gigantesca amalgama de aspectos que siempre han funcionado a la perfección, y de otros que piden una revisión urgente desde hace años.
En lo positivo hay que destacar una vez más el impecable comportamiento del balón. Su física es asombrosa, y es sin lugar a dudas el referente que, por ejemplo, EA Sports está tomando en las nuevas ediciones de FIFA para mejorar sus productos. El peso es el ideal, el comportamiento es de un realismo pasmoso y además está dotado de un movimiento en el aire al que cuesta mucho encontrarle peros.
Por su parte el ritmo del partido es algo más rápido que en el de la entrega anterior, y se ha corregido el descomunal tamaño de los estadios que vimos en la versión preview. Este aumento de la velocidad general del desarrollo de los encuentros puede ser una noticia positiva o negativa, es positiva porque no se pierde demasiado tiempo en las torpes transiciones en medio campo, pero tristemente desemboca en que más partidos de los deseables terminan con marcadores totalmente inverosímiles como 5-4 o 3-6.
La inteligencia artificial apenas goza de novedades, y las más notorias son, desgraciadamente, para peor. Irregular comportamiento en los jugadores, tanto en los nuestros como en los del rival; especialmente lamentable en momentos de máxima tensión como veloces contragolpes tanto en ataque como en defensa. Es como si la cpu no tuviera tiempo de gestionar un movimiento veraz de delanteros y defensores por la rapidez de la jugada, lo que acaba desembocando en una huída de las bandas hacia el centro de todos los futbolistas, para formar unos auténticos conglomerados de jugadores en la frontal del área que impiden cualquier tipo de movimiento de desmarque o de arrastre de los centrales para la creación de huecos.
Por si fuera poco uno de los mayores puntos fuertes que se pretendía para el nuevo Pro Evolution Soccer era el de Team Vision, el nuevo sistema de gestión de la IA del rival. El método en cuestión permite al oponente, controlado por la computadora, memorizar nuestros patrones de juego y tratar de impedirlos. La idea suena increíblemente bien, pero no obstante el resultado es irregular debido a una discutible implementación.
Si bien el rival es capaz de obstruir con mayor o menor acierto tácticas como las de los centros por las bandas o las internadas por el centro, se muestra incapaz de responder con astucia ante triangulaciones frente al área. Hubiera sido lo ideal que la inteligencia artificial del contrario tomara más decisiones de índole táctico para tratar de frenar las combinaciones de pases cortos, por ejemplo, situando más jugadores de corte defensivo en la franja ancha del campo; pero viendo las escasas novedades del juego en general quizá sea pedir peras al olmo.
Por último, y por suerte o por desgracia, el “duende del Pro” sigue estando presente, y será capaz de desestabilizar encuentros por obra y gracia de acciones inverosímiles de los contrarios en momentos decisivos de los encuentros. Este matiz que nos priva del control total sobre el desarrollo del partido aporta una agradable sensación de aleatoriedad y convierte la experiencia en algo imprevisible, pero lamentablemente se repite con demasiada frecuencia y a menudo viene fruto de jugadas de la inteligencia artificial que rozan la ciencia ficción, lo cual puede acabar desesperando a más de uno.
Tecnológicamente Discreto
Quien tuviera oportunidad de jugar a Pro Evolution Soccer 6 el año pasado en Xbox 360 ya estará al corriente de que el juego estaba a años luz de ser considerado un producto Next-Gen. Pues bien, en esta ocasión se ha mejorado ligeramente el conjunto, pero sigue siendo totalmente indigno de los estándares de calidad de Xbox 360 y PlayStation 3.
El modelado de los jugadores ha mejorado muchísimo con respecto al año pasado, especialmente el tratamiento de las caras y los cuerpos y su complexión; mención especial para los uniformes y los tejidos de éstos, que por fin transmiten una imagen veraz. La sensación de estar ante monigotes ha sido notablemente mitigada, pero sigue estando a años luz de su máximo rival, FIFA.
Los futbolistas siguen corriendo de una forma excesivamente rígida, parece que patinan al cambiar de dirección, y sus giros continúan tan torpes, poco ágiles e irreales como siempre. Los estadios no son excesivamente convincentes, y el césped sólo puede ser calificado de lamentable. También en lo positivo hay que destacar los remodelados menús, ya era hora, pues los anteriores eran de una torpeza y de un mal gusto completamente insultante.
El juego funciona con una tasa de imágenes por segundo sólida como una roca durante toda la experiencia jugable, pero acusa unos sonrojantes problemas en las repeticiones y lanzamientos a balón parado. Totalmente injustificables y vergonzosas las brutales caídas en el frame rate en las escenas cinemáticas o en los tiros de falta, que convierten estos momentos en algo realmente incómodo de ver.
El sonoro es, contra todo pronóstico, el apartado que más ha mejorado en este PES 2008, y la salida de Iñaki Cano como comentarista es una de las mejores noticias para el aficionado. Su sustitución por Julio Maldonado “Maldini” es una gran decisión, y su voz y entonación se revelan como muy adecuadas para las labores de locución, aunque quizá su presencia sea algo más escueta de lo que cabría esperar. Sin embargo la felicidad no podía ser completa y Juan Carlos Rivero, desgraciadamente, sigue a bordo del proyecto. Soso, monocorde, soporífero… los adjetivos ante su trabajo son inagotables, y parece que no basta con que suframos con él en la Primera de Televisión Española, pues su presencia en Pro Evolution Soccer parece inamovible.
Las desquiciantes músicas de las anteriores ediciones han sido acertadamente sustituidas por partituras totalmente nuevas y mucho más variadas que, si bien no son especialmente inspiradas, no resultan molestas; lo cual, teniendo en cuenta los antecedentes, nunca podremos agradecer lo suficiente a Konami.
El modo online funciona correctamente en Xbox 360, aunque a menudo, y tras dilatadas sesiones de juego, acusa serios problemas de lag. No obstante, en la versión PlayStation 3, los problemas son realmente serios, con unos servidores muy inestables y unas ralentizaciones insoportables.
En conjunto un Pro Evolution Soccer tecnológicamente muy discreto, que no saca para nada partido de las consolas Next-Gen y que, por si fuera poco, castiga a los usuarios de consolas de hardware muy superior con una importante e incomprensible merma de contenidos. Ausencia del PES Shop, limitadísimos entrenamientos, ninguna novedad en modos de juego, etc.; aunque hay que señalar que en esta ocasión si que se nos permite grabar las repeticiones, algo muy de agradecer. Una verdadera decepción en cuanto a gráficos y modos de juego.
Pro Evolution Soccer 2008 es una oportunidad perdida para mejorar el que antaño fuera el mejor simulador futbolístico del mercado. Con la robusta base jugable de la que se disponía y las bondades del harware de PlayStation 3 y Xbox 360 sólo podemos lamentar que Konami, de nuevo, no haya hecho los deberes. PES 2008 sigue siendo un notable juego de fútbol, pero de ningún modo cumple las expectativas, y en determinados aspectos tecnológicos parece directamente sin acabar. Una auténtica lástima.
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