Un planeta extraño. Un aterrizaje forzoso. Tres supervivientes tendrán que refugiarse y sobrevivir a toda costa hasta realizar las reparaciones de su nave espacial. Pero, como veremos en el análisis de Symmetry, también una dificultad forzada y una falta de progresión que lastra una obra con buenas intenciones.
Es posible que Symmetry haya cometido el error del "más todavía". Hace unos años, aunque no tantos como parece, la industria del videojuego pasaba por un momento crucial en el que la dificultad prácticamente había desaparecido. Había grandes exponentes, claro está, pero por lo general las ayudas al jugador eran constantes. Fueron unos pocos los que se atrevieron a devolver el reto y el castigo que siempre había imperado en generaciones anteriores. Pero como suele pasar todo, incluso las buenas intenciones, se convierte en moda. Es por ello que en el último par de años hemos visto videojuego con una buena dificultad, y eso está bien. Existen juegos castigadores como FTL o Darkest Dungeon que fueron un éxito porque incluso con su aleatoriedad en los combates, eran justos. Otros, sin embargo, han convertido su reto en algo forzoso, desmedido y completamente desequilibrado.
En el caso de Symmetry esta condición es probablemente un acto reflejo, al intentar contrarrestar una experiencia que a todas luces se antoja simple y corta. La tripulación de una nave espacial terminan colisionando en un planeta desconocido en el que tendrá que sobrevivir a toda costa. Para ello necesitará calentar el refugio, conseguir alimento y piezas de repuesto para reparar los desperfectos tanto de la base como de su nave.
Aquí empiezan a notarse ya algunos problemas de coherencia. Que una humanidad tan avanzada como está tenga que sobrevivir a base de cortar leña nos hace arquear una ceja, pero haciendo acopio de la suspensión de la credulidad, podemos pasarlo por alto. Como jugadores, sin embargo, no es tan sencillo. Las mecánicas que hemos explicado son prácticamente las únicas que hay a lo largo de toda la aventura, con el objetivo de acumular suficientes piezas de repuesto para reparar la nave espacial.
El juego pondrá todo su empeño en hacerte la tarea repetitiva
Y ya está. Puedes mejorar los compartimentos de leña, el de alimentos y el de chatarra con el fin de acumular más recursos. Los supervivientes podrán aprender un poco más cada una de sus funciones y, a medida que progresamos y sobrevivimos día a día, las circunstancias climatológicas adversas serán mucho más extremas. Además de que los recursos se encontrarán más lejos de nuestra base.
Recolecta. Descansa. Come. Repite.
El problema radica en que el juego es consciente de que su objetivo es relativamente sencillo (reparar la nave espacial con chatarra), por lo que pondrá todo su empeño en hacerte la tarea repetitiva. ¿Tienes ya todas las mecánicas dominadas? Ahora tienes que ir más lejo a por leña y recursos. ¿Eres capaz de almacenar gran cantidad de ellos? No te preocupes, que la inteligencia artificial se encargará de romper más partes de tu base de forma aleatoria para que no puedas continuar.
No tendríamos problema en que a medida que progresamos el juego nos ponga las cosas más difíciles. Pero tras superar los primeros compases de la aventura, donde la dificultad es claramente invertida, es cuando se echa en falta una sensación de progresión a través de nuevas mecánicas de juego. Se podría mejorar la base para que fuera más eficiente. Automatizar ciertas acciones para no tener que preocuparnos por ellas y mejorar las habilidades de los supervivientes más todavía para lograr más recursos. Sin embargo, nada de esto encontramos en Symmetry, a diferencia de grandes exponentes del género como This War of Mine o incluso juegos más humildes como Punch Club.
La promesa de una historia que expliquen lo que ocurre en este planeta deshabitado así como al propio futuro de la humanidad termina también en saco roto. Los miembros de la tripulación se encargan de contar al jugador algunos de sus miedos, dudas y recuerdos pero nunca llegan a enganchar del todo al jugador, que está más interesado en que sobrevivan a toda costa que en escuchar lo que tienen que decir. Existe incluso un evento importante donde la trama debería afectar a la propia dificultad. Los supervivientes mencionan abundantemente cómo "algo", que no diremos, está influyendo en ellos o juego con sus mentes. Pero esto nunca se traslada al videojuego de ninguna forma. Nuestros supervivientes no rechazan nuestras órdenes, ni sufren estrés o realizan actos por su cuenta. Nada.
El único apartado que sobrevive sin problemas es el artístico, con un buen diseño 2D que con su carácter simplista es capaz de crear perfectamente una buena ambientación de un planeta en el que las condiciones climatológicas se han disparado. Las animaciones no están tan conseguidas, pero son funcionales y no entorpecen la partida.
Nuestros supervivientes no rechazan nuestras órdenes, ni sufren estrés o realizan actos por su cuenta
Con todo, esperábamos más de Symmetry. Mucho más. Su propia página en Steam promete una trama profunda y misteriosa, con dilemas morales que no hacen nunca acto de presencia (únicamente cuando muere un superviviente da la posibilidad de enterrarlo o comerlo). Se nota que el desarrollo ha sido apresurado y la dificultad, forzada a detener tu progreso a toda costa a falta de mecánicas nuevas que profundicen en la estrategia de gestión. Hay claros exponentes que logran mucho mejor la sensación de supervivencia a través de la gestión de tiempo y recursos.
Symmetry apenas rasga la superficie de lo que el género de estrategia y supervivencia es capaz de ofrecer. Hay una clara falta de progresión y una dificultad que se antoja forzada, que frustra con el único fin de arañar algo más de tiempo de juego. Esperábamos mucho más de él. Lamentablemente, esta falta de profundidad hace que no esté a la altura de grandes exponentes como This War of Mine o Sheltered.
Comprar Symmetry- Buen apartado artístico: simple y efectivo
- Falta evidente de progresión
- Dificultad forzada a repetir la misma acción para no alcanzar el final
- Interfaz algo incómoda
